tag:blogger.com,1999:blog-78627376212215898842024-02-19T07:04:54.772-08:00Perfiles EspinosaLos Perfiles y las Postales de la comarca que conforman Carmen de Patagones y Viedma, referidos sobre todo a la conservación de su patrimonio intangible.Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comBlogger109125tag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-70912304421677359002012-08-22T15:37:00.001-07:002012-08-22T15:37:44.942-07:00Aquella aparatosa "inauguración" del canal Pomona-San Antonio Oeste <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFRVviBgEreq_QTuZ9gUzbr_HRM05FNBinUlm-WGXnyFO4LZjytbJGwHwYVnKmCR2Pe_J9ihhKoVHzc_Dhi2cl8Y43M36J8pYOn3oA12u6xw_G0TO6lEhZppqXLT8fKBhvl9yWxpJOK2RX/s1600/Tapa+publicaci%C3%B3n+hist%C3%B3rica.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFRVviBgEreq_QTuZ9gUzbr_HRM05FNBinUlm-WGXnyFO4LZjytbJGwHwYVnKmCR2Pe_J9ihhKoVHzc_Dhi2cl8Y43M36J8pYOn3oA12u6xw_G0TO6lEhZppqXLT8fKBhvl9yWxpJOK2RX/s320/Tapa+publicaci%C3%B3n+hist%C3%B3rica.jpg" width="239" yda="true" /></a></div>
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Ocurrió hace 40 años, el 20 de agosto de 1972, y marcó casi el punto final para “la larga historia del agua” de San Antonio Oeste. Esa frase, que se reproduce entre comillas, corresponde al título de una publicación de la serie “Rescatando ayeres, historias y crónicas de San Antonio Oeste”, que publicaba la disuelta Comisión Municipal de Asuntos Históricos de San Antonio Oeste, bajo la conducción del doctor Juan Carlos Irizar.<br />
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La portada de ese boletín, aparecido en diciembre de 2001, está ilustrada con la reproducción de un afiche oficial que fue muy difundido por entonces, hace cuatro décadas. Es la imagen fotográfica de una caramañola de explorador, que tiene un trozo de cuero recubriéndola y una leyenda grabada con fuego: “Canal Pomona San Antonio, 20 de agosto, 72, provincia de Río Negro”.<br />
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El referido afiche, un hallazgo creativo del fotógrafo y periodista Tomás Gurmandi realizado en aquel entonces por encargo del gobierno provincial, fue el emblema de un acto oficial ampliamente promocionado por diversos motivos. La ansiada obra que se inauguraba constituía indiscutiblemente un hito muy trascendente para el despegue definitivo de San Antonio Oeste. Pero la fecha prevista para su habilitación no era para nada casual, porque estaba sobre el límite del calendario pre electoral fijado por el dictador militar Alejandro Agustín Lanusse para que los gobernadores y otros funcionarios renunciaran a sus cargos si aspiraban a postularse como candidatos en los comicios del año siguiente.<br />
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El general Roberto Vicente Requeijo había llegado a la provincia de Río Negro en setiembre de 1969 para suplantar en la gobernación al ingeniero Juan Antonio Figueroa Bunge después de los violentos hechos conocidos como el “cipoletazo”. Su gestión como gobernador militar estaba jalonada de hechos pintorescos y se creía poseedor del carisma necesario como para ser beneficiado por el voto popular, por eso armó el gran espectáculo del 20 de agosto de 1972, como acto final de su administración antes de presentar la renuncia y lanzarse de lleno a la arena política como candidato por su Partido Provincial Rionegrino.<br />
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Las fotos que ilustran el referido boletín histórico de San Antonio Oeste muestran al gobernador Requeijo, acompañado por el intendente Celso Breciano y el ministro de Obras Públicas, ingeniero Juan Carlos Suárez, en el momento del descubrimiento de la fuente que simbolizó la llegada del agua a San Antonio, la misma que hoy se conserva enfrente de la plaza y la sede municipal de la localidad.<br />
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La portada del periodico “La Nueva Era”, también reproducida en esa publicación, muestra una impresionante marea humana acompañando los actos. Después de los discursos de Breciano, Suárez y Requeijo se inauguró la mencionada fuente, obra realizada especialmente por la artista plástica barilochense Dolores Fállada y en los galpones de la Cooperativa Comsal se sirvió un gran asado popular.<br />
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Para completar la fiesta hubo números artísticos, con la actuación de Los Huanca Hua, Los Cantores del Alba, Luis Landriscina, Jaime Torres y Mercedes Sosa.<br />
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Una larga historia llegó a su fin en aquella cálida jornada de fines del invierno de 1972, pero no todos los problemas del abastecimiento indispensable de agua potable quedaban resueltos. La realidad es que ese mismo día de la promocionada inauguración el canal todavía no traía agua y es bien sabido que se recurrió al truco de descargar varios camiones aguateros en el acueducto, para dar la impresión de que el flujo era normal.<br />
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Hubo nerviosismo y reclamos en San Antonio Oeste, se formó la denominada Comisión Permanente del Agua y el Departamento Provincial de Aguas fue paulatinamente resolviendo problemas, se terminó el canal, fueron reparando las fugas y se aseguró el servicio.<br />
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Juan Carlos Suárez, verdadero factotum de la importante obra, escribió un artículo para “Rescatando ayeres” en el 2001 donde recordaba que en setiembre de 1968 Requeijo –que acaba de asumir como interventor de la provincia- le ordenó la suspensión de las obras del canal, que en rigor todavía no habían comenzado.<br />
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“Insisto con mi renuncia (al cargo de superintendente del Departamento Provincial de Aguas) pero previamente deseo una audiencia especial para exponer los fundamentos del canal. Se me otorga para los próximos diez días en que logro exponer en cuatro horas los fundamentos e importancia del canal Pomona-San Antonio Oeste, las posibilidades de financiamiento, metodología constructiva, efectos para el sudeste rionegrino, entre otras cuestiones del proyecto. El resultado fue que el gobierno provincial aceptó el desafío y Requeijo decidió continuar con la obra, dedicándose en más a convencer a las autoridades nacionales” relató el ingeniero Suárez.<br />
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Los trabajos empezaron efectivamente en mayo de 1970, después de resolverse una serie de complicadas situaciones burocráticas, licitaciones anuladas y otros problemas. Fue en su momento el canal revestido más largo de la Argentina con sus casi 190 kilómetros y se lo terminó en poco más de dos años. Una verdadera demostración de capacidad y decisión.<br />
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Ese fue el punto final para la larga historia del agua, cuyos primeros antecedentes se remontaban a marzo de 1910 con la inauguración del ramal ferroviario entre San Antonio y Valcheta y la puesta en funcionamiento de los trenes aguateros.<br />
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El drama de la falta de agua en San Antonio, una obra ciclópea que venció al desierto, la picara decisión política de Requeijo de inaugurarla horas antes de su renuncia al cargo para ser candidato, los festejos, la fuente con las manos de las que fluye el agua del progreso, son datos de una misma realidad, que apuntalan nuestra identidad regional.<br />
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<em>Las ilustraciones de esta nota, de arriba hacia abajo: el afiche promocional de la inauguración (en la tapa de una publicación de la Comisión Municipal de Estudios Históricos de San Antonio Oeste); el momento mismo, aquel 20 de agosto de 1972, cuando el gobernador Requeijo, el intendente Breciano y el titular del DPA, Juan Carlos Suárez, descubren la escultura alusiva de Dolores Fállada; la gran comida en uno de los galpones de COMSAL acondicionado para tal finalidad; el tanque de la aguatería, restaurado en el año 2009 por la Municipalidad de San Antonio Oeste y la referencia histórica existente en el lugar.</em>Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-58250961802721467112012-08-13T20:13:00.000-07:002012-08-13T20:13:01.814-07:00El fantástico deslizador de Querel, a 150 km/h por el río Negro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiV_BN9a81hUJ4FZ9D-QNGCVWonqJbvWte8p3nqfXF7mhsOoWfzMi6g7BYy9gGuN3EbMqPIJmDhvC_HJ2jxwSrWrCwfi_GjJ_whZecV9zwZx0Tp9dPH9-fXOkYMV4aDFJEIlcTghmzTJpZ_/s1600/querel+retrato4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" mda="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiV_BN9a81hUJ4FZ9D-QNGCVWonqJbvWte8p3nqfXF7mhsOoWfzMi6g7BYy9gGuN3EbMqPIJmDhvC_HJ2jxwSrWrCwfi_GjJ_whZecV9zwZx0Tp9dPH9-fXOkYMV4aDFJEIlcTghmzTJpZ_/s320/querel+retrato4.jpg" width="243" /></a></div>
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<span style="font-size: large;">¿Hubo un extraño aparato de navegación por el río Negro que podía superar la velocidad de los 150 kilómetros por hora? ¿Quién fue su inventor y constructor, llamado Justo José Querel? Los hechos que se reconstruyen ocurrieron hace más de 75 años, en Viedma, Río Negro</span>.<br />
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Un personaje enigmático</div>
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Justo José Querel nació en Rosario en los últimos años del siglo 19 y aparece radicado con su familia en Tornquist, provincia de Buenos Aires hacia la década del 20. De allí pasa a Bahía Blanca donde se dedica a la construcción, al frente de su propia empresa. No hay precisiones sobre el nivel de estudios alcanzados por Querel, si tenía el título de ingeniero o al menos había cursado algunos años de esa carrera. Pero en Bahía Blanca un par de edificios públicos de gran importancia fueron construidos bajo su dirección, la Biblioteca Pública Bernardino Rivadavia y el Palacio de Tribunales.</div>
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También fue el ejecutor, en calidad de sub contratista según parece, de la sede de la llamada Sociedad Sportiva de Bahía Blanca, sobre la avenida Alem, hoy Club Universitario. El proyecto arquitectónico y la dirección de esa obra estaban a cargo del ingeniero Adalberto Torcuato Pagano y en ese tiempo (años 1928-30) habría surgido la amistad entre ambos hombres, dos emprendedores de alma inquieta.</div>
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Querel aparece en General Roca en los primeros años de la década del 30. Pagano había sido designado gobernador del Territorio Nacional de Río Negro en septiembre de 1932 y es posible trazar cierta correlación temporal entre estos hechos. </div>
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Según el recuerdo de la señora Isabel Ubalda Querel (entrevista de M. Minervino en La Nueva Provincia, 30 de enero de 2005) su padre se radicó en el Alto Valle para construir unas bodegas. El historiador Pablo Fermín Oreja (en su libro “La provincia perdida y otros recuerdos”) dice que “a comienzos de los años 30 recuerdo que circulaba por las calles de General Roca un extraño y potente vehículo, carrozado totalmente en aluminio, accionado por un potente motor Lincoln, con un escape estruendoso que conmovía la calma pueblerina de esos años.”.</div>
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“Al volante del fantástico automotor iba su propietario y diseñador, el ingeniero (sic) Justo José Querel, que había llegado de Bahía Blanca. Era un personaje tan original como su vehículo, alto, de facciones duras, con un sombrero aludo, como de la policía montada, breeches, botas deslumbrantes, chaqueta de gabardina y medallas y fetiches colgados de sus bolsillos y cintura” agrega.</div>
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Oreja apunta después que “este señor, que conmovió bien pronto el ambiente local, era amigo del entonces gobernador del territorio ingeniero Adalberto Pagano, y estaba intentando imponer para la navegación regular del río Negro un modelo de barcaza autopropulsada, de su invención, con flotadores.”</div>
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La hija del emprendedor dijo que el gobernador Pagano le consiguió a Querel una entrevista con el presidente de la Nación, el general Agustín Pedro Justo, para pedirle respaldo económico al proyecto.</div>
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Los astilleros y el deslizador</div>
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Un suelto del diario La Nueva Provincia nos indica que los astilleros de Querel fueron inaugurados en Viedma en diciembre de 1936. El vecino José Pappático asegura que “estaban en el mismo sitio en donde hoy se ubica el muelle de cemento, en la intersección de Colón y costanera; yo era un chico y con los amigos nos acercábamos a curiosear”.</div>
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La noticia de la construcción de la extraña nave y una breve descripción de sus características las encontramos en un recorte del semanario “La Nueva Era” en su edición del 24 de junio de 1937, hace 75 años. El suelto lleva por título “En los astilleros de Viedma ha quedado terminada la construcción del deslizador de la compañía Querel”.</div>
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La nota dice “en los primeros días de la semana en curso quedó terminada en los astilleros de Viedma la construcción del primer deslizador a propulsión aérea para la explotación del transporte de pasajeros y cargas generales del río Negro”.</div>
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Agrega que “la nueva embarcación que lleva el nombre de General San Martín tiene capacidad para 15 pasajeros y una tonelada de carga y correo. Es un tipo llamado a contribuir, como lo son los pronósticos de la compañía, al mejoramiento general de las vías fluviales de comunicación de la República.”</div>
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El artículo del periódico “La Nueva Era” explica algunos aspectos de la curiosa embarcación diseñada por el exótico señor Querel. Dice que “su estabilidad absoluta le permitirá afrontar con éxito las corrientes de los ríos Negro y Limay, aún en los períodos del año en que culminan sus dificultades por sus remolinos, especialmente en la confluencia de ambos ríos”.</div>
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La crónica terminaba anunciando que “la ceremonia de bendición del primer deslizador a propulsión aérea construido en los astilleros de Viedma se efectuará en la entrante semana. Más tarde se fijará la fecha en que la mencionada embarcación hará su viaje inaugural.”i</div>
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En la foto donde se puede observar en forma completa la nave no aparece visible su nombre; pero en uno de los dibujos del prototipo (que se supone fueron realizados por la mano del propio Querel) se puede apreciar sobre la banda de estribor la inscripción “Gdor. Adalberto T. Pagano”. Seguramente una forma de adular al jefe de la administración territorial.</div>
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En otro recorte, de la revista “La Brújula” (se ignora en donde se publicaba) de noviembre de 1937 se publican otros aspectos del emprendimiento</div>
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.Se dice que “en las aguas del río Negro ha sido probado con éxito por su inventor, el ingeniero (sic) Justo José Querel, un aparato deslizador que viene a resolver el problema de la navegación en los ríos argentinos de corrientes rápidas y de escaso tirante de agua, como lo son en especial el Bermejo, el Pilcomayo, el Santa Cruz y el mismo río Negro”.</div>
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Explica también que “el ingeniero (sic, otra vez) Justo José Querel, cuyo apasionamiento por los trabajos mecánicos lo llevó a Fuerte General Roca, instaló allí su taller y se dedicó por entero a la tarea de crear y perfeccionar los aparatos deslizadores (...), después de prolongados estudios y prácticas lanzó al agua un pequeño deslizador con el que hizo un viaje a Viedma , donde levantó un taller más amplio...”.</div>
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Más adelante reseña que “después de tres años el ingeniero (sic, por tercera) Querel, ante la presencia del gobernador de Río Negro (el ingeniero Adalberto Pagano), de las altas autoridades y de autoridades técnicas, lanzó a las aguas del río Negro un gran aparato deslizador perfeccionado, que mereció la admiración de los entendidos en la materia, después que estos realizaran un viaje a bordo de la embarcación”.</div>
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El mismo artículo aporta datos técnicos, como que la nave podía alcanzar los 200 kilómetros por hora y le alcanzaban para navegar apenas 15 centímetros de profundidad en el agua; equipada con casco de hierro, laterales y carrocería de aluminio; y una planta propulsora de uno a cuatro motores de avión , con hélices por arriba de la superficie del río.</div>
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¿Por qué fracasó?</div>
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No se pudieron encontrar más datos. El proyecto fracasó, porque no aparecen en tiempos posteriores referencias periodísticas, ni tampoco se lo menciona en el completísimo estudio sobre la obra de gobierno del ingeniero Pagano, escrita por su hija Olga hace pocos años. Según Isabel Ubalda Querel la futurista nave de su padre chocó contra intereses empresarios y no pudo desarrollarse, quedando aparentemente sólo con la construcción del prototipo inicial. Un memorioso vecino viedmense, José Scalesi, le dijo a este cronista que “el deslizador explotó en el río y no se pudo usar más“.</div>
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Los rastros de Justo José Querel se perdieron como se pierden sobre el río las ondas que levantan las embarcaciones. Sabemos que murió en Buenos Aires el seis de abril de 1957. Se dedicaba en ese entonces a la elaboración de medicamentos sobre la base de hierbas de la región patagónica, después de haber estudiado un tiempo el conocimiento indígena de la herboristería. Una vida singular la de este hombre, construyó formidables edificios, diseñó una nave extraordinaria y terminó mezclando yuyos.</div>
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Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-13740276552941881122012-08-11T12:21:00.002-07:002012-08-11T12:21:36.698-07:00Cuatro escritores, cuatro amigos, cuatro nuevos libros<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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Cuatro escritores, cuatro amigos, cuatro nuevos libros. Elías Chucair, patriarca de las letras de la Patagonia norte, acaba de presentar una selección retrospectiva de su obra poética en "Vivencias de Patagonia en un poema"; José Juan "Pepe" Sánchez cumplió con un antiguo compromiso y publicó "Aires solidarios" sobre la historia fundacional de la cooperativa de los talleres ferroviarios de San Antonio Oeste; Ramón Minieri recopiló en papel una serie de postales costumbristas ya editadas en la web, con el título de "Casos de Villa Intranquila"; y Juan Matamala reunió en un volumen "Mitos y leyendas de El Bolsón". Ingeniero Jacobacci y la línea sur, la costa atlántica con epicentro en San Antonio, Río Colorado y el Valle Medio, El Bolsón y la Comarca Andina, representados literariamente con talento y pasión. He aquí mis comentarios, sin pretendida objetividad. El amigo comentando a los amigos, sencillamente.</div>
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<strong><span style="font-size: large;">Elías Chucair, padentrano, nombrador y popular</span></strong></div>
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Elías Chucair es padentrano, y eso es una virtud, que ejerce con autoridad. <br />
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Permítanme que les explique un poco de dónde viene esa palabreja. Don Arturo Jauretche la usaba y la había tomado de un texto del poeta Osvaldo Guglielmino, que a su vez la inventó para contraponerla a esa expresión grosera de “pajuerano” con la que los habitantes de la Capital designan (o designaban) a los recién llegados del país interior. Ser padentrano es, entonces, pertenecer, ser y estar en el adentro de la Patria; conocer, amar y odiar (todo al mismo tiempo) este interior maravilloso y sorprendente, defenderlo y hacerlo conocer.<br />
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Por eso afirmo y reitero: Elías Chucair es padentrano. Tiene sangre inmigrante en sus venas, y además a lo largo de toda su vida ha fertilizado una fraternal relación con los criollos y los indios. Esta actitud potencia su condición de padentrano, precisamente, porque el país de adentro está mayormente poblado por esos seres, invisibles a los ojos de la metrópoli. Este poeta amigo, rionegrino y padentrano, dedica muchos de sus versos a poner en el foco de la luz esos rostros del trabajo y el desarraigo. Los coloca en el centro del escenario.<br />
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Además, Elías Chucair es nombrador, y esa calidad lo distingue junto a otros poetas de su misma generación, Jaime Dávalos, Armando Tejada Gómez, Antonio Esteban Agüero, Edgar Morisoli, Pepe Sánchez y tantos.<br />
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Los nombradores son los poetas, narradores y cronistas que llaman a los personajes de sus escritos por sus nombres, como un pequeño homenaje, manifestación de respeto y sincero manejo de la información referencial. Pero, también, son quienes al nombrar a las cosas luchan contra el atroz destierro del olvido; porque el nombre se convierte en proclama invencible en el tiempo. Porque lo que se nombra queda en la memoria, como material que construye el imaginario colectivo de los pueblos.<br />
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Debo decir, para completar la descripción, que Elías Chucair es popular; lo son los temas que ocupan su literatura y goza su obra del reconocimiento del pueblo, que repite sus historias y poemas, apropiándose de ellos.<br />
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Lo popular es, en el arte, una categoría que se puede definir con pocas palabras: es lo que le gusta a la gente. Las imágenes y relatos que transmiten los escritores populares no necesitan explicaciones para llegar al corazón de sus lectores y provocar el cosquilleo de la emoción. Dicen, los detractores de lo sencillo, que escribir de esa manera no requiere talento. Ignoran que la capacidad de emocionar está reservada a quienes tienen leal sensibilidad por las cosas simples, un privilegio de los espíritus mansos. <br />
<br />
Elías Chucair es padentrano, nombrador y popular. Estas condiciones se muestran en esta selección retrospectiva de su obra poética. Transitar por las páginas de este libro es como dejarse envolver por un poncho de nostalgias sureñas, que acaricia y hace soñar; para andar caminos ásperos y dolientes, cálidos y afectivos, y finalmente arribar al alto mollal donde el viento alguna vez perdió una copla.<br />
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<strong>Carlos Espinosa</strong><br />
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(Prólogo para “Vivencias de Patagonia en un poema” de Elías Chucair, Ediciones del Cedro, 2012, presentado el sábado 16 de junio en Ingeniero Jacobacci)<br />
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<strong><span style="font-size: large;">Respiración, pulso, memoria y nombres, </span></strong></div>
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<strong><span style="font-size: large;">en un libro de</span></strong><strong><span style="font-size: large;"> Pepe Sánchez</span></strong></div>
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Un libro es un conjunto de hojas de papel con letras impresas, una formidable máquina de disparar pensamientos. Leemos y pensamos, y cuando pensamos adquirimos conocimientos y recibimos sentimientos.<br />
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Pero un libro es valioso, sobre todo, cuando a través del código de sus letras impresas se perciben la respiración y el pulso vital del autor. No todos los libros tienen esta virtud, debe advertirse.<br />
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El caso que nos ocupa –“Aires solidarios” de Pepe Sánchez, alias José Juan- es un libro que respira y palpita. En esta obra el autor se nutre de sus propios recuerdos para construir dos relatos casi simultáneos, como ensamblados en un mismo objetivo.<br />
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Por un lado está la crónica precisa, con la fuerza del testimonio autobiográfico, sobre la génesis y parición de la Cooperativa Obrera Metalúrgica de San Antonio Limitada (Comsal), que se conformó hace 50 años como respuesta orgánica y solidaria ante el intento de desguace de los talleres ferroviarios de aquella localidad.<br />
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Por el otro aparece una sucesión de estampas narrativas, con enorme riqueza en la descripción de los escenarios y ambientes, construidas esencialmente a partir de la nostalgia infantil. En estas páginas todo gira, por cierto, alrededor del ferrocarril, las estaciones y los pueblos surgidos a la vera del ramal que atraviesa la estepa.<br />
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La crónica es esencial, está abonada con referencias históricas y sobre personalidades que marcaron toda una época, como el primer gobernador de la provincia de Río Negro, Edgardo Castello; y el inolvidable intendente Celso Rubén Bresciano. Nadie podrá ahora dejar de consultarla a la hora de documentarse sobre ese lapso del devenir de San Antonio Oeste y su región, en el comienzo de la paradigmática década de los 60, en el siglo pasado.<br />
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Los textos de mayor entraña argumental destilan un cálido costumbrismo, alternando pinceladas suaves y matices realistas. Sorprenden las historias en torno al fogón donde “la palabra adquiría, entonces, la categoría de majestad suprema”(1), y se agregan después los campamentos, los vientos patagónicos y los ojos de Pericles en el punto más alto de la calidad literaria de la obra.<br />
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Vivimos los tiempos de la memoria, nos hace bien recordar, porque nos permite situarnos con firmeza en el presente. Necesitamos de los memoriosos, porque nos guían en los laberintos del pasado y al conducirnos entre pasadizos ocultos nos alivian la fatiga de la búsqueda de tal o cual cuestión.<br />
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Pepe Sánchez es memorioso, y al mismo tiempo es memorable. Nos lleva hacia atrás, pero es también es protagonista de ese pasado en el que nos inserta. De allí que sus crónicas autorreferenciales tienen valor documental.<br />
<br />
Pepe Sánchez es, por otra parte, miembro conspicuo del selecto clan de los nombradotes –como su amigo Elías Chucair- “los poetas, narradores y cronista que llaman a los personajes de sus escritos por sus nombres, como un pequeño homenaje, manifestación de respeto y sincero manejo de información referencial. Pero, también, son quienes al nombrar a las cosas luchan contra el atroz destierro del olvido; porque el nombre se convierte en proclama invencible en el tiempo” (2)<br />
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Démosle las gracias a Pepe Sánchez, por obsequiarnos este libro que respira y palpita, y por ser memorioso, memorable y nombrador.<br />
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(1) ver página 30, de la obra comentada.<br />
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(2) Me permito citarme a mi mismo, del prólogo para “Vivencias de Patagonia, en un poema” de Elías Chucair. Ediciones del Cerro, 2012.<br />
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<strong>Carlos Espinosa</strong><br />
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(Comentario para la presentación del libro de Pepe Sánchez, en San Antonio Oeste, 10 de julio de 2012)<br />
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<strong><span style="font-size: large;">Los casos de Villa Intranquila, de Ramón Minieri, una especie de manual del comportamiento humano</span></strong><br />
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En el mismo estilo de narración costumbrista al que nos tiene acostumbrados Elías Chucair, y por el que también transitara el recordado Nicasio Soria, acaba de aparecer el libro “Casos de Villa Intranquila” de Ramón Minieri. El teritorio de las anécdotas y relatos es un pueblo imaginario llamado Villa Intranquila, pero abundan las pistas que permiten identificar fácilmente a la ciudad de Río Colorado, en el norte de la provincia de Río Negro, en donde Minieri está radicado desde hace muchos años y practica con esmero la convivencia y la amistad.<br />
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En esas artes abreva el conocimiento que le permite al talentoso cronista la recopilación de valioso material de narrativa oral; para transformarlo después, a través de prosa sencilla con trazos inteligentes, en los textos escritos bajo la forma de glóbulos que conforman este entretenido volumen. Los relatos tienen, en general, un tono humorístico, algunos sólo hacen sonreir; pero otros estimulan la carcajada.<br />
<br />
Minieri se presenta , modestamente, como el mero compilador de los dichos, hechos y sucedidos, y señala, desde el principio que “verlos en letra escrita no les hace justicia. Les está faltando la mímica, el énfasis, la tonada de quienes los relatan”. Por eso mismo pone énfasis en su agradecimiento a todos quienes constribuyeron con su aportes e inserta la nómina completa de los “intranquilenses” que le contaron sus historias. “Lo hicieron por generosidad, pero también, supongo, para disfrutar un poco del aplauso, del reconocimiento, como cualquier artista; y por cierto lo merecen” apunta, sobre ellos.<br />
<br />
Minieri, intenso polígrafo que se dedica a la elevada poesía y el ensayo enjundioso con la misma pasión que pone en estos casos cotidianos, le advierte al lector que “cuando se esté riendo del tonto o del tipo raro del cuento, sepa que en realidad se está riendo de usted mismo”; y añade “reirse de uno mismo es sacudirse un poco al tonto que todos llevamos dentro”.<br />
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Acerca de la naturaleza psicológica de la risa se permite, hacia el final, una serie de citas citables que arrancan con Sigmund Freud y la relación entre el chiste y la afloración de lo inconsciente, para pasar por Henri Bergson y otros, concluyendo de su propia cosecha que lo que produce risa es la interrupción imprevista, la ruptura, de una continuidad previsible de ideas y acontecimientos. “Nuestros esquemas mentales nos traicionan. Esta es una reiterada lección de los relatos pueblerinos. Nos comportamos de una determinada manera, porque partimos de determinados supuestos, de ciertas expectativas acerca del desenvolvimiento de las cosas. Pero hete aquí que nuestro supuesto era inadecuado” reflexiona, con fundamento.<br />
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Por la validez de esta mirada es que “Casos de Villa Intranquila” constituye un divertido libro de historias populares y, además, es una especie de catálogo de conductas humanas, de acciones y dichos que reflejan las reacciones de sus protagonistas ante circustancias cotidianas y otras que no lo son tanto. Como un manual de comportamientos.<br />
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Pero fundamentalmente, reitero, se trata de un divertido libro, y para que se me entienda transcribo de la página 13, el caso de Ustáriz y una de las frases celebres en Villa Intranquila.<br />
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Minieri cuenta. “Ramón Ustáriz, propietario de un mercadito con carnicería, es protagonista de varios relatos locales. Le han atribuido el papel de ingenuo de los relatos tradicionales. Esta vez cuentan que había ido después del almuerzo a la cancha de pelota a departir con los amigos, quizás jugar una manito de más y menos, tomarse un anís. En eso estaba cuando apareció un pibe, corriendo desalado para avisarle, con la respiracion entrecortada: -Don Ramón, se le está prendiendo fuego la carnicería. A lo que don Ramón, con aire de suficiencia, respondió: -Ja, me dijiste… tengo la llave en el bolsillo.” <br />
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<strong>Carlos Espinosa</strong><br />
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(Comentario para Agencia Periodística Patagónica APP) <br />
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<strong><span style="font-size: large;">Un valiente Juan Matamala se interna en el territorio de los mitos y leyendas de El Bolsón </span></strong><br />
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Un sheriff norteamericano que denuncia el descubrimiento de un supuesto animal prehistórico todavía vivo y coleando en las aguas de una laguna; una especie de gnomo dicharachero que llegó al pueblo como representante personal del presidente Juan Domingo Perón repartiendo zapatos y colchones; y, como si esto fuera poco, los hippies fumando hierbas estimulantes en estado de meditación permanente en sus cabañas montañesas y artesanales lejos del mundanal ruido. <br />
<br />
Estas y otras historias se recortan sobre el espléndido escenario natural de la localidad andina de El Bolsón, en el extremo sudoeste de la provincia de Río Negro, (vale situar para lectores de tierras lejanas), a veces originadas en las tradiciones tehuelches y mapuches, y también en tiempos más cercanos, como las que están afincadas en los años 70 del siglo pasado.<br />
<br />
Por ese territorio se internó Juan Matamala, -escritor, docente, periodista y por sobre todas las cosas: andariego- para recolectar el material que compone su reciente obra “Mitos y leyendas de El Bolsón”, en un volumen de147 páginas.<br />
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El autor nos revela que las primeras narraciones las escuchó de labios de su madre, y luego de sus abuelos, tíos y vecinos, y que “con el tiempo me fui haciendo de una voluminosa carpeta de aquellas narraciones y de los cambios que se producían de una leyenda a otra, guardando celosamente sus caracteres originales para no traicionar la memoria y la conciencia”.<br />
<br />
Matamala cumple con este compromiso que se autoimpuso y así ofrece un variado catálogo sobre los contenidos del imaginario popular de los habitantes de El Bolsón y la denominada Comarca Andina del Paralelo 42.<br />
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El libro arranca con varios capítulos referidos a leyendas fundacionales sobre árboles, flores, pájaros, creencias ancestrales, supersticiones, comidas y rituales típicos. Después pasa por un poco conocido episodio político de 1911 –cuando un grupo de comerciantes y colonos extranjeros pretendió institucionalizar un gobierno local autónomo- y arremete contra uno de los mitos contemporáneos más difundidos, el de las comunidades hippies instaladas en El Bolsón a partir de fines de la década de los 60. En este punto la advertencia es clara: “si bien es cierto que los hippies se instalaron en El Bolsón y han dejado su huella innegable, no todo lo que se comenta es exactamente así y las proyecciones de aquellas experiencias, lejos de acercar a la verdad, le han permitido tomar un vuelo de insospechadas derivaciones”. Sobre la base de estas premisas Juan Matamala aporta documentación incuestionable, desmenuza situaciones y concluye, tal vez para desilusión de muchos, que el fenómeno del hippismo bolsonés “fue parte de unos segundos de eternidad que rápidamente pasaron”, y que el derrumbe de la utopía dejó algunos huérfanos, a quienes bastante les costó recuperarse.<br />
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Hay un segmento de la obra dedicado a una historia bastante divulgada, la del sheriff Martín Sheffield y el plesiosuario, sobre la cual aporta elementos originales como lo son las publicaciones en periódicos norteamericanos de aquella época dándole crédito al supuesto descubrimiento y el testimonio de Juana Sheffield, hija del pintoresco yanqui, que fue quien observó el rastro del animal de extraña apariencia entre unos pastizales que rodean un ojo de agua en el paraje Epuyén. Este relato en primera persona, que se ofrece en una abreviada síntesis escrita y también en forma completa a través de la voz de la mujer en una entrevista del año 1989 (contenida junto con otros documentos en un disco digital para computadora), aporta valiosa información en torno al episodio que dio lugar a una equívoca intervención del mismísimo director del Zoológico de Buenos Aires, el científico Clemente Onelli.<br />
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Un capítulo curioso y revelador es el que está dedicado a Coquito, un extraño hombrecito llamado Omar Hernán Villalba, que apareció por El Bolsón en 1950 con el supuesto mandato y representación del entonces presidente Perón y su esposa Eva Perón para coordinar y responder a las demandas sociales, aunque un tiempo más tarde se supo que había sido engañado y abusado en sus pocas entendederas por un familiar, con el perverso propósito de condenarlo por insano y escamotearle una herencia paterna. Lo singular de la historia es que después de la misión apócrifa este personaje se ganó la simpatía de los habitantes del pueblo y allá se quedó, desempeñando diversas tareas para su módica subsistencia.<br />
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La vigorosa reconstrucción del novelesco suceso y sus consecuencias fue realizada con el invalorable auxilio de los dichos del propio Coquito, entrevistado por Matamala en radio Nacional de El Bolsón (también incorporada en el disco digital anexo), y el artículo adquiere perfiles emotivos cuando el autor sostiene que “Coquito en la recta final de su vida fue amado y cuidado por los turistas, los mochileros y el pueblo en general. Recibía el amor de las chicas más lindas con quienes se paseaba orgulloso y era la envidia de quienes sólo podían mirarlas de lejos”.<br />
<br />
El libro contiene el detalle de otros mitos y leyendas, pero bastan estos tres aquí mencionados para valorar y aplaudir el esfuerzo del autor. Aquella máxima de Tolstoi acerca de pintores, aldeas y mundos, que suele invocarse para la exaltación de la literatura costumbrista, pasa por alto una de las exigencias elementales del oficio de escritor de lo cotidiano. Esta es la valentía, la valentía necesaria para el abordaje de las historias simples que han transcurrido a la vuelta de nuestra casa, cuyos protagonistas directos o sus descendientes están demasiado cerca y es muy posible que no duden en hacer conocer su opinión sobre nuestras narices, si tal o cual párrafo no ha sido de su agrado. Por eso es justo destacar la valentía demostrada por Juan Matamala, a la hora de internarse en el territorio de los mitos y leyendas de El Bolsón, para dejarnos un libro útil y ameno. <br />
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<strong>Carlos Espinosa</strong><br />
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(Comentario para Agencia Periodística Patagónica APP)<br />
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</div>Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-7489311695358482332012-03-02T21:29:00.000-08:002012-03-02T21:29:34.581-08:00Marzo es historia en Carmen de PatagonesMarzo es el mes de la historia para Carmen de Patagones, el hecho que se recuerda los días 7 tiene mayor relevancia que el acto fundacional del 22 de abril de 1779, sin desmerecer por ello las personalidades de Francisco de Viedma y Narváez y Basilio Villarino, como responsables principales de aquello.<br />
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<br />
El 7 de marzo de 1827 ocurrió una auténtica gesta, protagonizada por el pueblo de Patagones, sus tropas regulares, los corsarios extranjeros instalados en el puerto, los gauchos de Molina y los negros africanos libertos que habían elegido este suelo como Patria. Las circunstancias históricas confluyeron de manera tal que todos los actores tuvieron su rol importante, cada uno en su momento, para arrojar como resultado la victoria ante el intento de invasión del Brasil.<br />
<br />
No es fácil intentar la síntesis de los múltiples factores previos a aquellos días decisivos. Tampoco es sencilla labor la construcción de un relato cronológico cohesionado en las acciones y las emociones, y resulta imposible reconstruir cabalmente a las figuras centrales, recortadas sobre los escenarios del coraje.<br />
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Mucho se ha escrito sobre el Combate de Patagones, desde “La Gesta de Patagones” del coronel Isaías García Enciso, editado por primera vez en 1968.<br />
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Pero, sin haber concretado una producción escrita importante sobre el tema, sólo materializada en algunos folletos, el aporte fundamental para el conocimiento del Combate del Cerro de la Caballada estuvo, durante muchos años, en los relatos orales de Emma Nozzi. <br />
<br />
Ella fue la gran difusora de la gesta de marzo en Patagones. Desde el museo histórico regional que contribuyó a fundar, en 1951, y que hoy lleva su nombre, Emmita asumió el papel de abanderada de la causa de la difusión de este acontecimiento histórico, muy poco conocido al norte del río Colorado y un poco más abajo del Negro, singular y esencialmente popular.<br />
<br />
“Siempre me pareció una injusticia tremenda y un olvido que debía salvarse que la fecha de esta defensa del patrimonio nacional no se mencionara en ningún libro, que en las escuelas no se lo enseñara y no sólo en los institutos de toda la República Argentina, sino en las escuelas primarias, secundarias y terciarias, incluso la universidad, de esta misma región. ¿Cómo es posible que yo fuera maestra patagónica, con título de maestra normal nacional, y que no supiera qué era ese cerro, qué significaba para la nacionalidad?” le dijo Emma Nozzi a este cronista, hace unos cuántos años.<br />
<br />
“En ese momento no era sólo injusticia para con lo nuestro, sino con todas las fechas del (río) Salado hacia el sur. Es decir que, en ese plano, estábamos casi como en la época colonial, cuando España regía los destinos de todos estos territorios, virtualmente hasta cabo de Hornos, pero con posesión efectiva sólo hasta la frontera del Salado. A la historia argentina le interesaban todos los grandes hechos, los combates y las batallas, los caudillos y militares, de esa línea central que iba de Buenos Aires a Mendoza. Entonces gente magnífica como Piedra Buena, Moyano, Lista, los marinos del sur como los que pasaron por Patagones, fueron olvidados y no aparecieron en ningún lugar de relieve” agregaba.<br />
<br />
A Emma Nozzi muchas veces le escuchamos decir que “el 7 de marzo de 1827 la Patagonia se bautizó de Argentina” y muy probablemente tenía razón, porque entre 1810 y aquel año habían sido muy escasas las manifestaciones en pro de la efectiva de incorporación de esta población sureña al incipiente concierto de las Provincias Unidas.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8SqRNVDOAHetTYynpNFrcALCsPyOBEhEA9TiyN3r1GmzhCRGaT2t0ilVxQ0Wt3Mw_bIPqDx3jSOWH8iFRmglXYZNFj_NxwB1zBQ_C4uSzFSHiVIPYyIcNxl_CZR-qLKg54xMG_UoZ-hFO/s1600/Parte+oficial+del+comandante+Mart%C3%ADn+Lacarra+(facsimil).JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8SqRNVDOAHetTYynpNFrcALCsPyOBEhEA9TiyN3r1GmzhCRGaT2t0ilVxQ0Wt3Mw_bIPqDx3jSOWH8iFRmglXYZNFj_NxwB1zBQ_C4uSzFSHiVIPYyIcNxl_CZR-qLKg54xMG_UoZ-hFO/s320/Parte+oficial+del+comandante+Mart%C3%ADn+Lacarra+(facsimil).JPG" uda="true" width="217" /></a></div><br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvHA7Pj3FqzRW6v7jot9X0GIpZxYzvSy5uShmXmcrFTnFCzibbGlK5QGDWApBQqsFX_JOB0pi1G3bSaYcA9WF2ef_p8GWYnweyBN3aH25OOMf4sWAzr-9FRXAJbA-b_SoT5wvgqVaBaZGP/s1600/Emma+Nozzi.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvHA7Pj3FqzRW6v7jot9X0GIpZxYzvSy5uShmXmcrFTnFCzibbGlK5QGDWApBQqsFX_JOB0pi1G3bSaYcA9WF2ef_p8GWYnweyBN3aH25OOMf4sWAzr-9FRXAJbA-b_SoT5wvgqVaBaZGP/s320/Emma+Nozzi.jpg" uda="true" width="226" /><br />
Jorge Bustos recibió la difícil herencia operativa del museo de Patagones, tras la muerte de Emma Nozzi a fines de 1999. En una entrevista para Télam, hace un lustro, sostenía lo siguiente. <br />
<br />
<br />
“El triunfo local, sumado a la victoria criolla en Ituzaingó, que había ocurrido el 20 de febrero y cuya noticia tardó varias semanas en llegar, elevaron la moral de aquel puñado de habitantes de Patagones, no más de 500 personas” dijo el investigador.<br />
<br />
“Aquella población había vivido muchos meses de incertidumbre, desde fines de 1825, cuando se supo que Brasil planeaba invadirnos para neutralizar el puerto corsario que le causaba estragos y que el gobierno de Buenos Aires estaba impedido de enviar refuerzos”.<br />
<br />
“Carmen de Patagones, una población que sólo interesada para el comercio de la sal y era, por lo demás el último confín de la tierra, empezó a ser tenida en cuenta en la sede del poder, a mil kilómetros de distancia”.<br />
<br />
“Habían transcurrido sólo 17 años de los acontecimientos políticos de mayo y los cambios que se vivían intensamente en la metrópoli apenas se interpretaban en esta especie de cárcel abierta que era Patagones”.<br />
<br />
“Militares castigados, comerciantes condenados por sus delitos económicos, mujeres de la llamada mala vida y otros sujetos de dudoso comportamiento social eran deportados aquí”.<br />
<br />
“De Patagones sólo se podía salir por barco, porque la población estaba rodeada por asentamientos tehuelches con quienes las relaciones eran excelentes, pero naturalmente ponían mucho celo en cuanto a quienes transitaban por su territorio”.<br />
<br />
El historiador señaló que “el episodio nunca ingresó en las páginas doradas de la historia oficial, quizás porque no aparece como protagonista ningún militar de apellido patricio o de alta cuna aristócrata, tan sólo una especie de chusma de oficiales de baja graduación, corsarios extranjeros y gauchos mal entretenidos”.<br />
<br />
“Pero esa gesta de resistencia popular, donde hasta las mujeres colaboraron disfrazándose de milicianos para engañar en número a los espías brasileños, constituye una épica particular a la que no debemos renunciar” concluyó.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMfZM7ND5N2fJHC8FsOFVEwglxzynpG8yzjvSZ_CTlYmqR8V28pV1rmzmnnJLTyidn1GlVhWNzcyu9Ihi7JJu_hGGbsN0GZ_C2OE_5k_WTF4n8DeEvXYpvDqk-HbB5-7cGvdfTxf740tKb/s1600/Los+festejos+por+la+victoria,+1.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="117" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMfZM7ND5N2fJHC8FsOFVEwglxzynpG8yzjvSZ_CTlYmqR8V28pV1rmzmnnJLTyidn1GlVhWNzcyu9Ihi7JJu_hGGbsN0GZ_C2OE_5k_WTF4n8DeEvXYpvDqk-HbB5-7cGvdfTxf740tKb/s320/Los+festejos+por+la+victoria,+1.JPG" uda="true" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDp5pe3cg95ZZbCoQfb6Qf6U-DljMtyewmcgV4Oi2GN0WbTKQqZFTEfxpAHaGXmjcjLsgPrQorGIiWisFUqajGzTSjRymuQHn6WSELm8fQ3cg1HJEErJ03Xq60PI-aw4FEeRHkMz9-_K2_/s1600/Carlos+ante+la+imagen+del+Combate+Naval+de+Patagones.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDp5pe3cg95ZZbCoQfb6Qf6U-DljMtyewmcgV4Oi2GN0WbTKQqZFTEfxpAHaGXmjcjLsgPrQorGIiWisFUqajGzTSjRymuQHn6WSELm8fQ3cg1HJEErJ03Xq60PI-aw4FEeRHkMz9-_K2_/s320/Carlos+ante+la+imagen+del+Combate+Naval+de+Patagones.JPG" uda="true" width="320" /></a></div><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span lang="ES-AR" style="font-family: Arial; font-size: 11pt;">Bustos y Jorge Irusta, también historiador, recopilaron crónicas y relatos en la obra “El Combate de Patagones” con ilustraciones originales de Carlos Casalla, editado por el museo Emma Nozzi en febrero de 2005. Es un aporte interesante, por la claridad del relato, y además porque incorpora un último capítulo sobre las banderas brasileñas que quedaron en Patagones como trofeos de guerra y las posteriores historias populares acerca de la posible devolución al Brasil.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHj_44SNA9tzgr3zQrLh3fv6MqyRzg7Yq0ljXG3vaUJSBBwj15oHuRJE3bu8KT7E6xErzNd9ZdpDuJo7MmuO0OjXtuK-0VsXVzbxrGxlVmLhQ0Av4oGmew72lxI1og8tcPKLWjsIQ5DuVk/s1600/Tapa+libro+de+Bustos+e+Irusta.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHj_44SNA9tzgr3zQrLh3fv6MqyRzg7Yq0ljXG3vaUJSBBwj15oHuRJE3bu8KT7E6xErzNd9ZdpDuJo7MmuO0OjXtuK-0VsXVzbxrGxlVmLhQ0Av4oGmew72lxI1og8tcPKLWjsIQ5DuVk/s320/Tapa+libro+de+Bustos+e+Irusta.JPG" uda="true" width="238" /></a></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span lang="ES-AR" style="font-family: Arial; font-size: 11pt;">En el mismo año 2005 apareció, en formato de libro, el “Diario de la Gesta”, trabajo de Pedro Oscar Pesatti que originalmente se publicó, como separatas, en el diario “Noticias de la Costa” de Viedma. Se trata de una serie de crónicas, de neto estilo periodístico, donde Pesatti se pone en el lugar de un supuesto periodista, Gavino Ibáñez, que en<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>1827 hubiese sido testigo de los hechos. La obra también tiene dibujos de Casalla, realizados para su libro “7 de marzo” con la recopilación de una historieta aparecida en el diario “Río Negro”. Pesatti torna atractiva la historia, al imaginar algunos diálogos entre los protagonistas y agregarle conjeturas interpretativas sobre el desarrollo de los acontecimientos. El volumen también incluye un delicioso relato de ficción pura, también de la autoría de Pesatti: “El misterioso anillo del Capitán Sheperd”, que es una recreación de los hechos del combate en el cerro.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEz2U4Z8o_y4zrawT-XLqy6e4Ln1Kdja-sukEML2G9DpK7T3o95AgF9uVM6kUvsicn9JWAkH8N5v0xYVWXscUIPornzbRdPDbqcM1EAIS07zJnbi1XSsa2vttdnlpLs4IJr_nccgc-_FF_/s1600/Tapa+libro+Diario+de+la+Gesta.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEz2U4Z8o_y4zrawT-XLqy6e4Ln1Kdja-sukEML2G9DpK7T3o95AgF9uVM6kUvsicn9JWAkH8N5v0xYVWXscUIPornzbRdPDbqcM1EAIS07zJnbi1XSsa2vttdnlpLs4IJr_nccgc-_FF_/s320/Tapa+libro+Diario+de+la+Gesta.JPG" uda="true" width="220" /></a></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span lang="ES-AR" style="font-family: Arial; font-size: 11pt;">La más reciente contribución bibliográfica, en torno al Combate de Patagones aunque no exclusivamente referida a ese tema, es el libro “Patagones, la construcción de un espacio social multiétnico en el siglo XIX” de Jorge Irusta. Más allá del título, que parece anunciar un trabajo de sociología histórica, esta amena obra contiene relatos de ficción, basados indudablemente en hechos reales, ambientados en Carmen de Patagones y muchas veces ubicados en los días de la gesta histórica, con la reconstrucción imaginaria de una cantidad de sucesos.</span></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCKSkPGU1sR9598pGnZMsvcUvxIQCdeQsm2iaaPOWMoxRymTWFL4iXp4hETMKGcEddBPGuoARJBAStpxn70DjM5eFeqqB1zIBCkBqRG0NJRmHpRhunpOu_ZVPIwhDWZQKlqYdAC33oZL6P/s1600/Tapa+libro+Jorge+Irusta.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br />
<img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCKSkPGU1sR9598pGnZMsvcUvxIQCdeQsm2iaaPOWMoxRymTWFL4iXp4hETMKGcEddBPGuoARJBAStpxn70DjM5eFeqqB1zIBCkBqRG0NJRmHpRhunpOu_ZVPIwhDWZQKlqYdAC33oZL6P/s320/Tapa+libro+Jorge+Irusta.JPG" uda="true" width="217" /><br />
<br />
Cada tanto, sobre todo cuando se acerca esta fecha, algún medio gráfico recoge comentarios y crónicas que refritan los contenidos de otras anteriores. El mérito de los trabajos impresos antes descritos fue, en su momento, la incorporación de datos y puntos de vista originales en torno al relato. <br />
<br />
<br />
Mucho está por hacerse, todavía, para poder cumplir con el objetivo de Emma Nozzi: que el hecho del 7 de marzo de 1827 sea conocido y reconocido con toda la significación que le corresponde, al menos en la completa latitud patagónica.<br />
<br />
El museo que lleva su nombre trabaja permanentemente en esa línea y el sector de su muestra permanente donde se exhibe el famoso cuadro del combate naval es destacado con privilegio en el transcurso de las visitas guiadas.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhg09stYrk8ewEm4j7-gIBp3omOCnPTZNz8ceMV0fdoj5MzmiTaIpd3PEbugU2Reg512XKg16sCOmdhKw9wssoRnS-kaDoU_PVryIAeKedFf-UMu-DejHjKsa7LgjJEvonf3erKJzNEcjr6/s1600/El+vigilante+monolito+del+Cerro+de+la+Caballada.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhg09stYrk8ewEm4j7-gIBp3omOCnPTZNz8ceMV0fdoj5MzmiTaIpd3PEbugU2Reg512XKg16sCOmdhKw9wssoRnS-kaDoU_PVryIAeKedFf-UMu-DejHjKsa7LgjJEvonf3erKJzNEcjr6/s320/El+vigilante+monolito+del+Cerro+de+la+Caballada.JPG" uda="true" width="320" /></a></div>El entorno del poblado histórico y los alrededores de Carmen de Patagones permiten recorrer sitios en donde se vivieron momentos vibrantes de la gesta de marzo: el Cerro de la Caballada y la Torre del Fuerte. En el interior del Templo Parroquial se conservan dos de las banderas imperiales. <br />
<br />
<br />
Lamentablemente falta cartelería que oriente adecuadamente a los visitantes. Desde hace muchos años se esperan los trabajos para la “puesta en valor” del Cerro de la Caballada y su monolito, inaugurado en el centenario del 7 de marzo de 1827.<br />
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<br />
<br />
Marzo es historia para Patagones, pongamos la divisa en alto “como un santo y seña que nos identifica” porque el 7 de marzo de 1827 “la Patagonia se bautizó de Argentina”.<br />
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</a> </a>Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-50022983181763599152011-11-21T06:18:00.000-08:002011-11-21T06:18:02.319-08:00Pasen y vean!!!!!<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxeh1ecjJovkI875sTbiLwlmE8b-egInlJwM4J0TRsX1mfupRVhQmZsMP_BbxgmLSDZ_WWxL2tKexL2KDPciSvOPNiKNRJTr8qmLR28RIRONaSOfM0_WiKBnSn1ciWebGkttBawVu6PZMM/s1600/P1180135.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxeh1ecjJovkI875sTbiLwlmE8b-egInlJwM4J0TRsX1mfupRVhQmZsMP_BbxgmLSDZ_WWxL2tKexL2KDPciSvOPNiKNRJTr8qmLR28RIRONaSOfM0_WiKBnSn1ciWebGkttBawVu6PZMM/s320/P1180135.JPG" width="179" /></a></div>No digan que no les avisé. Estoy colocando en este blog una serie de fotos y breves comentarios sobre los atractivos paisajísticos e históricos de Carmen de Patagones y Viedma, con la finalidad de que aquellos amigos que me siguen desde lejos (en algunos casos desde otros países) se interesen por incorporar a nuestra Comarca en el itinerario de un futuro viaje de verano. Si quieren hacerme alguna consulta no duden en escribirme a esta dirección: <a href="mailto:perfiles@rnonline.com.ar">perfiles@rnonline.com.ar</a>Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-29600111955215785252011-11-21T06:13:00.000-08:002011-11-21T06:13:59.120-08:00Pasen y vean!!!!!<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHc5F2y0tk7d36Paa3zaT9Dhb41lKw7XWHVi9awumPHoarKZeH6LynkfUZ6zku41KQ6_8m3Mp3Kw-70h7oq96ocPDWhyphenhyphenyauchdeWiwJtBVJThmLrkZHTRdPrGbrNkmkaWAfjdSd5amNaq-/s1600/Patagones+y+tormenta.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHc5F2y0tk7d36Paa3zaT9Dhb41lKw7XWHVi9awumPHoarKZeH6LynkfUZ6zku41KQ6_8m3Mp3Kw-70h7oq96ocPDWhyphenhyphenyauchdeWiwJtBVJThmLrkZHTRdPrGbrNkmkaWAfjdSd5amNaq-/s320/Patagones+y+tormenta.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin5nEK7NrhaeMg1efetR3NygQlmYV9lf2h-rNDQUU97KFXFeo6jnDF1B6AX272JOcx8yrtR2j6_nWUPVnulX9vW5bhc9MPt_sTF3u43SgAZgPo4zhXdLds97ybsfjDq4nph9V12GpcGGfv/s1600/Patagones+y+Viedma.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin5nEK7NrhaeMg1efetR3NygQlmYV9lf2h-rNDQUU97KFXFeo6jnDF1B6AX272JOcx8yrtR2j6_nWUPVnulX9vW5bhc9MPt_sTF3u43SgAZgPo4zhXdLds97ybsfjDq4nph9V12GpcGGfv/s320/Patagones+y+Viedma.JPG" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIECP5GXaRz1F7VZorRIuG2V3Vcp_4MrWKlAm4Sc_NgToS_WqZDo3fZg5PDrk4gbvy0LxsoulqZCTVu0-47svjKD_F_cd2_0P5_vO_siP1_-rr0lhreMOhKJNuUN2iFA8LkNwIsstjgPyS/s1600/Pasaje+San+Jos%25C3%25A9%252C+1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIECP5GXaRz1F7VZorRIuG2V3Vcp_4MrWKlAm4Sc_NgToS_WqZDo3fZg5PDrk4gbvy0LxsoulqZCTVu0-47svjKD_F_cd2_0P5_vO_siP1_-rr0lhreMOhKJNuUN2iFA8LkNwIsstjgPyS/s320/Pasaje+San+Jos%25C3%25A9%252C+1.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj34fSWm1UAdlW-H7VECo1q082oUmW6LqdNW4YYqbi3n0Jj54PNPkvaJwmy0NaIkRZUCvhN-0zAF97tzoqschC-8OYjO1vzwkaetUFsUskESVG40HPBe9cormWkNHtX4IBWYm3d6FjLr48l/s1600/Torre+del+Fuerte%252C+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj34fSWm1UAdlW-H7VECo1q082oUmW6LqdNW4YYqbi3n0Jj54PNPkvaJwmy0NaIkRZUCvhN-0zAF97tzoqschC-8OYjO1vzwkaetUFsUskESVG40HPBe9cormWkNHtX4IBWYm3d6FjLr48l/s320/Torre+del+Fuerte%252C+2.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhko8ncywNg11jO1vVX_aELFTPMZp8qS03hyHwzn9QWmnB9qb0g4r639jfI5nvfuzL_-ziJIiv9xZSo029u7Yr_a735XUv9GGOScRD0AijT6Dw3pni2BWoJVQAeotFz2fylVoVsgSmrOkTs/s1600/Vista+general.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhko8ncywNg11jO1vVX_aELFTPMZp8qS03hyHwzn9QWmnB9qb0g4r639jfI5nvfuzL_-ziJIiv9xZSo029u7Yr_a735XUv9GGOScRD0AijT6Dw3pni2BWoJVQAeotFz2fylVoVsgSmrOkTs/s320/Vista+general.jpg" width="320" /></a></div>Carmen de Patagones y Viedma conforman un importante núcleo urbano (según las características poblacionales de la Patagonia) con alrededor de 90 mil habitantes. Las dos ciudades son ricas en su aspecto histórico y pueden visitarse diversos sitios de interés, como la Parroquia de Patagones; la Torre del Fuerte del Río Negro (levantada en 1780); y la Manzana Histórica del Colegio Salesiano de Viedma.Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-65414356694044958462011-11-21T06:07:00.000-08:002011-11-21T06:07:15.466-08:00Pasen y vean!!!!!<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ7gdK6El9jOKNjLinmSS6ZFNYZ8uaQCjoKNVhvDMy9F5lfVhJzTR2Ok3tAT60Iwx8B_fJMEEfp0VSl23GMDE8dDga_eQj6tmdapdca5SsWmtuQUEeRqOGiJyy8bhCj-2IOO-CQ-EDWLh1/s1600/P1090915.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ7gdK6El9jOKNjLinmSS6ZFNYZ8uaQCjoKNVhvDMy9F5lfVhJzTR2Ok3tAT60Iwx8B_fJMEEfp0VSl23GMDE8dDga_eQj6tmdapdca5SsWmtuQUEeRqOGiJyy8bhCj-2IOO-CQ-EDWLh1/s320/P1090915.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhC_MkfqnFzPlDIvNR9D3qdF3ZnUM7aaszG2aJxxvXGjGQzIRkU9fou8C12OqVrx6QS2Jz2NBBMO5giOhz934Nf6pyyt5AMl8Kh13hK58-kWIdZwQGAFj_daYhdSt3voYa4Ipc3aAKMeUXf/s1600/La+Lober%25C3%25ADa%252C+restinga+y+pileta%252C+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhC_MkfqnFzPlDIvNR9D3qdF3ZnUM7aaszG2aJxxvXGjGQzIRkU9fou8C12OqVrx6QS2Jz2NBBMO5giOhz934Nf6pyyt5AMl8Kh13hK58-kWIdZwQGAFj_daYhdSt3voYa4Ipc3aAKMeUXf/s320/La+Lober%25C3%25ADa%252C+restinga+y+pileta%252C+2.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvAiY6n9P_FEtZ7PkxkaBNQdIxsuvNXyohzuIjmXS5ER03-22zlVPjwRbiyenpy9OFkZHmm326xiXzjqC5b7UjhSV3X2SdHPMR7iY56V_BywSAQD486eibPgfXWM_bAipDpGtGyqrq9boM/s1600/P1140320.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvAiY6n9P_FEtZ7PkxkaBNQdIxsuvNXyohzuIjmXS5ER03-22zlVPjwRbiyenpy9OFkZHmm326xiXzjqC5b7UjhSV3X2SdHPMR7iY56V_BywSAQD486eibPgfXWM_bAipDpGtGyqrq9boM/s320/P1140320.JPG" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfLjuR9DEEhFyVHCwfLxOS3H6PAWj6ZO8YF5MTRZOfNXfxA5IDq2lRKDjI7C9cVNHKEzxzbiYlA3vfxP4rRCmsPgoBv5B4G5WSLTCJMqQVkAncGYT_fjORqtYv8BALOf5UgAH1V6lPeAWw/s1600/P1110289.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfLjuR9DEEhFyVHCwfLxOS3H6PAWj6ZO8YF5MTRZOfNXfxA5IDq2lRKDjI7C9cVNHKEzxzbiYlA3vfxP4rRCmsPgoBv5B4G5WSLTCJMqQVkAncGYT_fjORqtYv8BALOf5UgAH1V6lPeAWw/s320/P1110289.JPG" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikhsY9JPbH9VmSENVNkYkrkdNKMo4fy6m1bY1UQzpKQdnfzz3FgC9f6TChSnG8q_C-bbzjN2Fph096q1LsyOFs-tvGQD4vFcDcflGHkADgYbpEBexGd5VN2xSaqoS4uyXElS_eogR1btyh/s1600/P1050875.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikhsY9JPbH9VmSENVNkYkrkdNKMo4fy6m1bY1UQzpKQdnfzz3FgC9f6TChSnG8q_C-bbzjN2Fph096q1LsyOFs-tvGQD4vFcDcflGHkADgYbpEBexGd5VN2xSaqoS4uyXElS_eogR1btyh/s320/P1050875.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiz6qFocC09Pq7a1Rru8_wasYniw21q9m3oR-bq8p825Mmwff8EAN2-nJ5y5yKr41FfW1PkQs0tHXwyAXF3lhl6WbkE0l7l6HnlI8Zd4e2wWZcx3t5KpRnR4RlCwSE_vbOIrJqVSdRyoluL/s1600/En+los+%25C3%25A1rboles.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiz6qFocC09Pq7a1Rru8_wasYniw21q9m3oR-bq8p825Mmwff8EAN2-nJ5y5yKr41FfW1PkQs0tHXwyAXF3lhl6WbkE0l7l6HnlI8Zd4e2wWZcx3t5KpRnR4RlCwSE_vbOIrJqVSdRyoluL/s320/En+los+%25C3%25A1rboles.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnAjMjERU550WNMA3MDhksnvAYCCvkFooYCrxuqkb2zdUPYH9P_4grQhK9_B4OtbbKq3j_PIs2rpgF6TrM0Zy7TPSD1XG92ulNP01p74o-2fbKquw6-mlf5RBYoU7nWpoBHA7j23FmIqkP/s1600/P1140408.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnAjMjERU550WNMA3MDhksnvAYCCvkFooYCrxuqkb2zdUPYH9P_4grQhK9_B4OtbbKq3j_PIs2rpgF6TrM0Zy7TPSD1XG92ulNP01p74o-2fbKquw6-mlf5RBYoU7nWpoBHA7j23FmIqkP/s320/P1140408.JPG" width="320" /></a></div>Viajando entre 30 y 60 kilómetros desde Viedma, hacia el mar, nos encontramos con bellos paisajes de playas vírgenes, con apostaderos de lobos marinos, la colonia de loros barranqueros más numerosa de América, el faro más antiguo de la Patagonia, aguas cálidas y mucho espacio para disfrutar.Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-61360766478684794232011-11-21T05:28:00.000-08:002011-11-21T05:28:18.094-08:00Pasen y vean!!!!!<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJfs0gBOyqJy7799K9zEi6yl_TVI65DZlXgSNaDGyTqPoZOqJx71dDHGuYlQphDraxHjxmNzZD8YLU2XRk6FKiWlERK4mg8zanUJ85j2uKJdJNBifFDh10DVdMlWYDtqq1peg1986hqVL5/s1600/%252C+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJfs0gBOyqJy7799K9zEi6yl_TVI65DZlXgSNaDGyTqPoZOqJx71dDHGuYlQphDraxHjxmNzZD8YLU2XRk6FKiWlERK4mg8zanUJ85j2uKJdJNBifFDh10DVdMlWYDtqq1peg1986hqVL5/s320/%252C+2.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgzyvDE3CMcV4xjPtrjE3kvDS_eCsnTNNCWBKWIVy357aZhHTPdNgGOovW3eTMANHXYi5wf9vjCRd0vGSUPbLZH-F635loKZ3KIZI5ALhC9bK3ES8rhZEkS_Weq45nslhpocvcUiohANQv/s1600/Comarca+de+Patagones+y+Viedma%252C+panor%25C3%25A1mica%252C+1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgzyvDE3CMcV4xjPtrjE3kvDS_eCsnTNNCWBKWIVy357aZhHTPdNgGOovW3eTMANHXYi5wf9vjCRd0vGSUPbLZH-F635loKZ3KIZI5ALhC9bK3ES8rhZEkS_Weq45nslhpocvcUiohANQv/s320/Comarca+de+Patagones+y+Viedma%252C+panor%25C3%25A1mica%252C+1.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8bOV_MBb1E0ugcv6rMDjvVvPvHDetPwXVP8Dwayryl5eBNR4fnDJQ510SW3-aC0n6ASxE79c5lcrTvQxeo3xMxJh0FGbQCuNQRZKtG1CqebTtgUll2h0KZ7_XJLQZz94_fR7d2rnb-KHq/s1600/Veleros+al+sol+en+el+r%25C3%25ADo+Negro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8bOV_MBb1E0ugcv6rMDjvVvPvHDetPwXVP8Dwayryl5eBNR4fnDJQ510SW3-aC0n6ASxE79c5lcrTvQxeo3xMxJh0FGbQCuNQRZKtG1CqebTtgUll2h0KZ7_XJLQZz94_fR7d2rnb-KHq/s320/Veleros+al+sol+en+el+r%25C3%25ADo+Negro.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0qe7RI0hyent5kzpk97UbohGnXw_jzGHmXAXOkl23ESjdabtMHBkkM24kATxXo7Xsb-s_Q4EJ3L1xSCNh1GmlcZBfN8txIWMgsr7IMBzo6sWcWVJfwTIK7L_aIMVNxNSEB-Asl736ajlM/s1600/Verano+en+la+costa+del+r%25C3%25ADo%252C+3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0qe7RI0hyent5kzpk97UbohGnXw_jzGHmXAXOkl23ESjdabtMHBkkM24kATxXo7Xsb-s_Q4EJ3L1xSCNh1GmlcZBfN8txIWMgsr7IMBzo6sWcWVJfwTIK7L_aIMVNxNSEB-Asl736ajlM/s320/Verano+en+la+costa+del+r%25C3%25ADo%252C+3.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkX4tZ4FK3ba4ohz3QJ6C5UM17X9nrRnx0Vk_374dyiMTqPJE_EW0PWcuXoLp_vppbpU2PjzS0l2JwCuRes1ftdDt6EEDz7L0oX5By6FLUu35n7DBw-KX8K8lMd71Mc6NRKg0De1cR4Qx6/s1600/Verano+en+la+costa+del+r%25C3%25ADo%252C+5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkX4tZ4FK3ba4ohz3QJ6C5UM17X9nrRnx0Vk_374dyiMTqPJE_EW0PWcuXoLp_vppbpU2PjzS0l2JwCuRes1ftdDt6EEDz7L0oX5By6FLUu35n7DBw-KX8K8lMd71Mc6NRKg0De1cR4Qx6/s320/Verano+en+la+costa+del+r%25C3%25ADo%252C+5.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiywnJ60djgob27mseEDYXo1pyj9cNug7IVUZuKoLLRe99qmyGonTTIaXdNLhjsecwoABF932hv-dZ5nAXIDI9VT5EwoN2V7afnPu91p7oIk3GMawC2AdKSDueVdllPl-Wo4Ek9wJB9WHNS/s1600/Viejo+puente+ferrocarretero%252C+desde+la+costanera+de+Viedma.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiywnJ60djgob27mseEDYXo1pyj9cNug7IVUZuKoLLRe99qmyGonTTIaXdNLhjsecwoABF932hv-dZ5nAXIDI9VT5EwoN2V7afnPu91p7oIk3GMawC2AdKSDueVdllPl-Wo4Ek9wJB9WHNS/s320/Viejo+puente+ferrocarretero%252C+desde+la+costanera+de+Viedma.jpg" width="320" /></a></div>Esta es una selección de vistas del río Negro, escenario fundamental de las dos ciudades hermanas (Carmen de Patagones al norte y Viedma al sur) que conforman el eje urbano fundacional de la Patagonia Argentina, ya que aquí asentó la población del Fuerte y Población de Nuestra Señora del Carmen el ilustre andaluz don Francisco de Viedma y Narvaez en abril de 1779.<br />
El monumental puente de hierro que pueden apreciar está cumpliendo 80 años desde su inauguración, el 17 de diciembre de 1931. Es la gran postal de la Comarca.Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-12852255275371503762011-09-20T17:14:00.000-07:002011-09-20T17:14:16.560-07:00Nidia Borasi, una apreciada vecina de Patagones y el recuerdo de sus bellos relatos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh05c-ZmaEF_pX_jnSnES275fGpbt1cnVqpOlevgjR39Z3dRune66I8ABdB-Gr6XaM8ECr4ZDAZPNMbxrladSep-D2I_rz6P_Idzjb_THOWachnBcjPCff1n8Z-ZpSSkxkvoWFD9vDDSLfn/s1600/La+recordada+vecina+Nidia+en+el+Rancho+Rial%252C+mayo+de+2011.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" rba="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh05c-ZmaEF_pX_jnSnES275fGpbt1cnVqpOlevgjR39Z3dRune66I8ABdB-Gr6XaM8ECr4ZDAZPNMbxrladSep-D2I_rz6P_Idzjb_THOWachnBcjPCff1n8Z-ZpSSkxkvoWFD9vDDSLfn/s320/La+recordada+vecina+Nidia+en+el+Rancho+Rial%252C+mayo+de+2011.jpg" width="320" /></a></div>Nidia Añaños de Borasi, en el Rancho Rial en mayo de este año, y abajo, en la Casa de la Cultura, diciembre de 2007, con el autor de esta crónica.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhR7Hmy1yGiHUoChn3oYRCIsK9IwmXM4xGeKVdv8KHfNUS6y37u_y8DPtwH1ppmzc2kokpOBLs0gxEeL33CFISFKSsWoSwJ_8cFQ48PHytt_9xraqqeqL94qn2r0gQl3D4Ll2xpg6_1CrxU/s1600/Con+el+autor+de+esta+cr%25C3%25B3nica%252C+en+noviembre+del+2007.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="214" rba="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhR7Hmy1yGiHUoChn3oYRCIsK9IwmXM4xGeKVdv8KHfNUS6y37u_y8DPtwH1ppmzc2kokpOBLs0gxEeL33CFISFKSsWoSwJ_8cFQ48PHytt_9xraqqeqL94qn2r0gQl3D4Ll2xpg6_1CrxU/s320/Con+el+autor+de+esta+cr%25C3%25B3nica%252C+en+noviembre+del+2007.jpg" width="320" /></a></div><strong>Nidia Añaños de Borasi partió hace pocos días. Seguramente en su destino eterno seguirá contando esas historias nostálgicas y simpáticas que formaban parte de un repertorio inagotable de relatos, sobre su querido Carmen de Patagones, la vida social de otros tiempos y las costumbres cotidianas. Esta nota recupera su palabra, con fragmentos de su libro “Semillas de otra tierra”, publicado en el 2008, y material del archivo del cronista.</strong><br />
<strong></strong><br />
<strong><br />
</strong><br />
“Mientras estuve en el Consejo Escolar (de 1983 a 1992, siempre ad honorem, sin cobrar un solo peso, poniendo el auto para viajar a todas partes) me dedicaba a escribir cuentos para los chicos de la escuela. Eran cuentos que muchas veces estaban inspirados en historias de animales, y se los pasaba a las directoras sin decirle de quien eran, firmados sólo como ‘una abuela maragata’. Se me ocurrió el seudónimo porque uno de los ocho nietos que tengo era fanático de los dinosaurios y yo le escribí un cuento en el que una noche venía a buscarlo un dinosaurio y le golpeaba la ventana, y salía él montado en el lomo del bicharraco y paseaban por la costa del río”<br />
“Mi papá Manuel Añaños era aragonés de un pueblito, Ruesta, de Zaragoza, llegó a principios del siglo 20 y ya para 1906 aparece como socio de la Sociedad Española de Patagones; pero antes había estado en la sociedad española del barrio de la Boca en Buenos Aires. Allá trabajó en la gastronomía y después se vino para Patagones, para dedicarse a la actividad pastoril, que era lo que sabía hacer allá en su pueblo. Se enamoró de Patagones porque sus calles empinadas le hacían recordar a España y se instaló en la zona del meridiano quinto, por Cañada Grande. Se conectó con otros españoles que ya estaban acá, con los Badillo; y también trabajó en la Salina de Piedras, camino a San Blas. Después papá el compró el campo a sus propios patrones y se estableció”.<br />
“Yo siempre quiero destacar el coraje de esas mujeres, como mi mamá, que se instalaron en el campo. Mi mamá era maragata, Irene Battillana, nieta de un genovés Angel Batillana, uno de los primeros prácticos del río Negro. Con mi papá se conocieron y enamoraron el día que llegó la primera locomotora a Carmen de Patagones, ese día de noviembre de 1921 se miraron por primera vez, en medio de todo el gentío que se había congregado con sus mejores galas en la estación. Ella fue una simple ama de casa, se fue a vivir al campo y allá crió a sus seis hijos, ocupándose de todas las cosas del hogar, cosía nuestra ropa, preparaba conservas y dulces, el pan casero en el horno de barro. Eran asombrosas esas mujeres.”<br />
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<strong>En el campo</strong><br />
“Tengo recuerdos muy lindos de aquella vida de familia en el campo, de intercambio y visitas con otras familias. Los viajes a Patagones eran larguísimos, al principio en sulky, después ya en auto. Cuando todavía no teníamos coche papá encargaba un auto de alquiler para que tal día nos fuera a buscar, porque la salida para el pueblo se organizaba con varios días de anticipación, era toda una excursión. Además se estilaba que los vecinos que venían para la ciudad pasaban por casa para preguntar si necesitábamos algo. Había muchas familias por esa zona, los Queirolo, los Deurade, los Solano, gente que se ayudaba en las faenas rurales y se visitaban a menudo. <br />
Las compras de comestibles y cosas para el campo se hacían al por mayor. Iban los camiones de Imperiale y de Pozzo Ardizzi, levantaban el pedido y después lo llevaban en bolsas, de galleta, de azúcar y de yerba , bordalesas de vino y todo en cantidad.”<br />
“Nosotros teníamos casa propia en el pueblo. Mi papá cuando recién llegó paraba en la fonda La Pilarica, que existe todavía en la esquina de Yrigoyen e Italia. Arriba la casa dice fonda La Italiana, pero ese fue el nombre que tuvo mucho después. Después, ya establecido con su campo propio, mi papá pudo comprar una parte de esa misma casa.<br />
Pero en un sector de esa casona, en donde todavía se conserva el gran portón de ingreso para los carros, funcionó la escuela cinco, donde era director Julio Negri. <br />
A esa escuela fui yo, antes que desapareciera y se fusionara con la escuela dos, enfrente de la plaza. La fonda La Pilarica se transformó en escuela, las aulas se ubicaron en donde antes estaban las habitaciones.”<br />
“En esa casa teníamos quinta, parrales, higos, duraznos... era un lote inmenso, que tocaba con lo de Cadenaso, que daba a la calle España. Mi mamá y la madre de los Cadenaso se encontraban a charlar por el fondo, asomadas por arriba del paredón durante un largo rato por las tardes. En cambio a la noche se encontraban en la puerta de casa, y esa salida era como un paseo, porque se acostumbraba mucho caminar en esas lindas noches.<br />
Yo tengo el recuerdo de esas caminatas y de los faroles de la iluminación de la calle, con esas lamparitas amarillas que bailaban con el viento. Cuando las veo ahora, en los cuadros de Alcides Biagetti es como si las estuviese viendo entonces”. <br />
<br />
<strong>En el pueblo</strong><br />
“La calle Yrigoyen entre Italia y Brown era de un gran movimiento, estaba la escuela, el almacén de ramos generales de don Félix Malaspina, la panadería y el almacén de Pozzo Ardizzi, todo en la misma cuadra.<br />
Todavía recuerdo a don Félix sentado en la esquina del negocio viejo, con una sillita de paja bajita, leyendo l diario y rodeado de sus amigos y parroquianos, mientras dona Rosa –su esposa- les alcanzaba los mates. “<br />
“A la escuela entré directamente al segundo grado, porque era la más chiquita y los dos primeros grados ya me los habían enseñado mis hermanas mayores. Mi mamá, que no era maestra, también enseñaba a algunos chicos de la zona.<br />
Hice los primeros grados en aquella escuela cinco, hasta que la cerraron y nos fuimos a la escuela dos. Todos llorábamos de tristeza, pero por suerte venia también con nosotros el maestro y director Negri, a quien queríamos muchísimo. Tanto a Julio como a su esposa Livia Inda, que era un encanto de persona y se habían puesto de novios allí mismo en esa escuela. Yo los admiraba , los veía muy hermosos a los dos, en esa época cuando estaban de novios.<br />
Claro que adoré a todas mis maestras, como Amelia San Juan de Catelani que era una belleza, Jovita Alvarez otra persona muy especial. Yo quise mucho a mis maestras. Tuve un solo profesor de educación física, que lo único que hacía era sacarnos a practicar desfile para los actos patrios del 25 de mayo o el 9 de julio. Salíamos a desfilar por la calle, con el profesor Luis Galbusera, que no era de aquí y nunca más supimos de él”.<br />
<br />
<strong>La juventud</strong><br />
“De los años de mi juventud recuerdo mucho la famosa vuelta al perro. Se arrancaba de la esquina de la confitería de 7 de Marzo y Comodoro Rivadavia (hoy casa Malek) y se seguía por la calle Comodoro hasta la esquina de Los Vascos (calle España, hoy sucursal de Zágari Hogar). La cita era obligada los martes, jueves, sábados y domingos. La vuelta comenzaba cuando empezaba la transmisión de la propaladora por altoparlantes de don Mario Sabatella (instalada sobre calle Comodoro Rivadavia a mitad de cuadra entre 7 de Marzo y Alsina), donde eran locutores “Chiquito” Sabatella y Gustavo Malek.<br />
La vuelta arrancaba a las seis de la tarde y terminaba a las ocho, con la marcha “Tres Alamos” que marcaba el final del paseo. Después, enseguida cada uno de iba para su casa. Las chicas caminábamos en grupos, de a dos o de a tres, y los muchachos se apoyaban en la pared en la puerta de la confitería de Sabatella y nos decían piropos. Por allí había una combinación y nos acompañaban para el lado de casa cuando ya terminaba la vuelta. Y cuando la compañía era hasta la puerta misma de la casa de la chica los vecinos comentaban ‘se ve que la cosa va en serio’<br />
Al cine íbamos por lo general al España y a la salida a tomar un café a la confiteria La Perla (de España y Baraja) que era fundamentalmente para hombres solos, pero tenía un reservado para familias y allí nos sentábamos con nuestro festejante y algún mayor.”<br />
“Si el noviazgo o relación continuaba y contaba con la aprobación de la familia ya se le permitía al galán visitar a la novia los días martes, jueves, sábados y domingos de 19 a 21, para luego continuar con las visitas a sus respectivos domicilios de familiares, almuerzos, senas, paseos… y así hasta el altar”.<br />
“A él (al altar) llegué un 19 de abril de 1954. Yo también, como mi madre, vestí el tradicional traje blanco que, como lo dictaba la moda de aquellos tiempos, tenía amplia falda campana plato de organiza, y el corsagge y mangas de raso, adornado con puntillas valencianas; el tul, con diadema de azahar. (…) El novio llevó el clásico traje azul, confeccionado en la prestigiosa Sastrería Bergandi, camisa blanca, corbata gris plata”.<br />
“Los bailes míos fueron sobre todo en el club Jorge Newbery, a veces en la cancha de básquet todavía sin techo, a cielo abierto, otras veces en un salón ubicado al lado del club Social (donde hoy estás el edificio grande del club). Eran bailes con grandes orquiestas que venían de afuera, como Francisco Lomuto, Juan Cambarieri, Feliciano Brunelli, y Donato Raciatti. Hubo una época, antes que yo empezara a salir a bailar, en que los clubes mandaban invitaciones a las chicas casaderas y les ofrecían la posibilidad de mandarles un auto para ir a buscarlas y llevarlas de vuelta. Las chicas eran el gancho para que fueran muchos varones y el baile resultara todo un éxito.<br />
Pero hay algo más: si alguna chica no la sacaban a bailar, porque no era muy agraciada o porque no bailaba bien, algún caballero de la comisión del club se encargaba de sacarla como una obligación, para que esa chica no se aburriera. Hasta esa cortesía tenían.<br />
Se bailaba toda la noche, desde las diez hasta eso de las dos de la mañana, cuando ponían el disco con la marcha del club Jorge Newbery y entonces había que irse.”<br />
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<em>Vamos a extrañar a Nidia Borasi, por sus toques de humor y la valoración permanente del pasado, sin nostalgias dolorosas, sino con la positiva intención de evitar la desmemoria, que es una de las peores enfermedades colectivas. Este cronista le estará por siempre agradecido, por eso creyó oportuno el homenaje.</em><br />
<em><br />
</em><br />
<em><br />
</em>Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-79572668947459927822011-09-20T16:30:00.000-07:002011-09-20T16:30:53.083-07:00Un maestro y sus historias, desde una escuela rural hasta el Consejo de Educación<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAnVaYVKZEm38k2vaE7aKwcNV9nGiXd_zEy_vKMon6r97Zu94aqYp2QpQ6xfcGy4-VUp7aRtpuxJ0YvcXkcqWbKpXT6jRqBiXmqyfixd-2MS_u3FvCMcmebkVaoP78ae6N9-i96rgQfsmU/s1600/El+maestro+nuevamente+frente+a+un+grupo+de+alumnos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" rba="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAnVaYVKZEm38k2vaE7aKwcNV9nGiXd_zEy_vKMon6r97Zu94aqYp2QpQ6xfcGy4-VUp7aRtpuxJ0YvcXkcqWbKpXT6jRqBiXmqyfixd-2MS_u3FvCMcmebkVaoP78ae6N9-i96rgQfsmU/s320/El+maestro+nuevamente+frente+a+un+grupo+de+alumnos.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5ZYH1c327nSLP8-GxH26WBU-ii-uDvSYn8bdV_Py6O5GqF4zStn8g_NWHutWmTsjX8zmvwai4lCEkw2rPQu68wrnn7cAW4PksbjcwTRJ-J1Hgq7GYimC4FGF1w6G97BHDkTC7nrpeW6_C/s1600/Rodeado+por+el+actual+personal+docente+de+la+escuela+200.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" rba="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5ZYH1c327nSLP8-GxH26WBU-ii-uDvSYn8bdV_Py6O5GqF4zStn8g_NWHutWmTsjX8zmvwai4lCEkw2rPQu68wrnn7cAW4PksbjcwTRJ-J1Hgq7GYimC4FGF1w6G97BHDkTC7nrpeW6_C/s320/Rodeado+por+el+actual+personal+docente+de+la+escuela+200.jpg" width="320" /></a></div> En la charla enfrente de los chicos de la escuela 200, con el actual personal docente, y tocando la vieja campana de bronce, tres momentos de la visita del Negro Flores al establecimiento donde fue director durante tantos años<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBJeLq10rfbsGeYFKpqmTL2tNqbLOXkpom4cipxUHWcJquvvc5_D5W8ssIm24dzCA_7aQ4osuKLYUS8P26jh7o3MhxRqxXts5xBT4ywq2Hrw-YyqUzjrsKqUFdc7sU0viYAxmT6SrEcy70/s1600/La+vieja+campana+recibi%25C3%25B3+al+antiguo+director.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" rba="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBJeLq10rfbsGeYFKpqmTL2tNqbLOXkpom4cipxUHWcJquvvc5_D5W8ssIm24dzCA_7aQ4osuKLYUS8P26jh7o3MhxRqxXts5xBT4ywq2Hrw-YyqUzjrsKqUFdc7sU0viYAxmT6SrEcy70/s320/La+vieja+campana+recibi%25C3%25B3+al+antiguo+director.jpg" width="320" /></a></div><strong>Esta nota se publicó en Noticias de la Costa para el día del maestro. Con el objeto de rendir homenaje a tan noble y sacrificada profesión social, el cronista vuelca las vivencias de Miguel Angel Flores, un maestro sanjuanino que, muy joven, llegó a Río Negro en 1958 y se quedó para siempre, desarrollando una carrera que empezó como maestro rural en el paraje El Chaiful y culminó en una vocalía del Consejo Provincial de Educación, en 1987.</strong><br />
<strong></strong><br />
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El relato de Miguel Angel “el Negro” Flores es colorido, adornado con ocurrencias y dichos, concreto y detallado. Uno cierra los ojos y puede reconstruir con claridad las imágenes del relato. Esta nota sólo rescata una parte de sus dichos, con breves acotaciones que enlazan situaciones y momentos. La larga y muy amena charla repasó desde el primer destino docente hasta sus últimas actuaciones, ya en cargos de responsabilidad institucional; abarcando también los tiempos fundacionales de la Unión de Trabajadores de la Educación de Río Negro (UNTER) que lo tuvieron como protagonista, en 1974; la etapa de periodista en los diarios “Voz Rionegrina” y “El Provincial”; y la resistencia gremial en tiempos de la última dictadura cívico militar.<br />
<strong>La llegada</strong><br />
“Había comenzado con la docencia en mi provincia, pero quería buscar otros horizontes. En 1958 mandé mis datos a la seccional Río Negro del Consejo Nacional de Educación y recibí la designación como director y maestro único en la escuela de El Chaiful. <br />
Me mandaban el pasaje y una orden para transportar hasta 200 kilos de carga libres; busqué en los mapas de Río Negro y no encontraba nada, apenas supe que quedaba para el sur y que tenía que llegar primero a Ingeniero Jacobacci. Me tomé un tren desde mi pueblo en directo a Bahía Blanca (año 1959, cuando ese tipo de conexiones ferroviarias existían) y después el otro que iba para Bariloche. Preguntaba en el tren cómo podía llegar a El Chaiful y nadie me daba referencias. Acerté con un señor, muy atento, que se llamaba Gregorio Toro y era el juez de Paz de Jacobacci y me dio la total seguridad de que me iba a conseguir la forma de seguir viaje hasta el paraje. Llegué a Jacobacci y estuve esperando una semana hasta que apareció un transportista, con un camión marca Reo, que tenía que volver con una carga. Pero este hombre no tenía apuro por regresar y antes quería disfrutar del baile y un poco de diversión en el pueblo, así que yo me tuve que quedar otros tres días.”<br />
Finalmente se inició la travesía, pero los comentarios del chofer durante el largo viaje no serían muy estimulantes. Lo sigue contando con gracia y detalles. “Cada 500 metros, más o menos, me decía: ¿vos estás seguro de que te vas a quedar allá en El Chaiful?. La escuela hace como dos años que está cerrada y se desmoronó el pozo del agua, y no sé cómo vas a hacer sin agua. Todos los comentarios eran para desmoralizarme, como por ejemplo me preguntaba: ¿llevás comida?; y yo le contestaba, inocentemente, sí llevo papas y fideos y yerba. ¿Para cuánto tiempo llevás? , no sé, para tres meses. ¿Estás seguro que te van alcanzar esas provisiones?; mirá que allá no hay ningún lugar para comprar… y así por el estilo, todo el tiempo”. <br />
Con lujo de detalles describe después el panorama de la escuelita que lo estaba esperando. “Era una construcción de unos 5 metros de largo por tres de ancho, separada por una pared, adelante el aula y atrás la cocina y un depósito que el maestro usaba como dormitorio; todo poblado por arañas y telas de arañas de todo tamaño y en cantidad. Así que la primera tarea fue limpiar y acomodar para poderme acostarme a descansar. Cuando la gente de los alrededores vio movimiento empezó a acercarse para ver cómo era el maestro y, lo más importante, enterarse si se iba a quedar. Después empezaron las pruebas, y la primera fue con el mate, porque yo estaba acostumbrado al mate sanjuanino, con agua muy caliente, dulce y con yuyos mezclados con la yerba; y allá en el sur era con agua tibia y amargo, de pura yerba nomás. Se empezaron a presentar los problemas, yo tenía algunos víveres, pero no tenía pan ni mucho menos harina para prepararlo. Por suerte me traían pan con chicharrón, tortas fritas, tortas al rescoldo… así que al poco tiempo ya no me faltaba nada. La carne me la regalaban, y me hice carnicero porque en San Juan vivíamos a pura verdura, pero allá solamente con capón, chivo y yeguarizo. Con la carne de potro estaba el tema de que, según lo que dice la sabiduría popular, no se puede acompañar con agua, porque la grasa se te endurece en las tripas y terminás reventado. Pero yo nunca he tomado vino y comía siempre con agua, y los paisanos me tenían marcado: maestro, no vaya a tomar agua. Pero yo, cada vez que podía comía yeguarizo, y después me mandaba un taco de agua… ¡y acá estoy vivito y coleando!”.<br />
<br />
<strong>Aprender a dominar el caballo </strong><br />
“Otra dificultad apareció con el tema del caballo, porque yo no sabía montar y tuve que aprender porque de lo contrario no podía manejarme para ir a ningún lugar. Estuve como dos años para aprender, pero al final lo logré y después tenía dos caballitos, pero antes me tuve que aguantar muchas cargadas de los pibes”.<br />
“Un día vienen los chicos y me preguntan: ¿ maestro, nos da permiso para armar una cancha acá en la escuela?. Pero, sí, cómo no… les contesté yo, contento, pensando naturalmente en una canchita para fútbol, y tal es así que me puse a buscar unas medias y otras prendas para hacerles una pelota de trapo. Los pibes trajeron picos y palas y empezaron a sacar pasto y piedras, pero me llamaba la atención que la cancha que preparaban era finita y larga, y no rectangular. Entonces les pregunté ¿los arcos donde van?, y me explicaron que una cancha para con los caballos” Pasaron los meses, y ya acostumbrado a montar, aceptó el desafío de una carrera contra uno de sus alumnos “lo que no sabía era que el caballo era asustadizo y cuando un papel que traía el viento se le pegó en una pata se plantó y me sacó despedido, en medio de las risas de todos los pibes”. <br />
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<strong>Inesperado traslado</strong><br />
Un inspector de escuela, Juan Zenón, de Viedma, llegó un día por la escuela cuando ya llevaba un año y medio. “Me dijo que ya tenía muy buenas referencias mías, por la gente del pueblo, y se comprometió a que si yo tenía algún problema él personalmente se iba a ocuparse de resolverme la cuestión. Pasó un largo tiempo y una vez se me aparece un muchacho diciendo que venía para tomar posesión del cargo de director de la escuela 202 de El Chaiful. Ante ese problema me dije: me tengo que ir a Viedma para protestar. En Jacobacci me tomé el tren y justo viajaba también monseñor Borgatti, el obispo, que yo conocía porque había pasado por El Chaiful. Le conté el problema y me dijo que fuera de su parte a ver al inspector seccional, don Agustín de Jesús Ponce. Este hombre me recibió y me explicó que el inspector Zenón había pedido un traslado para mí, para la escuela de General Palacios, a 28 kilómetros de Viedma, lo que era un cambio muy importante y beneficioso. Así fue que en 1961 me vine para Palacios, una estación de ferrocarril muy activa por todo el movimiento de la zona, con una escuela de doble turno; estuve 7 años hasta 1968. En ese momento me vine para Viedma con el ofrecimiento de hacerme cargo del centro de educación para adultos, teniendo en cuenta que allá en Palacios había hecho experiencias en ese sentido”.<br />
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<strong>Otros destinos</strong><br />
“Pero en la entrevista con el profesor Ahumedes, del naciente Consejo Provincial de Educación, me ofrecieron el cargo de inspector de escuelas y acepté, porque me interesaba la propuesta y por supuesto me gustaba quedarme en Viedma. Pasaron más de 40 años y aquí estoy. ¡Por eso digo que yo llegué acá por bocón, por querer saber qué pasaba con ese sujeto que se me había aparecido en la escuelita de El Chaiful diciendo que era el nuevo director”.<br />
En 1970 quedó sin efecto la designación de inspector, cuando llegó el general Roberto Requeijo y a cambio le otorgaron la dirección de la escuela número 200 “Aeronáutica Argentina” en el recién creado barrio IPPV, por entonces en las afueras de la ciudad, la primera de jornada completa. “Fue la época más importante de mi trayectoria, de 80 alumnos iniciales pasamos a 180 en solamente tres meses, los chicos comían a la carta, porque la cocinera le preguntaba a los chicos qué querían comer al día siguiente; iniciamos los talleres de formación de oficios, le dábamos el desayuno a los canillitas que a la tarde venían como escolares, hicimos huerta y jardín, fue un tiempo maravilloso. Estuve allí hasta 1984 y después, ya jubilado, pasé a ocupar cargos políticos”.<br />
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<strong>Un emotivo reencuentro</strong><br />
El cronista le propuso al antiguo director que posara, para algunas fotos, en la puerta de la escuela 200. Sorpresivamente, entrevistado y periodista, fueron invitados por el personal docente a ingresar al establecimiento y participar en el momento comunitario del comienzo de la jornada escolar. Una vez explicados los motivos de la visita le tocó al maestro Flores, muy emocionado, hablar con los chicos y trazar algunos recuerdos de aquellos 16 años inolvidables transcurridos entre esas paredes. En la dirección de la escuela se conserva, perfectamente restaurada, la vieja campana de bronce de los primeros tiempos y el Negro no pudo evitar la tentación de hacerla sonar, como antes. En el pasillo también se detuvo a contemplar un mural decorativo realizado hace más 30 años, mientras los recuerdos fluían intensos y cálidos.<br />
Quedó espacio para breves referencias. La fundación de la UNTER, en 1974, con Wenceslao Arizcuren, Coco Serrano y otro grupo de docentes; y las luchas en tiempos de dictadura, con la conquista del descuento de cuota sindical por planilla. En tiempos del gobierno de Osvaldo Alvarez Guerrero y el ministro Nilo Fuvi, Flores fue delegado de Educación en la región sur, cuando pudo encarar la reconstrucción total del edificio de la escuela de El Chaiful; después ocupó una dirección general y finalmente accedió a una vocalía del Consejo de Educación.<br />
Para el final. “Rescato la enorme cantidad de viajes que hicimos con Nilo, cuando él era ministro de Educación, recorriendo cada rincón de la región sur, y también la figura de quien ocupó después la cartera educativa, Mary Soldavini de Ruberti.”Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-29412613438504543462011-09-20T16:22:00.000-07:002011-09-20T16:22:26.747-07:00Antiguas historias comerciales de Carmen de Patagones<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgtOJ2Eph-RtF33P5GMVHj0HHnadekJ3ycan6lYh8qWR0oFKHHbkbD-jG7MV31ZDivsTddqY2bSkBTZjG2BLOm_smgNZb90jm0sfCfM6LChWHOKRhNO5OdPsW9LFyz5v9i2nokzgu9WNm3/s1600/Interior+de+casa+Los+Vascos%252C+un+imperio+comercial.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="214" rba="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgtOJ2Eph-RtF33P5GMVHj0HHnadekJ3ycan6lYh8qWR0oFKHHbkbD-jG7MV31ZDivsTddqY2bSkBTZjG2BLOm_smgNZb90jm0sfCfM6LChWHOKRhNO5OdPsW9LFyz5v9i2nokzgu9WNm3/s320/Interior+de+casa+Los+Vascos%252C+un+imperio+comercial.jpg" width="320" /></a></div> Arriba el interior de Casa Los Vascos, un emporio comercial de la calle Comodoro Rivadavia, esquina España; abajo el local de Tienda La Piedad, donde estaría años más tarde Abayú y Carmody.<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3s_iUHgrC4JiBP1X8c_HKRYcZ-1ymd99053TwCV1v5951ljUyIsPZe6AqfBAYEP98GsrEH0D9-9GgSYGYISoT5VWaJsbdWwDqhmgpVkKfHTJuO1QAR7GeMYeGYzdY9ZBHCevOo7RUdCrY/s1600/Esquina+de+Saenz+Pe%25C3%25B1a+y+Bynon%252C+a%25C3%25B1os+despu%25C3%25A9s+Abay%25C3%25BA+y+Carmody.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="197" rba="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3s_iUHgrC4JiBP1X8c_HKRYcZ-1ymd99053TwCV1v5951ljUyIsPZe6AqfBAYEP98GsrEH0D9-9GgSYGYISoT5VWaJsbdWwDqhmgpVkKfHTJuO1QAR7GeMYeGYzdY9ZBHCevOo7RUdCrY/s320/Esquina+de+Saenz+Pe%25C3%25B1a+y+Bynon%252C+a%25C3%25B1os+despu%25C3%25A9s+Abay%25C3%25BA+y+Carmody.jpg" width="320" /></a><br />
Abajo la calle Alsina, en donde comenzó la actividad comercial de los Patané, después instalados en la Comodoro Rivadavia<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrKHTxdxSgyytSLKixcKINDGT38p_2k-FOP-S5TTAbzg1cxy0vD9lJqVXBkxgbVWmyenpWTcJAGKSDNAeqZ9RCljuyaILl57Pw0WkouOaS5WIUmSGfrnJY6K8MD1VjdInVH1yvWT9P_G2L/s1600/Calle+Alsina%252C+donde+arranc%25C3%25B3+la+familia+Patan%25C3%25A9.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="192" rba="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrKHTxdxSgyytSLKixcKINDGT38p_2k-FOP-S5TTAbzg1cxy0vD9lJqVXBkxgbVWmyenpWTcJAGKSDNAeqZ9RCljuyaILl57Pw0WkouOaS5WIUmSGfrnJY6K8MD1VjdInVH1yvWT9P_G2L/s320/Calle+Alsina%252C+donde+arranc%25C3%25B3+la+familia+Patan%25C3%25A9.jpg" width="320" /></a></div><br />
<strong>Hace 18 años, en una mañana de mayo de 1993, cuatro experimentados comerciantes de Carmen de Patagones se reunieron con el cronista para recordar la vida comercial de las décadas del 40 y del 50. Las precisas impresiones, datos interesantes y anécdotas singulares quedaron en una vieja cinta a casete recuperada del olvido, y ahora abonan esta nota</strong>. <br />
Tres de los partícipes de aquel encuentro ya no están en este mundo terrenal. Manolo Rodríguez, de la casa Los Vascos, que había cerrado al público a fines de 1992; Alberto Abayú, propietario del almacén de Abayú y Carmody, que bajó sus persianas en agosto de ese mismo año; y Jorge Patané, cuya firma comercial sigue sostenida por sus hijos. El cuarto asistente a la charla, que se difundió por radio Del Carmen aquella mañana, fue Miguel Angel “Chichín” Sitanor, que tras el cierre de su tradicional negocio se radicó en Brasil, hace 12 años.<br />
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<strong>Recomienzo y comienzos</strong><br />
Aquella reunión histórica (de la que lamentablemente no quedó registro fotográfico) se realizó porque ese día, 16 de mayo de 1993, Sitanor reabría su comercio polirrubro en la emblemática esquina de Comodoro Rivadavia y España, pleno centro de Patagones, tras la clausura del histórico local de calle España (a metros de Dr. Baraja) por la accidental caída de una pared medianera, con cuantiosos daños pero la fortuna de que no hubo que lamentar víctimas personales. El amplio salón donde Chichín reinauguraba ese día había estado ocupado durante más de 70 años por casa Los Vascos.<br />
Don Manolo Rodríguez recordaba que “la casa Los Vascos se fundó en 1910 por cuenta del señor Manuel Pasarón y estuvo al principio enfrente a lo de Galantini (Fagnano y Alsina) y en 1922 se mudó a Comodoro Rivadavia y España, local de la familia Gazo. En un tiempo antes la sociedad había sido entre Pasaron y José Roda, (el mismo Roda que durante muchos años tuvo casa de comercio en calle Colón de Viedma, enfrente de la plaza Alsina).” Precisaba también que “en mi caso me incorporé en 1948, en sociedad con Pasarón, Pedro Scalesi y Jorge Arias, hasta que un tiempo después se retiró Pasarón, que ya era un hombre de avanzada edad. Quedé yo solo y finalmente, después de más de 80 años la casa Los Vascos cerró en diciembre de 1992”.<br />
Don Jorge Patané apuntaba que “la actividad comercial de la familia la empezó mi padre, que era gerente de una mueblería, propiedad de un señor de Buenos Aires llamado León Pascansky”, y aclaraba enseguida “no se trataba de la persona del mismo apellido que después le vendería la firma a Livigni, porque en este caso era Mauricio Pascansky”.<br />
“Este local estaba sobre calle Alsina, a media cuadra de Comodoro Rivadavia y de la sucursal del Banco Provincia. Allí al principio mi papá era empleado y después pasó a ser propietario. En 1934, exactamente para el 25 de mayo, mi mamá abrió su propia casa de modas, en Alsina 77 (entre Comodoro Rivadavia y Dr. Baraja), que fue creciendo y necesitaba una mayor expansión, con lo cual en 1942 mis padres compraron la casa y local de la misma cuadra en el número 85. Con el paso de los años la mueblería se fue transformando, incorporando modas y zapatería, y siempre acompañados por el crecimiento y la buena clientela nos fuimos a los locales nuevos de la calle Comodoro Rivadavia (a pasos de Yrigoyen) donde inauguramos en 1956”.<br />
Don Alberto Abayú aportaba lo suyo. “La firma Abayú y Carmody abrió sus puertas el 2 de enero de 1943, en el mismo local donde tiempo antes había funcionado otro almacén de ramos generales, de los señores Eduardo y Serafín Otero, que previamente habían sido empleados de la casa Mazzini Giraudini, una de las más importantes firmas del sur argentino, porque eran importadores y exportadores, instalados en la calle Roca de la zona del puerto enfrente del muelle Mihanovich” (Amplio salón más tarde ocupado por la Cooperativa Agrícola de Patagones, actual salón de fiestas y bailes juveniles, acota el cronista).<br />
Recordaba Abayú que “aquella sociedad la conformé con un inolvidable amigo, Hipólito Bartolomé Carmody, más conocido como Polo, y fue en los principios una modesta empresa, muy humilde, donde entramos con muy escasos medios económicos y fuimos avanzando con el tiempo, abasteciendo a la gente de Patagones, la zona rural y Viedma también. Después se agregaron un hermano de Polo y otro mío, con lo cual la sociedad eran dos Carmody y dos Abayú. Pero con el transcurso del tiempo Polo Carmody se dedicó a las tareas rurales, para que las que tenía una enorme vocación, y yo seguí primero con su hermano y después solo, hasta que una paulatina pérdida de la visión me obligó a dejar el comercio, y el cierre definitivo se produjo el 30 de agosto de 1992”.<br />
También Chichín Sitanor ofrecía, en la amena charla radiofónica, sus recuerdos acerca del emprendimiento familiar. “Mis padres, Tomás Sitanor y Estela García, comenzaron como empleados de casa Markan, en calle Alsina (entre Fagnano y Dr. Baraja) y después, en septiembre de 1931 cuando yo estaba por nacer, se instalaron en España 116, que fue durante tantos el tradicional sitio de casa Sitanor hasta que se produjo el derrumbe”.<br />
“Al principio era un tradicional kiosco de golosinas, diarios, revistas y tabaco. Mis padres, junto con otro negocio que pertenecía a don Orlando Caraccino, fueron pioneros en la venta de diarios y revistas; papá llegó a tener 15 canillitas que repartían casa por casa y vendían en la calle, algunos de los cuales llegaron a ser famosos, como el Yaya Bonzio, Viera, los Dell, y otros chicos que se ganaban unos pesos con ese trabajo”.<br />
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<strong>Tiempos de bonanza</strong><br />
Los cuatro experimentados comerciantes coincidieron en que los años 40 y 50, del siglo pasado, fueron tiempos de bonanza para la actividad mercantil de Patagones. “En casa Los Vascos llegamos a tener 9 empleados, para estar en condiciones de atender bien a toda la clientela” señalaba Rodríguez. Sitanor añadía que “alguna gente, que tenía un medio de movilidad propio, o viajando en el tren también, venía desde el campo a Carmen de Patagones para hacer sus compras de cada temporada, sobre todo a principios del invierno y del verano, llevando las telas que se usaban para la costura doméstica o algunas prendas ya confeccionadas; pero también había mercachifles que se abastecían acá y salían por su cuenta a recorrer los pueblos y se metían en los establecimientos. Yo trabajé en la tienda El Hogar, del amigo Aníbal Barilá, y salíamos con un furgón rojo para el lado de San Blas, haciendo toda la campaña y nos quedábamos a dormir en donde nos tocaba la noche y la gente nos recibía como si fuésemos de la familia”.<br />
“Otra característica de ese tiempo era que se vendía de cosecha a cosecha” añadía don Manolo, y enseguida explicaba que “ello consistía en fiarle al cliente hasta que cobrara la siguiente cosecha, y para poder mantener este sistema contábamos también con el respaldo de los viajantes y fabricantes, que nos traían el pedido con 180 días de plazo para pagar, sin necesidad de firmar pagarés ni nada; llegaba la mercadería a fines de febrero y se pagaba en agosto-septiembre”.<br />
Los beneficios de la estabilidad monetaria, que permitía aquellas operaciones de crédito de largo plazo, fueron otro motivo de comentario. “La estabilidad duró hasta comienzos de los años 60, cuando empezaron a producirse bruscos saltos de inflación y, además, Patagones estuvo afectada por una tremenda sequía durante cuatro años consecutivos, del 60 al 63, y la situación fue desesperante y hubo comercios, como el nuestro, que realmente estuvieron al borde del quebranto, porque al cliente se le fiaba, pero no podía pagar por la sencilla razón de que no había cosecha por la falta de lluvias” recordaba don Alberto Abayú. <br />
Otros datos ilustrativos de esa época de bonanza comercial agregaba Jorge Patané: “los créditos bancarios se ofrecían al comercio con una tasa anual del 4 ó 5 por ciento de interés, lo que hacía posible manejarse con algún descubierto y pedir plata prestada a los bancos; y por otra parte desde los años 30 hasta 1947 tuvimos una larga etapa sin aumentos de precios”.<br />
“Dentro de la zona ubicada al sur del río Colorado Patagones fue una ciudad comercial muy importante, sobre todo caracterizada por el dinamismo de los propios comerciantes, como Sitanor, Patané, Zágari y otros, que no ha perdurado en el tiempo porque sí, sino porque hubo capacidad, tenacidad, inteligencia y honradez, entre otras virtudes” definía después Abayú, al trazar un panorama global. <br />
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<strong>Di Sarli en Patagones</strong><br />
La conversación giró también sobre otros aspectos de la vida de Carmen de Patagones, y surgió así el dato cierto de que el gran pianista, compositor y director de orquestas de tango Carlos Di Sarli, que era nativo de Bahía Blanca, en realidad hizo sus primeras presentaciones en Patagones. “Esta es una información indudable, Di Sarli hizo sus primeras armas en una confitería que estaba enfrente a la plaza 7 de Marzo” afirmó Sitanor; y completó Abayú “sí señor, era más o menos por los años 1934 ó 35, en la confitería de los hermanos Alfredo y Américo Spampinato, y se contaba que después de cada actuación Di Sarli se servía un bombón de una vitrina, y un tío de los dueños del local, que era tartamudo, le advirtió que el músico abusaba de cierta confianza: porque se-se-se co-co-co-me un bom-bón-hoy-un-bom-bón-ma-ma-ña-ña-na-y-te-va-va-fun-fun-dir”.Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-23899265852165408862011-08-29T03:35:00.000-07:002011-08-29T03:35:17.679-07:00Viejas fotos que disparan nostalgias y recuerdos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBORn-7UvK-izA7VVDAi1ohXLeR-hYIKvZNkUaB57TMI6oZ1e1TbvknPYeL2vcPtGGLaZxQZbtU8iikO-8rg8vYZJojn7bLTWh4lNwnJ8gFbjVruFI1c9fjNdqX93VSgQkOsG1B-rXgElT/s1600/Homenaje+al+juez+federal+Mario+De+la+Fuente%252C+reuni%25C3%25B3n+de+notables.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="184" qaa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBORn-7UvK-izA7VVDAi1ohXLeR-hYIKvZNkUaB57TMI6oZ1e1TbvknPYeL2vcPtGGLaZxQZbtU8iikO-8rg8vYZJojn7bLTWh4lNwnJ8gFbjVruFI1c9fjNdqX93VSgQkOsG1B-rXgElT/s320/Homenaje+al+juez+federal+Mario+De+la+Fuente%252C+reuni%25C3%25B3n+de+notables.jpg" width="320" /></a></div> Agasjo al juez federal de Viedma De La Fuente (arriba); una noche de carnaval, con un grupo de jóvenes de Viedma y Patagones (abajo)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNRFDu2WcARTFVQ6182tsEZlSt16YvkYE7bvWu63FlIId1_0-7KRmjSD_ToU8E-rnXU-MK3-IVGiSNSnA4j7xBOccIKzPtWsF6b1yz22j44BgmQjxogPiIk_vor9a3Tngcx6cws7n7W04p/s1600/Una+noche+de+carnaval%252C+a+fines+de+los+a%25C3%25B1os+40.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="199" qaa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNRFDu2WcARTFVQ6182tsEZlSt16YvkYE7bvWu63FlIId1_0-7KRmjSD_ToU8E-rnXU-MK3-IVGiSNSnA4j7xBOccIKzPtWsF6b1yz22j44BgmQjxogPiIk_vor9a3Tngcx6cws7n7W04p/s320/Una+noche+de+carnaval%252C+a+fines+de+los+a%25C3%25B1os+40.jpg" width="320" /></a></div> La primera fiesta de la lana en Viedma , año 1949 en el cine San Martín.<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEii9dBudFBxAkw8jTukgdh_rdXYo8GrcmHMyDzZfxR2Oajrq5lE5js4OSp3NdMaUHdiH0_OrUWQhJJmWEv5oFaETNieK0GYgam9OkJAQKvlOVWJyAO8d9oF6z5jfH1GAxQW3wiVRpmewHcf/s1600/La+fiesta+de+la+lana+en+el+cine+San+Mart%25C3%25ADn%252C+1949.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="187" qaa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEii9dBudFBxAkw8jTukgdh_rdXYo8GrcmHMyDzZfxR2Oajrq5lE5js4OSp3NdMaUHdiH0_OrUWQhJJmWEv5oFaETNieK0GYgam9OkJAQKvlOVWJyAO8d9oF6z5jfH1GAxQW3wiVRpmewHcf/s320/La+fiesta+de+la+lana+en+el+cine+San+Mart%25C3%25ADn%252C+1949.jpg" width="320" /></a><br />
<em>Un hombre de 78 años ejercita su impecable memoria frente al monitor de una computadora, que le muestra imágenes fotográficas del ayer. Reconoce personas y sus nombres, ubica los lugares y las circunstancias de la escena retratada, construye el relato. El cronista lo acompaña en el recorrido, toma apuntes, hilvana episodios y compagina la nota.</em><br />
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El hombre se llama Aníbal Argañaraz, pero más lo conocen por el sobrenombre de “Icho”, posiblemente inspirado en un pueblo cordobés: Icho Cruz. Nació fortuitamente en Buenos Aires, pero la infancia y la adolescencia, ese territorio de aventuras y descubrimientos inolvidables, los transcurrió en Viedma, donde fue alumno de la escuela normal y del colegio nacional. “Mi padre, Carlos Argañaraz, maestro y profesor de geografía egresado de la Escuela Normal Mariano Acosta de la Capital Federal, era primo hermano del profesor Raúl Fernández, director de la escuela normal de Viedma, que le propuso que se viniera para aquí, en 1928. Papá ya estaba de novio con mi madre, Emilia Bassas Pujol, al poco tiempo se casaron en Buenos Aires y la trajo para formar aquí su familia. Los dos ejercieron la docencia durante 30 años, gozando del aprecio de sus colegas y alumnos, tuve el privilegio de tener padres docentes, al estilo de antes, dueños de prestigio social.”<br />
Argañaraz facilitó al cronista una importante cantidad de fotos antiguas, algunas heredadas de sus padres y otras de su propia cosecha, que ilustran momentos de la vida social de la Capital del Territorio de Río Negro en las décadas de los años 30 y 40 del siglo pasado.<br />
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<u>Los notables</u><br />
Muchas de esas imágenes corresponden a los tradicionales banquetes en homenaje de caballeros distinguidos de las sociedades viedmense y maragata, celebrados habitualmente en el restaurante del hotel España, propiedad de don Miguel Cruz, sobre la calle Buenos Aires entre Belgrano y Saavedra. “Era un lugar de categoría y amplitud suficiente como para recibir unos 100 comensales” apuntó Icho, mientras revisaba el archivo ya digitalizado. Una de las fotos (la que se presenta en esta nota con el epígrafe “Homenaje al juez federal Mario De La Fuente”) permite identificar a un grupo de notables caballeros, con actuación en ámbitos profesionales, políticos e institucionales.<br />
Señaló nuestro guía por la memoria “en esa cena se reunieron prestigiosos médicos, un ingeniero, un farmacéutico, comerciantes, ganaderos, futuros jueces y cuatro hombres a quienes les tocaría, años después, altas responsabilidades públicas: el primer gobernador electo de Río Negro, un senador nacional que llegaría a la Presidencia de la Nación, otro representante en la cámara alta del Congreso y un presidente del Concejo Municipal de Viedma”. <br />
La nómina es la siguiente (mirando la foto en detalle de izquierda a derecha) sentados: Juan José Pino, Roberto De Rege, Pedro Ecay, Gullermo Humble, José María Guido, Carlos Argañaraz, Mario De la Fuente (en la cabecera), Diego Contín, Antonio Sussini, Edgardo Castello, Alberto Cortés y Marcos Viglione. Parados: Antonio Pedro Ramón del Rosario García, Esteban Pazos, Julio César Brunello, Elvio Castello, Ramiro García, Vicente Rossi, Nazario Contín y Erberto Castello. ¡Realmente un grupo de notables!<br />
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<u>Las fiestas juveniles</u><br />
“Las fiestas juveniles eran grandes acontecimientos sociales, a veces largamente esperados. Había por lo menos un gran baile por mes, con motivo de la celebración de las fiestas patrias y otras celebraciones como el carnaval, a las que era obligatorio asistir para las chicas y los muchachos de Viedma, en Villa Congreso (el Rancho Grande), Sol de Mayo y Jorge Newbery de Patagones. También estaban los asaltos que se hacían en la casa de alguna chica, con el total consentimiento y control de los padres por supuesto, sobre todo en cuanto a la posible introducción, de parte de los varones, de alguna bebida alcohólica, tipo Cubana. Entre los estudiantes del Nacional y la Normal se formaba un grupo compacto de amistad, amistades verdaderas aún entre mujeres y hombres, donde no faltaban la galantería y el interés amoroso naturalmente” comentó Icho. Después, mirando en detalle una foto de festejo de carnaval (en un salón no identificado) observó que “algunos de los noviazgos que se insinuaban en aquellos tiempos se concretaron en casamiento y familias, pero otros se diluyeron en el tiempo y sólo nos quedaron dulces recuerdos”. <br />
Argañaraz identificó a unos cuantos de los protagonistas de la foto que lleva como epígrafe “Una noche de carnaval a fines de los 40”. En el centro de la imagen, sentado en el piso y con un gorrito, aparece Silvio Aostri, flanqueado por dos bellezas: a su derecha (con abanico en la mano) Margarita Sánchez, y a su izquierda (tomándose las manos) Fanny Crespo. En cuclillas la primera dama de la izquierda, es Martita Ballesteros, al lado Nelly Estremador (con tocado), Andrés Iribarren, Pate Campora, un joven Scatena, y una chica y un muchacho no reconocidos y al final de la fila Coco Quiroga. Entre quienes están de pie Margarita Toledo, Chichí Mírcoli, un muchacho de apellido Rojas, Maruca Francioni, Carlitos López, Monina Martínez Roca, Icho Argañaraz (peinado a la gomina, con anteojos, le susurra algo a la bonita señorita que tiene al lado), Kelo Vichich (que se asoma por atrás), Norma Génova, Cota Mírcoli, Coco Mansilla, Mae Ballesteros y Raquel Argañaraz (mirando hacia fuera de la foto). ¡Jóvenes del ayer! <br />
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<u>Una reina de la lana</u><br />
“Esta escena es en el cine San Martín, tan elegante, tan luminoso, era un verdadero lujo para la Viedma de fines de los 40 y principios de los 50. Es la primera fiesta de la lana, y se puede ver a la participante por Viedma en el concurso de elección de la reina, una joven llamada Esilda Ressia, que avanza sonriente hacia el escenario, mientras atrás esperan para subir otras candidatas. Se puede apreciar el cuidado que teníamos todos en nuestra forma de vestir para asistir a un acontecimiento de esta naturaleza” recordó después, contemplando otra foto.<br />
Reflexionó que “ver estas imágenes produce una fuerte nostalgia, porque muchos de los amigos que aparecen en estas fotos ya no existen físicamente, aunque persisten en nuestra memoria, naturalmente. Fue una época de transición entre normas sociales muy rígidas, que separaban los estratos sociales de Viedma entre los del centro y los de los barrios, que empezó a nutrir amistades que rompían esas diferencias. Era una vida sencilla, pero muy animada”.<br />
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<u>Tiempos de la Legislatura</u><br />
Un salto en el tiempo. Días atrás Aníbal Argañaraz participó, especialmente invitado, en la celebración del cincuentenario de la creación de la Biblioteca de la Legislatura de Río Negro. Se reencontró allí con antiguos amigos de su época de secretario del parlamento, como los son los ex diputados Ignacio Piñero y Elías Chucair. “Yo estaba radicado en General Roca, con un emprendimiento comercial, y el gobernador Castello viajó para una inauguración, acompañado por Antonio Pedro Ramón del Rosario “Paco” García; nos conocíamos con Paco y me invitó al banquete en el club Italia Unida. Una semana después Paco me llamó porque Aldo Liccardi estaba por renunciar a la secretaría de la Legislatura para pasar a la secretaría General de la Gobernación y estaban buscando un reemplazo; me ofreció el cargo y yo dudaba en aceptarlo, porque no sabía si estaba capacitado para desempeñarlo. Hablé con Castello, que me dio su consentimiento, y después charlé con el presidente de la Legislatura, Farid Marón, hombre de orden impecable, un verdadero caballero. Estuve en el cargo hasta el golpe que derrocó a Frondizi, y volví a la misma función en los tiempos del gobernador Carlos Nielsen, con don Valentín de Prado como presidente de la Legislatura. En 1966, cuando cayó el gobierno nacional de Arturo Illia, quedé a cargo de los bienes de la Legislatura; más tarde cuando era gobernador el comodoro Lanari, por encargo del secretario general de la Gobernación, el maestro Carlos Delgado, pasé a una función de coordinación entre áreas del gobierno”.<br />
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<u>Requeijo, gobernador y amigo</u><br />
Aníbal Argañaraz permaneció en esas tareas administrativas hasta octubre de 1969, cuando llegó como interventor primero y gobernador después el general Roberto Vicente Requeijo. “La primera tarea que me encargó Requeijo fue que le hiciera un relevamiento de situación en Río Colorado, donde había que remover al intendente; después me mandaron como intendente a General Conesa, en donde también había un lío bárbaro y un montón de enfrentamientos. Allí estuve hasta mayo de 1973 y fueron, desde el punto de vista de la función, los mejores años de mi vida”. <br />
La última foto del recorrido por la memoria de Icho nos muestra al general Requeijo, de sport, fumando y pensativo. “Con Requeijo nos hicimos grandes amigos, primero en una relación cordial de gobernador a intendente, después cuando él se quedó en el llano entramos más en confianza y llegué a conocerlo mucho. Era un hombre con una enorme vocación política, que superaba totalmente su condición de militar, y sus preocupaciones eran esencialmente sociales, lo que demostró como jefe de la guarnición de Curuzú Cuatiá, en Corrientes. Fue un hombre valioso para Río Negro, desde luego, que tomó siempre con enorme responsabilidad las funciones que le tocaron”. Las fotos quedan en la computadora, algunos recuerdos en la crónica.<br />
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Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-87009400870898936732011-08-27T15:03:00.000-07:002011-08-27T15:03:36.940-07:00Cinco historias que nunca ocurrieron, pero las cuenta la gente<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgS8Dp_xSLFZMYUsUWF9SbBmOaDYaT_yixl5txL3d7KF-r_Yc2S-uoyDWYttUFrPX8f5evJBP2umu-x4vC05Hg9bDxNUp0PVeT_T3wzg2pNvH2MPTosEwiyD8ubRykH0-ny49bkfmEC7kK_/s1600/Desde+el+caser%25C3%25B3n+Sassenberg+part%25C3%25ADa+uno+de+los+t%25C3%25BAneles.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" qaa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgS8Dp_xSLFZMYUsUWF9SbBmOaDYaT_yixl5txL3d7KF-r_Yc2S-uoyDWYttUFrPX8f5evJBP2umu-x4vC05Hg9bDxNUp0PVeT_T3wzg2pNvH2MPTosEwiyD8ubRykH0-ny49bkfmEC7kK_/s320/Desde+el+caser%25C3%25B3n+Sassenberg+part%25C3%25ADa+uno+de+los+t%25C3%25BAneles.JPG" width="320" /></a></div> El caserón Sassenberg-Landalde (arriba) y la casa de Gobierno de Viedma (abajo) habrían sido escenarios de algunas de estas historias que nunca ocurrieron pero, sin embargo, las cuenta la gente.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLqJmHiq3ntE5i3_LrDqp2gG7SrpBRQkxuR54Bu8FLP1B77BjGe8keP-50RSBbJKWlSKrB6jxF7nzOGpogXRfcbwi1j4N3EJSg7Jq_k34i1BWJx-_2XHYdZNzq_SVCqiRSNHAgDj1R17RK/s1600/El+misterio+de+los+fantasmas+de+la+Casa+de+Gobierno.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" qaa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLqJmHiq3ntE5i3_LrDqp2gG7SrpBRQkxuR54Bu8FLP1B77BjGe8keP-50RSBbJKWlSKrB6jxF7nzOGpogXRfcbwi1j4N3EJSg7Jq_k34i1BWJx-_2XHYdZNzq_SVCqiRSNHAgDj1R17RK/s320/El+misterio+de+los+fantasmas+de+la+Casa+de+Gobierno.JPG" width="320" /></a></div><strong>La crónica de hoy reproduce 5 historias que no ocurrieron, y son pura ficción. ¿Por qué publicarlas, entonces? Porque son relatos que de tanto en tanto, con variada repetición, llegan a oídos del cronista y confirman su presencia en el imaginario colectivo local. No hay nada que demuestre la veracidad de estos hechos, y por lo mismo se carece de elementos que permitan ubicarlos en el tiempo.</strong><br />
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<u>Una ballena en el río</u><br />
Esta historia tiene autor responsable. Una calurosa mañana de sábado, a fines del mes de diciembre, un conductor radial anunció un insólito descubrimiento. En la costanera del río Negro, en cercanías del Centro Municipal de Cultura, la bajante había dejado varada una enorme ballena franca austral, de esas que habitualmente hacen las delicias de los turistas en Península Valdes. El referido radionauta no sólo anoticiaba a su audiencia sobre el caso singular, sino que ensayaba alguna posible explicación, como que el gigantesco cetáceo habría estado siguiendo un cardumen aguas arriba, desde la desembocadura del río en el mar; sino que también pedía la urgente presencia de voluntarios que concurriesen al sitio para arrojarle agua al animal y evitar su deshidratación, hasta que pudiera flotar nuevamente y volver a nadar. El relato radial se produjo a hora temprana y a pesar de la jornada no laborable una importante cantidad de personas concurrió al lugar; algunos testigos aseguran que llegaron varias familias enteras y los más chicos llevaban baldes; tampoco faltaban los aficionados a la fotografía con sus cámaras en ristre. Pero al llegar al sitio y a poco de desplazarse entre sauces y juncales no lograban ver la ballena, con lo cual tras el primer desaliento alguien –posiblemente el más perspicaz- exclamó: “¡hoy es 28 de diciembre, día los santos inocentes!”. El efecto de la broma se disipó rápidamente y al caer la tarde el tema apenas era un murmullo en los bares de la calle Buenos Aires. Pero eran algo más de las 8 del largo crepúsculo vespertino cuando un lanchero que realizaba el monótono cruce de pasajeros entre las dos orillas divisó, a estribor y hacia la proa, a unos 5 metros de distancia, el inconfundible chorro de agua que expulsan las ballenas al expeler aire y enseguida pudo ver, a pesar de la escasa luminosidad, el lomo verrugoso del mamífero marino. El timonel buscó la mirada de sus pasajeros, para comprobar si alguien más había visto la misma inesperada aparición, pero la mínima nave sólo estaba ocupada por una pareja de novios que, ajena todo cuanto los rodeaba, se prodigaban un apasionado beso. El animal no volvió a verse.<br />
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<u>Los fantasmas de la casa de Gobierno</u><br />
Se han recopilado cuatro casos de aparición de fantasmas en la Casa de Gobierno, en Viedma.<br />
Primer caso: gritos en el sótano. Todo el subsuelo de la parte más antigua de la sede oficial, que da sobre las calles Laprida y Belgrano, está ocupado por un sótano en donde antiguamente funcionaba la caldera para la calefacción. Al lugar se accede por una puerta ubicada debajo de la escalera que conduce a la planta alta. Los gritos escuchados son, según uno de los informantes, los de una mujer que pide auxilio; otro de los dicentes asegura que es la voz de un hombre y parece que sufriera dolor. El hecho se habría registrado por la noche y también en la siesta de una calurosa tarde de verano.<br />
Segundo caso: la máquina de escribir. En la quietud de la noche, cuando todos los empleados administrativos ya se habían marchado, se escuchaba el tecleo característico de una máquina de escribir manual. <br />
Tercer caso: murmullos en el salón gris. Uno de los informantes dice haberlos escuchado a la mañana muy temprano, antes que ingresen personal y autoridades; otro asegura que ocurrió por la noche. El caso es que desde el vestíbulo de planta baja se oían murmullos provenientes del salón gris, como si varias personas conversaran en voz baja. Un testimonio sostiene que un policía se animó a entrar, con el salón y penumbras, y escuchó los murmullos sin poder identificar que decían las voces, pero cuando encendió las luces el silencio fue tota, y no había nadie por cierto.<br />
Cuarto caso: la luz del despacho. Pasando el pasillo lateral de la escalera, en planta baja, está la oficina antiguamente ocupada por la dirección general de Gobierno. Un ordenanza recuerda que a fines de la década del sesenta varias noches encontraba encendida la luz del velador ubicado sobre el escritorio y la apagaba; pero al rato, sin que nadie hubiera entrado, volvía a estar prendida. Una noche, para asegurarse que no fuera un desperfecto de la perilla, la desenchufó. Pero volvió a encenderse, con el tomacorriente en su lugar.<br />
Quinto caso: la dama misteriosa. Algunos dicen que lleva un vestido blanco, otros aseguran que es un delantal como de maestra... pero cuenta que la mujer baja las escaleras y se pierde hacia la calle, o se la divisa en alguno de los pasillos superiores. Esto ocurre sólo por las noches.<br />
¿Explicaciones? Son varias, se habla de muertes ocultas, de amantes secretos, de empleados ya fallecidos que dejaron literalmente su alma en las oficinas.<br />
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<u>El OVNI sobre la cárcel</u><br />
Ocurrió en una gélida noche de invierno, durante la época de la dictadura militar, cuando determinado tipo de información relacionada con fuerzas de seguridad era muy difícil de corroborar. El informativista de turno, en la vieja LU15, estaba a punto de cerrar la oficina, después del último boletín, cuando un efectivo uniformado de la Policía Federal entró corriendo –fusil en mano- y pidiendo casi a gritos que se convocara de urgencia a todo el personal de la Unidad Penal de Viedma para presentarse en el establecimiento. ¿La razón?, no se podía informar. ¿El trascendido?, que había un motín e intento de fuga. El periodista pasó el mensaje al aire y después contrató el único taxi nochero disponible en la plaza Alsina, con el objeto de acercarse a la cárcel y ver qué estaba pasando. Unas cuadras antes un grupo de vecinos reunidos en una esquina le llamó la atención y supuso que algo sabrían. “¿Motín? ¿Fuga?, nada de eso señor, lo que pasó es que un plato volador estuvo detenido como cinco minutos, justo arriba del penal, iluminando todo con una luz muy fuerte”. En el servicio penitenciario nadie confirmó el hecho, pero un celador tuvo una arriesgada confidencia, con el expreso pedido de la mayor reserva de la fuente. Dijo aquel hombre que en el recuento de la mañana siguiente en el interior de los pabellones faltaba un preso. “Era un tipo raro, de piel muy blanca y ojos azules, nunca hablaba con nadie, vino de Devoto por una causa de drogas”. <br />
Dos días más tarde a la radio llegó un comunicado firmado por el director de la cárcel, que informaba que “por razones de seguridad estaba terminantemente prohibido dar a conocer ninguna información relacionada con hechos ocurridos en el penal”. <br />
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<u>Los túneles secretos de Patagones</u><br />
Que corrían entre el Fuerte y la costa del río, como vía de escape ante un eventual ataque de indios agresivos. Que vinculaban la iglesia parroquial y el colegio de las monjas, para escabrosos encuentros amatorios. Que se extendían entre el caserón Sassenberg-Landalde y alguna otra propiedad de la zona del puerto, como escondite de tesoros de piratas. Las leyendas sobre los túneles secretos de Carmen de Patagones estimularon a un investigador de identidad oculta que, allá por los años 60 del siglo pasado, equipado con linternas de minero y buenas herramientas para cavar se lanzó –en el sigilo nocturno- en la búsqueda de los pasadizos misteriosos. El sujeto, viudo y solitario, desapareció de todo lugar que solía frecuentar. Se dice que hace una década un operario municipal que cavaba una zanja cayó en un pozo de 3 metros de profundidad que se abrió a sus pies. Salvó la vida del golpe, pero casi se muere del susto: en la caverna descubierta se halló el esqueleto del buscador de túneles perdido mucho tiempo antes. El relato agrega que un poco más allá, por el mismo paso subterráneo, se encontraron minúsculos restos humanos, que podrían haber pertenecido a bebés recién nacidos. La municipalidad ordenó que se tapara todo. Todo.<br />
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<u>Un submarino en San Blas</u><br />
La segunda guerra mundial ya había terminado, terminaba el invierno en el hemisferio sur. La vida en Bahía San Blas, la localidad costera a 100 kilómetros de Carmen de Patagones, transcurría serena, bucólica y siempre igual. Una parte de la población se volcaba esencialmente en las tareas de mantenimiento y servicio en el casco de la estancia de los Wassermann; otros se dedicaban a la pesca, que generaba abundante cosecha de cazones. Ocurrió en una madrugada de septiembre y aseguran haberlo visto un par de pescadores, por la zona de la playa de arena, cerca de La Rebeca, el chalet de playa de los richachones. En medio de la bruma y la fuerte rompiente, con mar de fondo, se divisó claramente la silueta de un submarino, que sobre los laterales de la torreta tenía pintadas cruces svásticas. Dijeron aquellos involuntarios testigos que desde la nave se disparó una bengala que reforzó la incipiente claridad solar y era la señal esperada por un grupo de personas que, a bordo de dos camionetas, llegaron rápidamente a la costa, al mismo tiempo que un bote acercaba desde el submarino a tres hombres robustos, otro bajo y enclenque al que ayudaron a desembarcar, y una mujer rubia, que se veía muy nerviosa. También, en sucesivos viajes desde el sumergible a la playa, fueron descargados varios bolsos y un par de baúles, que junto con los pasajeros fueron conducidos a la casa principal del pueblo. Una mucama le contó al panadero que los recién llegados sólo se comunicaban en su idioma con el dueño de la estancia, que permanecieron algunas semanas sin salir ni siquiera a los amplios jardines de la mansión y que al hombre mayor, que parecía enfermo, lo llamaban algo así como “meinfiure” y a la señora rubia le decían “fraueva”. Se fueron de noche, en un par de autos negros que empalmaron en la estación de José B. Casás con el tren que se dirigía a San Carlos de Bariloche.<br />
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Hasta aquí las cinco historias. Ninguna de ella real, ninguna comprobable con documentos escritos o dichos verificables. Solamente relatos que aparecen en las charlas de sobremesa.<br />
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Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-40972214772931152822011-08-15T16:58:00.000-07:002011-08-15T16:58:18.056-07:00Los murales de Chelo Candia cuentan la historia popular de Allen, con colores y afectos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDxdrv2TTvhS0Oh9eihp9WausKL3kW2eyuAlBaaGoKr-zkFPOu3nLbeAIKi0Ef6c5z81q3s1Q_9wFc9xr3vZWEu8VA1NvapeDwlmHy1lfrbhax7jJ_kDafeVUaUw-K0vkSjpJads1Mpsw-/s1600/El+doctor+Kantor+junto+al+mural+sobre+el+hospital%252C+en+la+puerta+de+su+casa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" naa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDxdrv2TTvhS0Oh9eihp9WausKL3kW2eyuAlBaaGoKr-zkFPOu3nLbeAIKi0Ef6c5z81q3s1Q_9wFc9xr3vZWEu8VA1NvapeDwlmHy1lfrbhax7jJ_kDafeVUaUw-K0vkSjpJads1Mpsw-/s320/El+doctor+Kantor+junto+al+mural+sobre+el+hospital%252C+en+la+puerta+de+su+casa.jpg" width="320" /></a></div> Arriba: el doctor Kantor con "su" mural sobre el viejo hospital de Allen; abajo: jóvenes, los de pintura y los de carne y hueso, juntos en la esquina de la escuela 1.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1yzIQtgcTB6yc9TQik9zf_7TqG0NWpuXsAPVr60nUOu9BC2zwFgDLUJLXcn3emxWAXRIv4kUG7O8WMmp50Dd9JjsinvyKNDtKb-KxQODvkWKHJ1xYKASqv2smh_gj9avq_lndToySHW1J/s1600/Estudiantes+reales+y+estudiantes+dibujados.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" naa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1yzIQtgcTB6yc9TQik9zf_7TqG0NWpuXsAPVr60nUOu9BC2zwFgDLUJLXcn3emxWAXRIv4kUG7O8WMmp50Dd9JjsinvyKNDtKb-KxQODvkWKHJ1xYKASqv2smh_gj9avq_lndToySHW1J/s320/Estudiantes+reales+y+estudiantes+dibujados.jpg" width="320" /></a></div> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg52rJezls5XpeP0nBsJmEfmrScr8uHAOUZfVXaiShyPyey-PG0ahp7wm1WHkDPkVal2BWAlcNsdcil95KKLLpYfpiqf-L3kgiMS5zOZMx8h6Hil76w388xTIDxzbQpT-FJO-BUY-_eeehb/s1600/Chelo+Candia+junto+al+truco+visual+de+los+chicos+jugando+con+la+pelota.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="187" naa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg52rJezls5XpeP0nBsJmEfmrScr8uHAOUZfVXaiShyPyey-PG0ahp7wm1WHkDPkVal2BWAlcNsdcil95KKLLpYfpiqf-L3kgiMS5zOZMx8h6Hil76w388xTIDxzbQpT-FJO-BUY-_eeehb/s320/Chelo+Candia+junto+al+truco+visual+de+los+chicos+jugando+con+la+pelota.jpg" width="320" /></a><br />
Chelo y el truco visual de los pibes jugando al voley, sobre la esquina del Club Unión Alem Progresista; abajo, el homenaje al inolvidable cine San Martín, su dueño, Chaplin, el pibe... y la gordita que imita a Marilyn.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmSDBeUn01cWB1dyAsWqWJE_OiAYtCNB0l8CAzUOCgFtTu-FplVsPM8DUjN13qM3keAZnw8QbLOj1sRage3k1L6uy7poGWb2J6x8ThyvNoMmCCsctxHIVk-K-HOuXz6b6FY6BVUs_kIjeb/s1600/Chelo+con+una+gordita%252C+en+el+mural+del+cine.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" naa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmSDBeUn01cWB1dyAsWqWJE_OiAYtCNB0l8CAzUOCgFtTu-FplVsPM8DUjN13qM3keAZnw8QbLOj1sRage3k1L6uy7poGWb2J6x8ThyvNoMmCCsctxHIVk-K-HOuXz6b6FY6BVUs_kIjeb/s320/Chelo+con+una+gordita%252C+en+el+mural+del+cine.jpg" width="320" /></a></div><strong><em>Unas cuantos frentes de edificios públicos y casas particulares de la ciudad de Allen cuentan la historia del pueblo, a través de coloridos murales realizados por el multifacético artista plástico Chelo Candia. Lo singular de esta “galería de arte a cielo abierto” es que los vecinos de la localidad son los auténticos protagonistas de las pinturas, como personajes de una historieta gigante.</em></strong><br />
<strong><em></em></strong><br />
Allen es una ciudad mediana, de perfil frutícola, cuya historia oficial arrancó el 25 de mayo de 1910 cuando un grupo de colonos se reunió para distribuirse las parcelas que les otorgaba la dirección de Tierras de la Nación y celebrar, modestamente, el Centenario de la Revolución de Mayo. El crecimiento posterior fue producto del esfuerzo de los chacareros inmigrantes, con apoyo de organismos públicos y el desarrollo de las propias instituciones. Esta simple cronología de acontecimientos está reflejada en los 14 murales que Chelo Candia lleva pintados, desde marzo del año pasado, en una serie que tendrá punto final en pocas semanas más con la realización de la obra número 15.<br />
El proyecto fue propuesto por Candia a las autoridades municipales en el marco de la conmemoración del Centenario de Allen, para mayo de 2010, y contó con el decidido apoyo del intendente Graciano Bracalente. El artista tuvo el asesoramiento de la historiadora local Graciela Vega y sobre la base fotos antiguas (similares a las que se publican habitualmente en Perfiles y Postales) pudo reconstruir momentos de la vida cotidiana y los rostros de recordados vecinos.<br />
<strong>Una visita guiada</strong><br />
Un par de semanas atrás, en una fría jornada de este invierno, el cronista tuvo el privilegio de ser guiado por el propio Chelo Candia en una recorrida por la totalidad de los murales, distribuidos en el radio de las 30 manzanas centrales de Allen. Lo que sigue es la descripción de la caminata, con algunas intervenciones del artista, y las referencias a las ilustraciones que acompañan esta nota. <br />
La galería arranca con el mural dedicado a los pueblos originales, donde se representan rostros, instrumentos musicales, elementos culturales y también, en contraste de negro, las tropas militares de la campaña de Roca. El segundo es sobre la fundación, aquel día 25 de mayo de 1910, y está pintado sobre el edificio de la Municipalidad, donde aparecen los pioneros y el fundador Piñeiro Sorondo. Por otra calle encontramos el mural que recuerda la figura de Marianito, un joven de Allen con síndrome Down que fue muy querido y participaba en un grupo teatral “Cosechadores de Sueños”.<br />
La siguiente obra que visitamos está referida al emblemático edificio del Hospital Regional de Allen, que se inauguró en 1925 y fue durante muchos años el centro público de salud más importante de la región. “En la memoria de mucha gente es muy fuerte el recuerdo del hospital y tomamos una foto del frente en el día de su inauguración, y también imágenes del interior, donde se ve a su personal trabajando; y entre ellos se destaca la figura del apreciado doctor Isidoro Kantor, que prestó la pared del frente de su casa (ver foto) para pintar el mural” explicó Chelo.<br />
La recorrida siguió con el mural sobre la capilla Santa Catalina y el colegio adjunto, ya demolidos, que están representados en la esquina de un supermercado, en el mismo terreno donde estuvieron años atrás esos edificios.<br />
Unos pocos metros más adelante llegamos al mural “Memoria” y aquí relató Chelo Candia: “quisimos hacer una especie de síntesis de todo lo que significa la galería, tal vez porque es el trabajo más reciente, ya casi en el final del proyecto. Allí aparecen el placero, don Rapetti; un momento de las manifestaciones previas a la revocatoria popular del intendente Ulises Gentile; don Bentata, un conocido comerciante de algunas décadas atrás; y el primer colectivo de la empresa KoKo, de 1941”.<br />
Sobre la esquina de la escuela 1, está el mural “Educación” donde Chelo retrató al primer maestro de Allen, y también se muestra una tradicional foto de aula, de esas donde una alumna aparece sentada a la mesa de la maestra con un cuaderno y lapicera en la mano. En los laterales del mural aparecen jóvenes estudiantes secundarios pintados con tanto realismo que se confunden con los chicos verdaderos que se sientan sobre un parapeto que rodea la pintura, en sus habituales encuentros a la salida de las aulas. (Ver foto) “Yo sabía que los chicos se sientan acá y por eso dibujé otros pibes en proporción real para que se integren en el conjunto, para mezclarlos con los de verdad, todo reunidos allí en esa esquina” apuntó el artista.<br />
“Tierra y Trabajo” se llama el siguiente friso, sobre el lateral de la Escuela Industrial (donde hizo sus estudios secundarios el propio Chelo) “donde hicimos referencia al trabajo particular de Allen que tiene que ver con la tierra y las chacras, los hornos de ladrillo, las bodegas, y las canteras de yeso también; con la presencia, además, de los alumnos de la Industrial, porque al lado de la pared que pintamos está la puerta del taller”.<br />
El que sigue, sobre la esquina del gimnasio del Club Unión Alem Progresista (una institución emblemática de la ciudad) es el mural en homenaje a los deportistas allenses en general. Allí se pueden ver jugadores de fútbol con las camisetas de Unión, Alto Valle y Estrella Polar (el club donde jugó el padre de Chelo); y hay dos chicos jugando al voley en un truco de perspectiva preparado para sorprender a quienes pasan caminando por allí. (Ver foto) <br />
La obra siguiente (en la recorrida) se llama ‘La chacra’ y se apoya en la reproducción gigante de una foto de archivo que ilustra un típico momento de la actividad frutícola: la fumigación de las plantas, realizada por un hombre y sus hijos. “Es una foto tomada hace muchos años en una chacra de la zona y la nieta del productor pasó en auto y al reconocer a su familia paró para mirar la tarea, y se sacó fotos junto al mural” señaló Candia.<br />
Otra actividad vinculada a la producción frutícola, como lo fue la fábrica Bagliani, es el eje del mural que se visitó después. “Recuperamos la memoria de la producción de tomates y salsas, las etiquetas y el diseño de la marca, con una escena del interior del establecimiento en plena producción” dijo Chelo.<br />
Después de algunas cuadras, a lo largo del boulevard que corre paralelo a las vías en donde se ha reunido esculturas y referencias históricas, se llega al mural dedicado al desaparecido cine San Martín. Advirtió Candia que “en Allen hubo otro cine, pero yo no lo conocí, y por eso puse el ojo en el San Martín, a partir de mi experiencia personal. Aquí aparece como protagonista principal el señor García, que era el dueño del cine, con una vista del frente, otra del interior de la sala, Carlos Chaplin con el pibe de su famosa película y dos agregados, que no son del cine pero me pareció interesante incorporarlos como chistes.” (Ver foto)<br />
Esos agregados a los que se refiere Chelo le confieren a esta obra un toque especial: uno es la silueta de un conocido vecino allense, don Herrera, que desde hace muchos años vive junto a lo que fue el cine (ahora es un negocio de electrodomésticos), y aparece desde un pequeño balcón saludando; y el otro es el de una señora gordita que espera el colectivo (porque la pintura está, precisamente, enfrente de la parada de los micros interurbanos) y el viento que se arremolina le levanta la pollera (igual que a Marilyn Monroe).<br />
“Don Herrera sale poco de su casa, pero cuando alguien le contó que estaba en ese mural fue y se sacó una foto allí” comentó Chelo Candia.<br />
Cruzando la avenida, en el lateral de un taller mecánico y una estación de servicios se ubica la obra de recordación y exaltación de la pasión por el automovilismo deportivo, de cuando Allen era considerada “la capital tuerca del Comahue”. El paso de los tiempos y los modelos, desde aquellos “bólidos” con motor Ford A, pasando por los Gordini, hasta el Sierra de Jorge Eidilstein; el trazado del autódromo General Mosconi (actualmente fuera de uso) y el recuerdo del quincho del Allen Moto Club como el sitio de las fiestas sociales más calificadas, están representadas en esta pintura.<br />
La gira por la “galería de arte a cielo abierto” llegó al punto final con el mural sobre los artistas de Allen de todos los tiempos. “Allí quise meter referencias a la música, las danzas, la literatura y las murgas, todo junto en una síntesis de lo que ha sido y sigue siendo la rica vida cultural de mi pueblo” describió el autor. En esta obra Chelo reprodujo una foto de la antigua banda de música municipal y, mientras la estaba pintando, apareció uno de los ejecutantes y se quejó porque no lo estaba haciendo bien igual. “Yo quiero ser reconocido, quiero que vengan mis hijos y mis nietos a verme en el cuadro” pidió el hombre y el artista, por supuesto, accedió. <br />
<strong>Perritos y un linyera singular</strong><br />
Chelo Candia y su eficaz asistente, María Langa, tuvieron el acierto de retratar estos personajes reconocibles y veraces de la historia popular de Allen, en la serie de frisos que como una especie de historieta gigante de “continuará” despliegan un colorido relato callejero. Pero hay otros sellos, que responden a la creativa impronta de Chelo. Por ejemplo el haber incorporado en los murales a los infaltables perros de pueblo. “El primero fue el de una vecina, que tuvo un gran éxito de aprobación, por lo que decidimos seguir pintando siempre algún perrito y hasta me di el gusto de representar aquel dicho de ‘perdido como perro en cancha de bochas’ y en otro caso lo escondí a la sombra de un camión”. También aparece con perros y todo, en el mural de homenaje a los artistas, uno de esos linyeras bohemios que nunca faltan. “Se llamaba el Zorro Manzaneda, un hombre que un día decidió vivir pobre, en su propia casa y lo pinté, como andaba siempre por la calle con sus perros” relató.<br />
Falta el mural número 15, que estará dedicado a las grandes competencias ciclísticas que caracterizan a Allen en los últimos años. Con esa obra Chelo habrá completado su propuesta; y la historia habrá quedado en las paredes.<br />
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Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-44501658765539559322011-08-13T12:40:00.000-07:002011-08-13T12:40:51.404-07:00La Biblioteca de la Legislatura de Río Negro en su Cincuentenario, algunos antecedentes y recuerdos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgD20TYsSvoIE-6qenGePmlNGgJGct8nXf6EH-GgVJLYqfYywR7r-SHroaoXIEsN-lcp5LNcuOgjJ-WHydPoQTD0BW1yJiCQtn9Ib0RsVjB421KE6v8Wdb1qL3W07e0TAEsVIRr8wKMtYPb/s1600/Velia%252C+Juan+Fresan%252C+Mena%252C+Nelly+y+Jackie%252C+circa+1963.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="203" naa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgD20TYsSvoIE-6qenGePmlNGgJGct8nXf6EH-GgVJLYqfYywR7r-SHroaoXIEsN-lcp5LNcuOgjJ-WHydPoQTD0BW1yJiCQtn9Ib0RsVjB421KE6v8Wdb1qL3W07e0TAEsVIRr8wKMtYPb/s320/Velia%252C+Juan+Fresan%252C+Mena%252C+Nelly+y+Jackie%252C+circa+1963.jpg" width="320" /></a></div> Velia Salicioni, Juan Fresán, Mena Píccolo, Nelly Magnanelli yJackie Abrameto, en aquella primera biblioteca de los años 60.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiysyaegpCF595kx24gR5MuhB2Q7CCATWyDHxt3vJzxUcXdaj1soOWVScTI4o1C6erZruZP2iiA475caLN3U9TiA8JoO9RCQV-QJaEob-EHHJnRgk2Bc-6x8a-90RO0guozlcYn-5OVRiR6/s1600/Una+reuni%25C3%25B3n+de+autoridades+y+empleados%252C+circa+1974.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="206" naa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiysyaegpCF595kx24gR5MuhB2Q7CCATWyDHxt3vJzxUcXdaj1soOWVScTI4o1C6erZruZP2iiA475caLN3U9TiA8JoO9RCQV-QJaEob-EHHJnRgk2Bc-6x8a-90RO0guozlcYn-5OVRiR6/s320/Una+reuni%25C3%25B3n+de+autoridades+y+empleados%252C+circa+1974.jpg" width="320" /></a></div> Una reunión de autoridades y empleados en la biblioteca de los años 70, ya con la boisserie de madera en el primer piso de la sede legislativa.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhf11cJ1HpVs_ResYBkrvyXM0Nb_NRZqWaoGafpkWp4TNCCa4iTeBJqqVlARxrZPulRaexGZsInfW6fDiyizIl5y5dR8CXXjqgYwKhNNr4K23AKNU-147rnpO1NGAYFKTG9uCfZA-nmyLEc/s1600/Saludo+1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" naa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhf11cJ1HpVs_ResYBkrvyXM0Nb_NRZqWaoGafpkWp4TNCCa4iTeBJqqVlARxrZPulRaexGZsInfW6fDiyizIl5y5dR8CXXjqgYwKhNNr4K23AKNU-147rnpO1NGAYFKTG9uCfZA-nmyLEc/s320/Saludo+1.jpg" width="320" /></a></div> Los ex legisladores Piñero y Chucair, el ex secretario Argañaraz y el actual director de Asuntos Legislativos Daniel Ayala, en la celebración de los 50 años, el pasado 11 de agosto. Abajo: el presidente de la Legislatura, Bautista Mendioroz, saluda a la directora de la biblioteca, Dalia Chaina.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixpR2OPhN3lCa5URs4pjFJZQvU1wfKj-pKeIb8HQZj9Nk5AN4-hikzfuTYYUN2bTvK1Sjqp3MPQyYkkvvo6j2INtTDQ2fYl6HaHW-heqrM_UvA9e7c54eZmXkyVKzRjvssiXxTfIck3dXI/s1600/Saludo+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" naa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixpR2OPhN3lCa5URs4pjFJZQvU1wfKj-pKeIb8HQZj9Nk5AN4-hikzfuTYYUN2bTvK1Sjqp3MPQyYkkvvo6j2INtTDQ2fYl6HaHW-heqrM_UvA9e7c54eZmXkyVKzRjvssiXxTfIck3dXI/s320/Saludo+2.jpg" width="320" /></a></div><strong>Se acaban de cumplir 50 años de la sanción de la ley de creación de la Bibioteca de la Legislatura de Río Negro, una institución cultural fuertemente relacionada con la comunidad de Viedma; no tan sólo por su rol de asistencia al parlamento provincial en temas específicos, sino por su trascendente labor en la difusión general de la buena lectura. </strong><br />
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En aquellos tiempos, los primeros años de la década del 60 en el siglo pasado, en la joven provincia de Río Negro estaba todo por hacerse. Así fue que el 31 de julio de 1961 fue sancionada la ley de creación de la Biblioteca de la Legislatura de Río Negro. El proyecto, convertido en ley 202, llevaba la firma del legislador Farid Marón, un hombre de las filas de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), que desde Valcheta llegó para ocupar una banca y colaborar activamente con el primer gobernador constitucional de los rionegrinos, Edgardo Castello, desde la presidencia del inicial cuerpo parlamentario.<br />
“La creación (de la Biblioteca) por ley es garantía de estabilidad presente y futura; (pues) ni los cambios políticos ni aún la posibilidad de intervenciones podrá influir en la trayectoria expresamente fijada, ni desviar o anular la proyección futura de la entidad. Y si ello por desgracia ocurriera siempre habrá un responsable que tendrá que responder ante la ley”, escribió Marón. Las bases estaban claras.<br />
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<strong>El primer ámbito</strong><br />
La estructura de aquella primera Legislatura de Río Negro era muy reducida, el recinto de sesiones era la sala ocupada hasta el año 1956 por el cine y teatro Argentino, donde apenas se habían removido las butacas para colocar una larga mesa con forma de herradura, un estrado y las bancas de los diputados, conservando el escenario y el telón; con unas pocas oficinas sobre la construcción de la esquina de las calles San Martín y Saavedra. Para instalar a la flamante biblioteca se alquiló entonces un inmueble ubicado sobre Saavedra, número 534 (actual sede del Colegio de Ingenieros). <br />
Jacobo Alberto Abrameto (simplemente Jackie) fue el primer responsable de la biblioteca. Hace 5 años trazaba estos recuerdos. “Entré a trabajar en la Legislatura por concurso, en la época de Juan Stábile como presidente y Paco García como secretario administrativo. Este señor se llamaba Armando Pedro Ramón del Rosario García, pero todos lo conocían como Paco García, era martillero y ocupaba el cargo de secretario administrativo. El primer secretario legislativo fue Oscar “Tolucho” Liccardi, que más tarde renunció para pasar a la Gobernación, reemplazado por Aníbal “Icho” Argañaraz”.<br />
“Cuando se decidió organizar la biblioteca hubo concurso para cubrir el cargo de bibliotecario y lo ganó Orfilio Modesto “Chichino” Arró, abogado recién recibido en Córdoba. En ese momento también ingresaron Filomena Píccolo y Velia Salicioni,(dos docentes de conocida actuación en Viedma) Al poco tiempo Arró renunció, para dedicarse a pleno a su profesión, y quedé a cargo de la incipiente biblioteca”.<br />
“Sin tener conocimientos específicos, simplemente aplicando un poco de sentido común, diseñé una ficha para catalogar, clasificar y seguir cada proyecto en sus diversas etapas, hasta que se convertía en ley; llevó un tiempo, incluso tuvimos que pedirle a la imprenta Bagli que nos hiciera una tarjeta especial, y al final nos quedó un sistema que tiempo más tarde fue elogiado por un especialista que vino a visitarnos de la biblioteca del Congreso de la Nación”.<br />
Velia Salicioni se sumó a la recordación nostálgica, cuando fue entrevistada por este cronista en estos primeros días de agosto del 2011. “Nos sentíamos allí como en nuestra casa, constituíamos una familia juvenil y compartíamos sueños y esperanzas. Jackie y su esposa Amelia estaban recién casados y como el edificio tenía al fondo un pequeño departamentito le habían autorizado instalarse allí, para vivir; lo que aumentaba la familiaridad. Recuerdo que los ambientes eran muy fríos, y como la calefacción esos tiempos era escasa muchas veces nos quedábamos totalmente arropados adentro de la oficina, pasando las fichas a máquina y atendiendo al público. Por suerte teníamos la recompensa del calor y del sol en los días de primavera y verano, cuando disfrutábamos mucho del patio interior”.<br />
Velia agrega los nombres de otros compañeros de tarea de aquellos tiempos iniciales: Juan Fresán (que años más tarde se destacaría como diseñador gráfico y publicitario), Guguy Fáges (después recibido de médico en La Plata, secuestrado y desaparecido en 1975), Eleodoro Saissac y Ricardo Ocejo (de destacada actuación deportiva y empleado de larga data en Rentas de la provincia).<br />
“A tiempo llegó otra maestra joven, menor que nosotras (Mena y Velia, quien habla) y se convirtió en nuestra protegida, con los años sería directora de la Biblioteca y seguimos viéndonos cada tanto, para recordar aquellas épocas”. Se llama Nelly Magnanelli, poco después se convertiría en “de Armas”. <br />
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<strong>La biblio en LU 15</strong><br />
De nuevo los recuerdos de Abrameto, para ilustrar sobre una importante experiencia de difusión. “En aquellos tiempos los habitantes de Viedma y Carmen de Patagones no recibían las imágenes de la televisión y la radio, sobre todo LU 15 radio Viedma, era un importantísimo medio de comunicación. La joven Biblioteca de la Legislatura necesitaba proyectarse a la comunidad y radio Viedma, dirigida por “Tolucho” Liccardi recibió con los brazos abiertos una interesante iniciativa.”<br />
“Yo compraba los días jueves el diario Clarín que traía un suplemento literario, y en base a esos artículos y con el material que teníamos en la biblioteca hacíamos un programa de radio los sábados en LU 15 a las ocho de la noche. Lo conducíamos Nelly, Mena, Velia y yo, se leían poemas, comentarios de libros y algunos temas de la actualidad legislativa. El programa tenía gran éxito”.<br />
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<strong>Sucesivas mudanzas y cambios</strong><br />
Tras la interrupción militar en la vida constitucional (1966), la Biblioteca se instaló en la sede central, sobre calle San Martín. Funcionó un tiempo en el vestíbulo (“Salón de los Pasos Perdidos”) y después en la esquina con Saavedra (en el mismo espacio que tiempo antes había albergado el restaurante de la Legislatura). Para principios de los 70 el gobernador militar general Roberto Requeijo ordenó una serie de reformas en la estructura del viejo teatro Argentino. Se trajo, desde Buenos Aires, una impactante boiserie antigua, que perteneciera a una aristocrática casa porteña. La Biblioteca de la Legislatura lució durante muchos años –hasta 1989- un distinguido aire europeo, con revestimiento de madera, estanterías en dos niveles con escaleras y pasillo superior. Estas instalaciones ocupaban todo el espacio del frente en la planta alta del edificio, el mismo lugar que más tarde sería asignado a la presidencia del cuerpo y despacho del Vicegobernador.<br />
La expansión de la Legislatura requirió ese espacio y así, hacia 1989, hubo que serruchar los estantes de madera y adaptarlos a un salón comercial de calle Saavedra 577; con una nueva mudanza, en 1996, al edificio de Rivadavia 64.<br />
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<strong>La sede propia</strong><br />
En el año 2004, siendo vicegobernador y presidente de la Legislatura Mario De Rege, comenzó a gestarse el proyecto de la primera ampliación del edificio de la sede central. La nueva ala, construída hacia la calle Belgrano, incluyó en planta baja y entrepiso las nuevas dependencias de la Biblioteca de la Legislatura de Río Negro, bajo un desarrollo espacial del arquitecto Sergio Gorriti. Fue el primer edificio diseñado especialmente para biblioteca en la ciudad de Viedma, y se inauguró el 8 de diciembre de 2007. Un poco después, tras la muerte del primer gobernador constitucional de la recuperada democracia, Osvaldo Alvarez Guerrero, el 8 de octubre de 2008 se le impuso su nombre a la Biblioteca, como un merecido homenaje, dadas sus condiciones de calificado intelectual, bibliófilo y ensayista. <br />
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<strong>Libros y anaqueles que cuentan</strong><br />
La historia de estos 50 años de trayectoria de la Biblioteca de la Legislatura se nutre también con los recuerdos de sus usuarios. Este cronista tiene muy presente, en su memoria, el clima de cálida atención en la esquina de San Martín y Saavedra, por el año 1968, cuando entrando a la izquierda se encontraba la estantería de llteratura argentina y se pudo nutrir, con la ansiedad propia de la adolescencia, de un cóctel de autores donde se mezclaban Julio Cortazar, Eduardo Mallea, Jorge Luis Borges y David Viñas. <br />
Los bibliotecarios también guardan sus anécdotas. Como aquella vez que un lector sorprendió con la consulta sobre la “perestroika” (la famosa reestructuración lanzada por el gobierno ruso en 1987) y la joven empleada que atendía marchó velozmente hacia el sector de los libros de arte. Una compañera, solícita, le pregunto en voz baja “¿sabés lo que es la perestroika?” y la muchacha contestó, muy segura: “sí, es un ballet ruso”. Y esa otra ocasión cuando una bibliotecaria con poca antigüedad se enfrentó a un señor que, muy circunspecto, pidió consultar “la Enciclopedia Jurídica escrita por el doctor Castellanos” (el apellido era otro, se preserva por razones entendibles) tras lo cual la empleada recorrió de punta a punta el anaquel jurídico y volvió contestando “no la tenemos, señor”; y el usuario, furioso, soltó: “no puede ser, si es una obra de mi autoría y yo la doné la semana pasda”. La sorprendida bibliotecaria no atinaba respuesta; hasta que otra empleada, más experimentada, se acercó para prevenirle, en un susurro: “no te preocupes, este señor está un poco chifladito y siempre viene con este tema, no es abogado ni tampoco escribió ningún libro pero tiene ese delirio, disculpate y decile que la vamos a buscar bien y se va tranquilo”. <br />
¡Cuántos estudiantes secundarios y universitarios habrán saltado exitosamente por el trampolín del conocimiento rumbo a los exámenes gracias a los servicios generosos de la Biblioteca de la Legislatura a lo largo de este medio siglo! ¡Cuántos viajes maravillosos por los territorios de la imaginación, en novelas y cuentos, habrán tenido puerto de partida en los estantes de esta prestigiosa institución! <br />
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Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-30990556132908145872011-07-30T21:37:00.000-07:002011-07-30T21:37:33.115-07:00El cincuentenario de la ley 200, de creación del IDEVI, abre la puerta para una interesante recordación<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjniKah9pQcEBws4HGpOn-7HGmbBfxpdfhrX4wsk22r5FLf5U9dtrHTTFgvh5vWIftyeb54y7KxAAsK3u9C6NdfaiCMzGFe1Du3vhAcdgDgTOhbQp2n2UpwLugR31JbBgcUIpIEUxy4qd9W/s1600/Juan+Carlos+Rosso%252C+paciente+recopilador+de+la+historia+del+IDEVI.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjniKah9pQcEBws4HGpOn-7HGmbBfxpdfhrX4wsk22r5FLf5U9dtrHTTFgvh5vWIftyeb54y7KxAAsK3u9C6NdfaiCMzGFe1Du3vhAcdgDgTOhbQp2n2UpwLugR31JbBgcUIpIEUxy4qd9W/s320/Juan+Carlos+Rosso%252C+paciente+recopilador+de+la+historia+del+IDEVI.jpg" t$="true" width="320" /></a></div><span style="font-size: x-small;"> Juan Carlos Rosso, paciente recopilador de la historia del organismo IDEVI (arriba); abajo una imagen de 1970, cuando todo era desierto y arena, y las primeras casitas estaban en plena construcción. </span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzoWwD42hYpOl9mDLB-yaTSQ8fJlD781atkuPmcFf0Bv4worK2nfgevToanpYFCqumK0SMLq5BUQA8yAA8t3iyGY1GWKcm8KwoWEoxS3qsXVbcP3gSzoFN5y_yArhzVX6XyflzCIIMDG50/s1600/Cuando+todo+era+arena+y+desierto%252C+a%25C3%25B1o+1969.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="233" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzoWwD42hYpOl9mDLB-yaTSQ8fJlD781atkuPmcFf0Bv4worK2nfgevToanpYFCqumK0SMLq5BUQA8yAA8t3iyGY1GWKcm8KwoWEoxS3qsXVbcP3gSzoFN5y_yArhzVX6XyflzCIIMDG50/s320/Cuando+todo+era+arena+y+desierto%252C+a%25C3%25B1o+1969.jpg" t$="true" width="320" /></a></div><span style="font-size: x-small;"> En la foto interior aparece un joven Rosso, como ayudante de topógrafo, realizando mediciones en lo que fue la Laguna El Juncal, al oeste de Viedma.</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyOVsGqSaslFtKUdXfwPdH3Oq58IBHdkAOW2vMVub9SxeOmDl4yZwCVcjJ1umAMdU93CNrowDSef9pokNlVEC22uJLvPIbclMyRK6yLMx59iAzRLGv2HdPdn9DwAT1QRFopMrqbsNrpIov/s1600/El+joven+Rosso%252C+con+el+teodolito+en+El+Juncal%252C+a%25C3%25B1o+1968.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="216" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyOVsGqSaslFtKUdXfwPdH3Oq58IBHdkAOW2vMVub9SxeOmDl4yZwCVcjJ1umAMdU93CNrowDSef9pokNlVEC22uJLvPIbclMyRK6yLMx59iAzRLGv2HdPdn9DwAT1QRFopMrqbsNrpIov/s320/El+joven+Rosso%252C+con+el+teodolito+en+El+Juncal%252C+a%25C3%25B1o+1968.jpg" t$="true" width="320" /></a></div><strong>En la provincia de Río Negro hay una sigla de cinco letras (IDEVI) que define, con fortaleza e identidad propias, un programa económico y social que desde hace medio siglo genera expectativas y frustraciones, en el marco de un debate casi permanente en torno a su pasado, presente, viabilidad y futuro.</strong><br />
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Esa sigla, la del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior, está fuertemente instalada en el imaginario colectivo y le pone nombre no sólo al organismo estatal responsable de la ejecución del proyecto, sino también a la colonia de chacras ubicada en las afueras de la ciudad de Viedma.<br />
Los habitantes de la capital rionegrina se refieren, indistintamente, al IDEVI como ente y al IDEVI como región, en una síntesis que se explica sólo cuando se conoce la historia de la creación y formación del organismo.<br />
El próximo jueves 4 de agosto se cumplirá el 50º aniversario de la sanción de la ley 200, de creación del ente como piedra fundamental para la tramitación de aportes crediticios internacionales.<br />
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<strong>La crónica</strong><br />
Eran las tres y 14 minutos de la madrugada del día cinco de agosto de 1961. La voz del diputado Farid Marón sonó clara, a pesar del cansancio propio de la hora en la sala del teatro Argentino de Viedma, apenas transformado en algunos aspectos para convertirse en recinto de la Legislatura de Río Negro. Dijo Marón , presidente del cuerpo, “con la modificación propuesta por el diputado Rajneri y aceptada por comisión se va a votar si se aprueba el artículo 35 del proyecto en cuestión. Los diputados que estén por la afirmativa sírvanse indicarlo.” Todos los legisladores presentes levantaron sus manos y siguió diciendo Marón: “aprobado, el artículo 36 es de forma; en consecuencia queda sancionado el proyecto de ley”. Eran las tres y 15 minutos de la madrugada del cinco de agosto de 1961, un grupo reducido de hombres del ejecutivo provincial que habían seguido por espacio de cinco horas el debate y análisis de aquella iniciativa ya convertida en ley no podían ocultar su satisfacción. Uno de ellos exclamó “esta fue una noche histórica, se creó una de las herramientas más importantes para la transformación de la zona del este de Río Negro”. Esa madrugada los miembros de la primera legislatura rionegrina habían creado el Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (IDEVI), uno de los propósitos más concretos de los planes del gobernador Edgardo Castello; un sueño largamente anhelado, que se venía acunando en la comunidad viedmense desde los primeros años del siglo 20.<br />
El miembro informante de la bancada oficialista de la Unión Cívica Radical Intransigente, Herberto Castello, precisamente hermano del gobernador, recordó en el recinto que los primeros estudios para el riego del Valle Inferior se remontaban al año 1911, a cargo del ingeniero Rómulo Quartino y ponderó el proyecto del Ejecutivo, urgido de aprobación ante la inminente realización en Punta del Este, Uruguay, de una sesión plenaria del Banco Interamericano de Desarrollo, donde sería tratado el pedido de financiamiento para el importante proyecto de riego y desarrollo del valle de Viedma.<br />
Después habló Alberto Rionegro, diputado por la Unión Cívica Radical del Pueblo, para dar su apoyo al proyecto; siguió en el uso de la palabra el legislador Oscar Abate, de la Democracia Cristiana y conocido vecino de Viedma, quien también respaldó la iniciativa.<br />
La lista de oradores la cerró otro miembro de la bancada de la Unión Cívica Radical del Pueblo, Julio Raúl Rajneri, quien confirmó el voto favorable de la oposición y planteó algunas modificaciones formales.<br />
En esa madrugada se usaron palabras plenas de emoción y esperanza, se habló de “colonización con sentido social”; del recurso de crédito internacional al servicio de pequeños minifundistas; de la jerarquización del trabajo y el estímulo a los hombres dispuestos a fecundar la tierra; de la autarquía ejemplar del organismo que se estaba creando; de la actitud positiva de un organismo internacional de crédito dispuesto a ayudar al crecimiento de los pueblos; de inversiones y amortizaciones en plazos de posible ejecución. En suma: nadie podía dejar de ser optimista con respecto al futuro.<br />
Habían transcurrido más de tres años desde el comienzo de la gestión de Castello, primer gobernador constitucional de la joven provincia, y el estudio de factibilidad encargado a la consultora italiana Italconsult demostraba, con datos precisos, que toda la región cercana a la capital podía iniciar una etapa de positiva transformación con el formidable recurso del riego de sus tierras.<br />
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<strong>La historia</strong><br />
Juan Carlos Rosso (61) ingresó como empleado de un contratista del IDEVI en 1968 y un año después como agente efectivo del organismo. “Como ayudante de topógrafo estuve en las mediciones de lo que había sido la Laguna El Juncal, atravesando pajonales, donde la tierra negra y prodigiosa estaba esperando la mano del hombre”, recuerda, con emoción y muestra una de las fotos que ilustra esta nota. <br />
Dentro de poco tiempo Rosso presentará un libro conmemorativo, dedicado al cincuentenario del ente, con la recopilación de valiosa información y testimonios, narrados en la mayoría de los casos desde la propia experiencia. “El trabajo arrancó en el 2008 cuando el IDEVI cumplió 47 años de trayectoria, porque en ese momento me pidieron que armara un folleto con la recordación del personal que prestó servicios en el Instituto; en ese momento me entusiasmé con la idea de hacer un libro que reuniera toda la historia, desde sus inicios. Conté con la colaboración de mucha gente y hay un capítulo –titulado ‘Tiempo de recuerdos y reflexiones’- que reúne las nostalgias de ex funcionarios y empleados como Jesús Andrés, Carlos Larreguy, Lisandro Digiuni, Luciano Pérez, y Humberto Iglesias; también recogí la visión de algunos ex alumnos de la Escuela Secundaria de Formación Agraria, y de chacareros como Nelson Ansola y Modesto Linares”<br />
“El libro tiene una fuerte carga emotiva, reivindica la fe en las utopías, que se realizan con el esfuerzo, a veces en forma completa y en otras de manera parcial; el IDEVI fue el organismo que logró el mayor índice de ocupación de personal en los años 70; los mejores desfiles contaban con la participación de la maquinaria del IDEVI, hubo un gobernador (Requeijo) que usó esas máquinas para construir una plaza (Primera Junta) en un solo día… pero lamentablemente hoy tenemos muchos habitantes de la comarca que no conocen nada de esa historia. Para ellos, y sobre todo para los jóvenes, está dedicado el trabajo” subraya. <br />
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<strong>El padre del proyecto</strong><br />
Uno de los capítulos del libro compilado por Rosso está dedicado a la figura del ingeniero Juan Vicente Vía, a quien menciona como “el padre del IDEVI”. Rescata, de su legajo personal, datos que permiten ubicar su nacimiento en Resistencia, Chaco, el 18 de junio de 1.920; que en 1941 se graduó como Agrimensor en la facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la Universidad Nacional de La Plata; que se declaraba ingeniero civil, pero cuando firmaba documentos no adicionaba profesión. Se había casado con Blanca Rosa Baylet, quien fue su compañera de toda la vida, y del matrimonio nacieron 7 hijos.<br />
“Fue uno de los primeros nueve empleados que vinieron adscriptos de distintas jurisdicciones cuando el IDEVI perentoriamente empezó a funcionar en 1962, en dos oficinas prestadas por la Legislatura; recibió el nombramiento de sub gerente general del organismo el 1 de mayo de 1964 y en varias ocasiones ocupó la gerencia general, por la vacancia de ese cargo, hasta su renuncia en 1970” señala el recopilador. Agrega “quienes trabajaron cerca de él y los que esporádicamente necesitaban entrevistarlo testimonian que más importante que su trayectoria profesional fue su trayectoria como persona. Era un hombre pacífico, comprensivo y dotado de una calma que sorprendía a cualquier interlocutor. En tal sentido, no había nada más ajeno a su persona que el rencor, la envidia o el deseo de venganza”<br />
Es muy interesante la trascripción completa de un artículo del ingeniero Vía, publicado en el diario “La Voz Rionegrina” el 10 de febrero de 1966. Se reproducen aquí algunos párrafos.<br />
“En síntesis, el trascendente significado que tiene para el país esta empresa del desarrollo del valle inferior del río Negro, consiste, por sobre toda otra cosa, en que con esa tarea se está realizando una prueba decisiva de nuestra capacidad de ejecutar, dentro de las pautas de una eficiente organización, un proceso ordenado y acelerado, de incorporación territorial y social a los más alto niveles de productividad y de vida.<br />
Es también una prueba de la eficacia de un nuevo instrumento institucional, o sea, de un organismo de desarrollo regional de acción multisectorial, que debe ser base de un acelerado proceso de transformación de estructuras socioeconómicas regionales. Se deben superar ciertos obstáculos que se originan, generalmente, por la acción concurrente, en una misma área territorial, de numerosas entidades del sector público (internacionales, nacionales, interprovinciales, provinciales, municipales, regionales,), y por las actividades del sector privado local.<br />
La concertación de los objetivos e intereses de todos los sectores, múltiples y muchas veces antagónicos, en torno a una finalidad común, para lograr los mejores resultados, en el menor tiempo, y al más bajo costo, es, por lo tanto, el principal propósito de esta manera de encarar el desarrollo del valle.” Palabras de Juan Vicente Vía.<br />
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<strong>La magia y el entusiasmo</strong><br />
Rosso asegura que “todo lo que se hizo en el IDEVI, en estos 50 años, tanto desde el organismo como desde los chacareros y habitantes de la colonia, es consecuencia de una mágica disposición, de la identificación con un proyecto, que se dio en los primeros empleados y colonos, pero continúa en el tiempo con verdadero entusiasmo”.<br />
El libro de próxima aparición no concluirá el debate en torno al proyecto IDEVI, sus marchas y contramarchas; más bien, por el contrario, es esperable que una positiva consecuencia de esta publicación sea el estímulo para otras nuevas discusiones.Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-65728039666706251162011-07-17T14:30:00.000-07:002011-07-17T14:30:28.853-07:00Apuntes sobre la historia del primer edificio hospitalario de Carmen de Patagones<div align="left" class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjULG_aiM7de9frfkdUYWmJBGtVTFESD9d3gI8aiO2hphHc0kCZGB6_I66bGPvx1Xp8-juNxD87J5i7quFbI64ABxFwemUzVQqw2m3MJm7O9K1Rtt-XRw_2LRAlZS3ZA0_HDA0EJCsyb1PZ/s1600/El+frente+del+viejo+hospital%252C+en+los+a%25C3%25B1os+20.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="184" m$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjULG_aiM7de9frfkdUYWmJBGtVTFESD9d3gI8aiO2hphHc0kCZGB6_I66bGPvx1Xp8-juNxD87J5i7quFbI64ABxFwemUzVQqw2m3MJm7O9K1Rtt-XRw_2LRAlZS3ZA0_HDA0EJCsyb1PZ/s320/El+frente+del+viejo+hospital%252C+en+los+a%25C3%25B1os+20.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbwkQg2IGjt4WFKz2hG_izwU0OxSec_N0ZARlkf7E81JP9ExP2DluaT4oCkQ5ogXdiM6OTWGwn9gjR8uA01lG1XJ0zE52L1KjTbWCJl2c4pX53-G0ZN1LOGUECA06CoB9hTU_iMsPzF3lV/s1600/El+frente+de+la+UPSO%252C+en+la+actualidad.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" m$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbwkQg2IGjt4WFKz2hG_izwU0OxSec_N0ZARlkf7E81JP9ExP2DluaT4oCkQ5ogXdiM6OTWGwn9gjR8uA01lG1XJ0zE52L1KjTbWCJl2c4pX53-G0ZN1LOGUECA06CoB9hTU_iMsPzF3lV/s320/El+frente+de+la+UPSO%252C+en+la+actualidad.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: center;"> <span style="font-size: x-small;">Arriba de todo el hospital en funcionamiento, década del 30; en el medio el edificio en la actualidad, como sede de la UPSO; abajo Fernando Córdoba, inquieto investgador del patrimonio urbano de Patagones</span></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcmLLQOaI4SKWimbVAA8774UjUqclz5PSKtHrwiiXOl8oj_6V3i6YsoreuQmGygH5qzLtHHnDLsZ5gnzeL7hpHwAAY-8usmgayALkPz22TTkHoHBA12_Jzjuf-pZylS7lzUJ4D9nIsnR15/s1600/Fernando+C%25C3%25B3rdoba+investig%25C3%25B3+la+historia+del+centenario+edificio.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" m$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcmLLQOaI4SKWimbVAA8774UjUqclz5PSKtHrwiiXOl8oj_6V3i6YsoreuQmGygH5qzLtHHnDLsZ5gnzeL7hpHwAAY-8usmgayALkPz22TTkHoHBA12_Jzjuf-pZylS7lzUJ4D9nIsnR15/s320/Fernando+C%25C3%25B3rdoba+investig%25C3%25B3+la+historia+del+centenario+edificio.jpg" width="320" /></a></div><div align="left" style="text-align: center;"><strong>El arquitecto Fernando Córdoba nos introduce en un estudio sobre los antecedentes históricos del primer hospital que tuvo Carmen de Patagones, en el edificio que hace pocos años fue reciclado para el funcionamiento de la sede local de la Universidad Provincial del Sudoeste (UPSO), sobre calle Lavalle.</strong></div><strong></strong><br />
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El trabajo fue presentado por Córdoba en el marco de una nueva edición de la muestra “Crónicas de la arquitectura maragata”, que desde el próximo 26 de julio (tras el receso invernal) podrá apreciarse en dependencias del vicerrectorado de la Universidad Nacional del Comahue, en la calle Belgrano 60 de Viedma.<br />
La exposición –que ya habíamos conocido hace 7 años- reúne una serie de fotografías a y apuntes a través de los cuales el ojo inquieto y crítico del arquitecto nos advierte sobre penosos atropellos sobre el patrimonio urbanístico de la ciudad más austral de la provincia de Buenos Aires.<br />
En el folleto-catálogo el propio Fernando Córdoba presenta un texto de guía que acompaña al visitante. “Hoy transcurrieron 7 años de la primera muestra, aunque parezca poco tiempo mucho se ha hecho y discutido sobre el patrimonio urbano arquitectónico. Los ciudadanos están más consustanciados con la problemática, poco a poco se fueron sintiendo los verdaderos custodios de esta herencia. También surgió una especie de moda de rescatar casas antiguas por lo que muchos jóvenes son hoy los que vuelven a vivir en el Casco Histórico Maragato”.<br />
Advierte enseguida que “a pesar del tiempo transcurrido el principal problema respecto de la preservación sigue siendo la concientización, formar conciencia de nuestro pasado y del valor del mismo”.<br />
Introduce también un párrafo de tono severo hacia la actitud de los gobernantes. “Los políticos también han aportado lo suyo, más que un conocimiento, que un compromiso real y genuino con el patrimonio, han encontrado en este tema un beneficio político. En este sentido en los últimos años se reveló una importante contradicción por parte de las personas que nos gobiernan, con el mismo fervor que preservan a la vez destruyen”. ¿Hace falta mencionar explícitamente que se refiere a los recientes atropellos contra el casco histórico de Patagones con la demolición de lo que fue ‘BarArte’ y la insólita construcción de la oficina de informes turísticos? <br />
<strong>La comisión pro hospital </strong><br />
Con el propósito de revalorizar el edificio ocupado actualmente por la UPSO, una pieza de valor significativo en el conjunto urbano maragato, Córdoba realizó una paciente investigación en antiguos periódicos, de fines del siglo 19, así como en las actas de las sesiones del Honorable Concejo Deliberante de Patagones. Los datos obtenidos le permitieron establecer fechas de los hechos y nombres de los protagonistas en torno a la construcción del primer hospital de Carmen de Patagones, el primer centro sanitario de real importancia en la región.<br />
Lo que sigue es la trascripción de varios fragmentos de su texto.<br />
“Las primeras gestiones para construir un hospital datan del año 1874 en que la entonces Corporación Municipal le solicita, al Ejecutivo Provincial, fondos para la construcción del edificio. Si bien se aprobó una subvención para el sostenimiento de un hospital la misma nunca se concretó debido a que la provincia agotó la suma asignada que se imputaba para este gasto.<br />
Dadas las dificultades que padecían los enfermos en el año 1881 el Consejo de Higiene Pública intenta nuevamente considerar la construcción de un hospital y, como sucedió anteriormente, sin ninguna respuesta.<br />
Es recién en el año 1888, más precisamente el 7 de agosto, en que se cristaliza esta idea. Se forma una comisión provisoria con los vecinos más representativos del pueblo, quienes deciden convocar a los habitantes de los pueblos de Patagones y Viedma con el fin de conformar una comisión ejecutiva que arbitre los medios para fundar un hospital general que sirva a ambas poblaciones. De esta manera el 15 de agosto de 1888 se formó una comisión, que se denominó Comisión Ejecutiva y Consultiva encargada de llevar a cabo la construcción del hospital”.<br />
Describe luego los nombres, cargos y representación de cada uno de los integrantes de ese cuerpo, cuyo presidente fue Francisco Martínez Ruiz, de la Sociedad Española; como vice Marcelino Crespo, nombrado por el pueblo; como tesorero Ignacio León, por la municipalidad de Patagones; secretario Benito Crespo, por el pueblo; primer vocal Nazario Contín, por la municipalidad de Viedma; vocal segundo Francisco Costas, por el pueblo; y vocal tercero Graciano Ferrero, por la Sociedad Italiano de Socorros Mutuos. Había, demás, una comisión consultiva, integrada por los vecinos Luciano Domínguez, Gervasio Olivera, Isaías Crespo y Antonio Costerg.<br />
<strong>Planos y elección de terrenos</strong><br />
Sigue explicando Fernando Córdoba que los avances hacia la ansiada construcción del Hospital del Río Negro (nombre que lo identificaba con las dos poblaciones, sin distinciones) fueron lentos y mientras en diciembre de 1889 la Corporación Municipal cede una manzana de terreno para la edificación y otra para poner en remate a los efectos de reunir fondos, casi al final de ese año, el 28 de diciembre, el gobierno provincial destinó 5 millones de pesos para las obras.<br />
En las primeras semanas de 1890 se contrata a Emilio Cabello, constructor de Bahía Blanca, para la confección de los planos, que realiza sin costo alguno. Pero, por separado, la comisión aprobó los planos elaborados por el agrimensor municipal César Catani. Un poco después, el 6 de mayo del mismo año, se resolvió plantar el futuro hospital en las manzanas 11 y 12 unidas, entre la calles Sarmiento y Lavalle, clausurando la calle del Carmen en ese tramo, con lo cual la mencionada arteria (años más tarde bautizada como Comodoro Rivadavia) arrancaría en la puerta misma del centro de salud, enfrentada al casco céntrico del pueblo en crecimiento.<br />
“El 16 de junio de 1890 se adjudica una parte de la obra al constructor Luis Bajo (también se presentó a la licitación don Juan Borassi) se decide construir la sala de menor costo, con comodidad para alojar 15 enfermos, con el fin de habilitarla lo antes posible. La Comisión Ejecutiva designa miembros de la Comisión de Vigilancia de la obra a los señores Napoleón Papini, Isaías Crespo, Gervasio Olivera” apunta después Córdoba.<br />
Se produce, en junio, la renovación de la mencionada Comisión Ejecutiva, cuya presidencia pasa a ocupar Benito Crespo; y el 9 de julio de 1890 se coloca la piedra fundamental de la obra, con lo cual se inicia finalmente la construcción. Hubo en esa jornada, día de Fiesta Patria, una ceremonia encabezada por el presidente de la Corporación Municipal, Ignacio León, acompañado por la religiosa Juana Borgna, del grupo inicial de hermanas de María Auxiliadora llegadas a Patagones poco tiempo antes, quienes asumieron el rol de padrinos de la obra.<br />
De los datos recogidos en archivos periodísticos Fernando Córdoba destaca que “el acto se inició con un discurso del escribano público don Genaro Olivera en nombre de la comisión y en la bendición y colocación de la piedra fundamental, la misma consistió en un cubo de ladrillos revocado con cemento, situado en los cimientos del edificio donde hoy se encuentra la puerta de acceso frente a la calle General Lavalle. En su interior se colocaron, en una caja de cedro forrada en plomo, una redoma de cristal con el acta de la ceremonia levantada por don Genaro Olivera y conjuntamente un ejemplar del plano del edificio, un programa de las fiestas que se celebraron, un ejemplar de la constitución de la Provincia, uno de la gloria argentina 7 de marzo y una medalla conmemorativa de la citada ceremonia. Finalizado el acto cerró la ceremonia y declaró inaugurada la obra del hospital don Isaías Crespo, miembro de la comisión”. <br />
<strong>Una demorada inauguración</strong><br />
La tan esperada obra avanzó muy lentamente y estuvo concluida recién… ¡15 años después!<br />
El 1 de diciembre de 1905 se pusieron en funcionamiento regular los servicios del Hospital General del Río Negro, cuyas amplias y bien ventiladas instalaciones constituían el principal centro de salud de las dos poblaciones, aventajando en infraestructura al Hospital San José edificado por los salesianos en la esquina de las actuales Alvaro Barros e Yrigoyen, en Viedma.<br />
En 1925 se produjo el cambio de nombre y pasó a llamarse Hospital Municipal de Patagones. Durante la década del 30, cuando era presidente de la Nación el general Agustín P. Justo, el nosocomio maragato fue rebautizado como Ana Bernal de Justo, maragata, esposa del primer mandatario y benefactora de la institución.<br />
En 1960, bajo la gobernación de Oscar Alende y siendo intendente municipal de Patagones Juan Cocce, se inició la obra del moderno hospital de dos plantas, enfrente de las vías del ferrocarril, que sería inaugurado en 1964, durante la gestión del intendente Leonardo Costas.<br />
El viejo edificio de la calle Lavalle fue cedido entonces a la incipiente Escuela Profesional Mixta, que más tarde recibió el nombre de Islas Malvinas; el ala izquierda se destinó a un hogar para niños y la derecha al Centro Educativo Complementario.<br />
La obsolescencia del inmueble provocaba numerosos inconvenientes cuando, a fines de 1996, ya estaban terminados los modernos edificios construidos por la provincia para reubicar la escuela de Enseñanza Media Islas Malvinas y el Centro Educativo.<br />
Un año más tarde, ante el pedido de la Asociación Civil Universitaria de Patagones, el Honorable Concejo Deliberante autorizó la cesión del edificio, en donde se realizó una importante intervención (incluyendo la reconstrucción de la fachada, en una segunda etapa) para dotarlo de comodidades acordes al uso estudiantil universitario. <br />
Transcurrieron 121 años desde la colocación de la piedra fundamental y 106 desde la apertura de aquel histórico hospital, hoy el edificio enriquece el patrimonio arquitectónico de la ciudad y sigue prestando servicios a la comunidad. <br />
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<div style="text-align: left;"></div>Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-41475536315660161452011-07-17T14:20:00.000-07:002011-07-17T14:20:42.135-07:00Club Jorge Newbery de Patagones, un manojo de recuerdos en el 90º aniversario<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjijRsBJ4bn6oJDbEPCAHr6vzVcE3u61_khR1LTplA9q1a4xUFiw-VcTxC2xIYPHBl-3XyyEGVvpog-wECWVALJbdhpAyyEAL9Td0b_5mcmOS4_B1RivVqzH_DhUnKRVcFfEMPbvRbAxS0x/s1600/Aquellos+inolvidables+bailes+a+cielo+abierto.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="241" m$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjijRsBJ4bn6oJDbEPCAHr6vzVcE3u61_khR1LTplA9q1a4xUFiw-VcTxC2xIYPHBl-3XyyEGVvpog-wECWVALJbdhpAyyEAL9Td0b_5mcmOS4_B1RivVqzH_DhUnKRVcFfEMPbvRbAxS0x/s320/Aquellos+inolvidables+bailes+a+cielo+abierto.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinKhd-YHOh5kQqzQlfBDA82TFu7MwA4iFUKM9h91SgyoXmuJ-MOddpC-TllbvGahpfYnlt_AtlC2s9eMV3K72nb6B8QWvlEO27bqGFjE6n8tg5qBB7jPKQzvhmuiT2sWLj_24xU-K0cbN6/s1600/Una+gloriosa+escuadra+del+f%25C3%25BAtbol+de+Jorge+Newbery.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="208" m$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinKhd-YHOh5kQqzQlfBDA82TFu7MwA4iFUKM9h91SgyoXmuJ-MOddpC-TllbvGahpfYnlt_AtlC2s9eMV3K72nb6B8QWvlEO27bqGFjE6n8tg5qBB7jPKQzvhmuiT2sWLj_24xU-K0cbN6/s320/Una+gloriosa+escuadra+del+f%25C3%25BAtbol+de+Jorge+Newbery.jpg" width="320" /></a></div><strong>El pasado 20 de junio el club Social y Atlético Jorge Newbery, de Carmen de Patagones, cumplió 90 años de existencia. En la noche de este sábado su tradicional estadio de la calle Bynon resultó estrecho para una emotiva celebración y hoy Noticias de la Costa se adhiere con esta nota evocativa. </strong><br />
Según un trabajo de nuestro recordado colega Galo Martínez la fundación del club Jorge Newbery, aquel 20 de junio de 1921, tuvo como principal propósito la práctica del fútbol “siendo su presidente y fundador don José María Benito y entre sus colaboradores don Amadeo Galantini”. Añade aquella crónica que “entre los primeros integrantes de su equipo se recuerdan las figuras de Angel Echarren, JoséLamberti, Armando Sitanor Ballestrase (cuyo nombre le fue impuesto al estadio), Eugenio Lavoratornuovo, Mariano Paz, Benito Rodríguez, Enrique Véspoli y los hermanos Medrano”.<br />
<strong>A puro gol</strong><br />
En 1927 la entidad se afilió a la Liga Rionegrina de Fútbol y obtuvo el primer lauro, al adjudicarse la copa “Competencia”; pero recién en 1943 ganó un certamen liguista; lo que habría de repetir en los años 1962 y 1964, con un equipo del que se recuerdan figuras que escribieron páginas gloriosas para la historia de la entidad albiceleste y el fútbol de la comarca.<br />
<strong>Glorias del fútbol</strong><br />
Esta es la nómina de aquellas estrellas: Boyé, Domingo; Cerdán, José María; Mujica, Enrique; Reggiani, Carlos; Fernandez, Juan; Armendáriz, Rodolfo; Garro, Julián; Diego, Héctor; Campoy, Elman; Mujica, Victor; Sosa, Raúl; Mujica, Ricardo; Echarren, Oscar; Ledesma, Oscar; Echarren, Carlos; Peysé, Juan Carlos; Gabilondo, Juan; Magagna, Enrique; Castro, Nidal; Casquero, Carlos; Fonseca, Lino; Espinosa, Juan; Sosa, Ovidio Roal; Pichiñan, Raúl; Andrés, Huelliqueo; Dell, Daniel; Gabilondo, Nito; Escudero, Juan Carlos; Galimberti, Horacio; Gonzalez, Juan; y Ortiz, Horacio. El director técnico de esa época brillante fue Angel José Sabatella; con un equipo de colaboradores integrado por Jorge Pardal; Atilio Aliberti; Andrés Melinger, Benito Cappeta; Juan Salazar y el médico Juan Carlos Joelson. (Una de las fotos que ilustra esta nota muestra, precisamente, una formación futbolística campeona)<br />
<strong>Encestando</strong><br />
Otro momento histórico fue para el básquet, con el campeonato logrado en 1964, con la escuadra formada por Herminio Gutierrez ( Director Técnico), Juan Carlos Gilardi, Miguel Angel Gabilondo, Mario Felix Sabatella, Enrique Mújica, Ángel Josè “Chiquito” Sabatella, Néstor Mutilengo y Ángel “Chaco” Rodríguez. <br />
Pero estas misceláneas constituyen tan solo una abreviada síntesis de las muchas glorias alcanzadas por la institución en sus 90 años de trayectoria.<br />
<strong>Una muestra alusiva</strong><br />
El material fotográfico que acompaña esta crónica fue facilitado por la Dirección de Patrimonio Histórico de la Municipalidad de Patagones, que en homenaje al 90º aniversario del club Jorge Newbery ha montado una valiosa e ilustrativa muestra conmemorativa. La exposición, de fotos y objetos, se presentó en la noche de festejo y estará abierta al público, desde el próximo jueves, en el Rancho Rial - Espacio de Identidad Local - Mitre 94, de jueves a sábados en horario de 16 a 19, hasta el 6 de agosto.<br />
<strong>Las razones</strong><br />
El siguiente texto, elaborado por el equipo de realización de la citada Dirección de Patrimonio Histórico de Patagones, resume las intenciones y explica en parte el contenido e la exposición. <br />
“Rescatar y revalorizar nuestro patrimonio cultural intangible y material, es y será construir nuestra identidad local, nuestra memoria colectiva, indudablemente un aporte significativo para la construcción de nuestra cultura y nuestro futuro.<br />
En este sentido la Dirección de Patrimonio Histórico de la Municipalidad de Patagones a través de su área intangible, desarrolla, entre otros, el programa “Vidas Cotidianas”, el cual ha marcado un rumbo de partida hacia la recuperación de nuestros valores identitarios, logros que hemos apreciado en las muestras temáticas ya llevadas a cabo, como: “Médicos de Familia”, “Peluqueros de nuestra historia”, “El club de mis amores…Jorge Newbery año 2005”, “El club de mis amores…Mitre, Ciclón, Depo”, “Rieles de nuestra historia”, “Perfiles y postales del 25 de Mayo”, entre otras. <br />
Fundar un club es fundar los colores del alma, la pasión que nos abraza a todos por igual, es fundar los matices profundos del recuerdo del niño que fuimos y somos, fundar un club es de alguna manera trascender la nostalgia y el olvido de nuestro futuro.<br />
Esta rica y apasionante historia que cumple 90 años ha conocido muchas personas que construyeron y engrandecieron el sentimiento, la pasión y el corazón del club Jorge Newbery, personas de grandes valores y principios entre los que podemos mencionar a, Hnos Garrafa, Jorge Pardal, Ricardo Mujica, Raúl Angel Bosero, Angel Echarren, Herminio Gutierrez, Edgardo Borasi, Nicolas Alonso, Hugo R. Demichelis, Ovidio “Coco” Sosa, Ruben Savoia, Mario Félix Sabatella, Pascual Dichiara, Nelly Barilá, Nidia Añaños de Borasi, Coro Ferria. Hacemos la salvedad de que solo mencionamos algunos nombres/familias del club vinculados a otras décadas, no por descuido ni olvido simplemente por extensión gráfica.<br />
El club Social y Atlético Jorge Newbery cumplió desde su esencia un rol fundamental en la vida social de nuestra comunidad a través de sus diversas disciplinas deportivas como el fútbol, básquetbol, atletismo, ciclismo, entre otras disciplinas deportivas, también en sus tantas actividades sociales, como los memorables bailes y las reuniones en el clásico bufett.<br />
Esta muestra temática “El club de mis amores, Jorge Newbery 90 Años” nos enseña, a través de relatos, testimonios, fotos, camisetas y diversos objetos, aquellos tiempos impregnados de nuestra historia, nos enseña a reflexionar en estos tiempos en que la globalización y la vorágine del tiempo distorsiona lo cotidiano, nos enseña, sin ninguna duda a rescatar y revalorizar lo mas profundo de nuestra identidad para construir un mejor presente y futuro”.<br />
<strong>Tiempo de bailes</strong><br />
El aporte a la vida social de la comarca realizado por el club Jorge Newbery es invalorable, por su permanente participación en diverso tipo de acontecimientos y, particularmente, la época de los grandes bailes. Nidia Añaños de Borasi, de corazón plenamente “jorguista” (si se permite el neologismo para referirnos a la apreciada amiga maragata) recordó tiempo atrás aquella época de bailes inolvidables y costumbres sociales amables.<br />
“Los bailes míos fueron sobre todo en el club Jorge Newbery, a veces en la cancha de básquet todavía sin techo, a cielo abierto, otras veces en un salón ubicado al lado del club Social (donde hoy está el edificio del club). Eran bailes con grandes orquestas que venían de afuera, como Francisco Lomuto, Juan Carlos Barbará, Juan Cambarieri, Feliciano Brunelli, y Donato Raciatti. <br />
Hubo una época, antes que yo empezara a salir a bailar, en que los clubes mandaban invitaciones a las chicas casaderas y les ofrecían la posibilidad de mandarles un auto para ir a buscarlas y llevarlas de vuelta. Las chicas eran el gancho para que fueran muchos varones y el baile resultara todo un éxito.<br />
Pero hay algo más: si alguna chica no salía a bailar, porque no era muy agraciada o porque no bailaba bien, algún caballero de la comisión del club se encargaba de sacarla como una obligación, para que esa chica no se aburriera. Hasta esa cortesía tenían.<br />
Se bailaba toda la noche, desde las diez hasta eso de las dos de la mañana, cuando ponían el disco con la marcha del club Jorge Newbery y entonces había que irse.<br />
Mi libro no pretende ser algo extraordinario. Son solamente vivencias personales o recuerdos de historias que me contaron. Añoro la familiaridad entre vecinos, parientes y amigos. Esa cosa de compartir una comida, de mandarse un plato que era la especialidad de una casa para que lo disfrutaran en lo del vecino, las visitas, los festejos de fin de año o de los acontecimientos familiares, el envío de las tarjetas de salutación. Me parece que la vida no era tan urgente como ahora, había más cortesía entre la gente”.<br />
<strong>Una figura inolvidable</strong><br />
Sin menoscabo de la mención de otros deportistas brillantes que surgieron de Jorge Newbery en su larga trayectoria corresponde poner en el recuadro la figura de Enrique Magagna, integrante de aquel equipo de fútbol de 1962-64, transferido después a Huracán de Ingeniero Whitte, lo que le significó a Jorge Newbery el ingreso de una importante suma en concepto de pase, haciendo posible el tendido del alambrado olímpico del campo de juego. Magagna formó parte del equipo whitense que logró como verdadera hazaña ascender al campeonato de primera división de la AFA, en 1968 y 1971. Esa participación en la elite del fútbol argentino le valió al jugador maragato su reconocimiento nacional y recibió ofrecimientos tentadores para ampliar su horizonte profesional, que rechazó con el objeto de concretar su vocación docente y volver al pago natal.<br />
<strong>La realidad actual</strong><br />
El club Jorge Newbery llega a su nonagésimo aniversario en una etapa de pleno empuje con diversidad de actividades deportivas y un claro esfuerzo de su cuerpo directivo en la actividad formativa, que trasciende en las escuelas deportivas con importante cantidad de alumnos.<br />
La comisión directiva del año 2011está encabezada por Roberto Ignisci, como presidente, y Alberto Pozzo Ardizzi, vicepresidente; Martín Bossero, secretario y César Negro, prosecretario. La tesorería está cargo de David Savoia; y el protesorero es Juan Antonio Larrañaga. Los vocales titulares son Horacio Leone, Marcelo Castronovo; Darío Savoia, Esteban Rial y Fernando Gilardi. Vocales suplentes: José Luis Biageti, Sergio Franco, Carlos Gaztelú, y Ezequiel Fuertes. Los revisores de cuentas son Juan Manuel Ramos y Alejandro Echarren.Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-62287222688781595982011-07-17T14:14:00.000-07:002011-07-17T14:14:30.225-07:00Para mirar a Viedma con los chicos, desde el balcón de la nostalgia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjumjuFBrta_rLqeX9p1LaooWvoFY1502SMacAYxCwC-6MVMxMmDzM2n_haUkLQ0DGv3Qkp4VeBhDIUL_Evj8-TmeyDTTtJQeKTizorozaRRh1_Xg87Qwd1dxRx1k6XskyKRcJBNgD6cAyM/s1600/La+plaza+San+Mart%25C3%25ADn+y+la+casa+de+Gobierno%252C+vistas+por+Marchesi.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" m$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjumjuFBrta_rLqeX9p1LaooWvoFY1502SMacAYxCwC-6MVMxMmDzM2n_haUkLQ0DGv3Qkp4VeBhDIUL_Evj8-TmeyDTTtJQeKTizorozaRRh1_Xg87Qwd1dxRx1k6XskyKRcJBNgD6cAyM/s320/La+plaza+San+Mart%25C3%25ADn+y+la+casa+de+Gobierno%252C+vistas+por+Marchesi.jpg" width="227" /></a></div><div style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><strong>Dos de las magníficas ilustraciones de Juan Marchesi para esta original obra de Nancy Pague sobre la Viedma de los años 20, tercer libro de una serie.</strong></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZS7Mbblm74OiLJhy2IYYh0bCn7_-IC5bt-8tkavO9-jkFU0BHlMPVC1IRylbDvL5_3R-D9U66jADa1xNnRd-RI0Q38Y7TBPAtFmOD0c2ZD4mQC6Zixz14cc3W23dRCGDE_8jxGtPHHeNT/s1600/Calles+y+carruajes+en+la+Viedma+de+los+a%25C3%25B1os+20.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" m$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZS7Mbblm74OiLJhy2IYYh0bCn7_-IC5bt-8tkavO9-jkFU0BHlMPVC1IRylbDvL5_3R-D9U66jADa1xNnRd-RI0Q38Y7TBPAtFmOD0c2ZD4mQC6Zixz14cc3W23dRCGDE_8jxGtPHHeNT/s320/Calles+y+carruajes+en+la+Viedma+de+los+a%25C3%25B1os+20.jpg" width="236" /></a></div><br />
<strong>Hace más de tres años Nancy Pague (profesora de Filosofía y Ciencias de la Educación) presentaba su libro “Desde el balcón, miradas al pueblo chico desde la Viedma de hoy”, con una bella recopilación de imágenes fotográficas sobre puertas, balcones y frentes de edificios de la década del 20. La autora ofrece, ahora, una propuesta del mismo tema dirigida a público infantil.</strong><br />
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El nuevo trabajo se titula “Miramos desde el balcón cómo era Viedma en 1920” y en este caso no se apoya en fotos, sino en las excelentes ilustraciones de Juan Marchesi, con una propuesta tan antigua como amigable (que nos retrotrae a nuestros tiempos de infancia): “para leer y colorear”. Nancy, entusiasta como siempre, nos relató cómo fue el proceso de elaboración del libro, original hasta en su formato tipo cuaderno con espiral; y el propio Marchesi hizo algunas acotaciones que revelan el valioso significado de su tarea gráfica.<br />
<strong>Una saga de la nostalgia</strong><br />
“Este libro es una especie de continuación de ‘Desde el balcón, miradas al pueblo chico desde la Viedma de hoy’ que a su vez tiene como antecedente directo al primero de la trilogía: ‘Viedma entre 1920 y 1930 en la memoria de don Cándido Campano’ y estoy realmente muy orgullosa de las tres obras, que cada una con un contenido y estilo diferentes procuran un mismo objetivo cómo es el de mostrarle a la población algunas raíces que permanecen invisibles pero sin embargo están presentes en las calles de nuestra ciudad” sostuvo Nancy Pague, en el inicio de la charla.<br />
Agregó, sin ocultar su satisfacción, que “ahora, después de los dos primeros libros sobre esta temática, me encuentro con gente que me dice: camino por las calles viedmenses y descubro los frentes de edificios y los detalles de una arquitectura muy atractiva, con expresiones artísticas y artesanales muy valiosas”.<br />
Recordó que, en el año 2008 con el segundo trabajo, se propuso documentar fotográficamente las evocaciones memoriosas de Cándido Campano, con quien había mantenido largas conversaciones entre 1989 y 1990, y reafirmó el compromiso “de profundizar el tema de la identidad de los viedmenses, a partir de mi propia actitud: la de una docente que llegó aquí como migrante hace más de 40 años, y tal vez en los primeros tiempos tuvo desinterés por los valores y tradiciones del lugar y ahora siento la necesidad de manifestar mi profundo amor y reconocimiento hacia la ciudad y su gente”.<br />
<strong>Destinatario privilegiado</strong><br />
Nancy sostuvo que “se trata de un libro que tiene como destinatario esencial a los niños de nuestro lugar en el mundo, con una invitación a los adultos con la finalidad de que interesen a sus hijos, nietos y sobrinos; donde también hago una apelación al niño o a la niña que subsisten en el interior de cada uno de nosotros”.<br />
“El hecho de haberme dirigido especialmente a los niños se fundamenta en mi convicción de que el sentimiento de permanencia a este lugar empieza a formarse desde la temprana infancia, y que la comunidad conformada por quienes fuimos migrantes hace tres o cuatro décadas necesita de este tipo de materiales y aportes” reflexionó después.<br />
La autora puntualizó que “me parece que esta comunidad recién ahora está madurando respecto de su sentimiento de pertenencia, y es importante reforzarlo desde las niñas y los niños”.<br />
“También me siento muy feliz por haber convocado a Juan Marchesi, ya que desde el mismo momento de la invitación tuve la seguridad de que realizaría un trabajo excelente, pero no podía imaginar que sus ilustraciones serían de tal envergadura, con 18 láminas maravillosas creadas especialmente en blanco y negro, con detalles minuciosos” afirmó.<br />
<strong>El libro por adentro</strong><br />
“Miramos desde el balcón cómo era Viedma en 1920” repite la estructura general de los dos libros antecesores, con sendos capítulos destinados a las calles que corren paralelas al río y las que cruzan perpendiculares a la ribera. La descripción gráfica se abre, al igual que en los primeros trabajos de Nancy, con la presentación de una verdadera joya, tal como es el plano de cómo era Viedma en la década de los años 20 del siglo pasado, realizado artesanalmente por el arquitecto Hugo Grisetti. <br />
El diálogo de la autora con los lectores menudos se inicia con una carta donde advierte que “si mirás el plano que está en la página anterior, podrás ver que los límites del Pueblo Chico eran la calle que hoy se llama Gallardo-Sarmiento (entonces San Juan), los boulevares Ayacucho y Sussini-Contín y la calle Alberdi. En realidad la mayoría de las construcciones (casas de familia, negocios y edificios públicos) estaban a 5 ó 6 cuadras del río”.<br />
“¿Ves que el plano parece un cuadro colgado del río? Y observa: no había puentes. Para cruzar el río (nuestro río Negro, Currú Leuvu en lengua mapuche) había que hacerlo en canoa y las mercaderías que iban y venían del muelle de Patagones, que era donde atracaban los barcos, se transportaban en balsas, especie de lanchones que llevaban los frutos del país (lana, cueros, plumas, etc), las mercaderías que consumía la población y los vehículos que debían cruzar a una u otra orilla”.<br />
Con este mismo tono coloquial propone internarse en las páginas del volumen y “mientras le ponés color a las ilustraciones podés volver a leer lo que dice de cada calle. Al colorear imaginá a los albañiles, herreros y carpinteros que la construyeron. Y cuando camines por sus calles y veas los edificios con las puertas, ventanas, rejas y balcones de ese tiempo pensá en esos artesanos y sentí que bueno es vivir en un lugar bello como nuestra Viedma. Y querela, y protegela, y sentite contenta/o de saber respetar lo que aquellos seres humanos hicieron con su esfuerzo y hoy podemos admirar y cuidar”.<br />
Las páginas pares presentan los textos ágiles escritos por Nancy, con profundo sentido poético y evocaciones plenas de nostalgia, en una imaginaria conversación con cada una de las arterias que se describen. Por ejemplo, cuando “le habla” a la calle Belgrano dice “en tus cinco cuadras había varios almacenes y boliches; después de cruzar la San Juan (hoy Gallardo-Sarmiento) te convertías en una huella hecha entre los árboles, moras y rosales, que conducía a un lugar de la costa del río, con césped natural y buena playa, arbolada y segura”.<br />
No es fácil para la autora elegir una de las espléndidas ilustraciones de Marchesi como la preferida, pero tras recorrer el libro se detuvo en las páginas 38 y 39 (esta última corresponde a la imagen con el epígrafe “Calles y carruajes en Viedma”) y comentó: “hay aquí un ejercicio de síntesis descriptivo que me parece extraordinario, como que en la misma lámina haya podido representar la calle Alvaro Barros con su movimiento y detalles variados, como un sepelio de coche fúnebre tirado por 6 caballos, el edificio de la cárcel vieja, uno de los pocos surtidores de nafta que había en aquellos tiempos, una tienda, casonas familiares y abajo, en primer plano, uno de esos carretones de 4 ruedas que eran los principales medios de transporte de carga”.<br />
<strong>La conexión infantil</strong><br />
Nancy destacó que “el ejercicio de pintar y colorear sobre las imágenes en blanco y negro es una forma de conexión de la mirada infantil sobre los datos de la historia que aportan las figuras”. “Observo que muchas veces los chicos se entretienen coloreando los dibujos que nos llegan del exterior, del mundo Disney por caso, y me da pena que no se les ofrezcan imágenes con contenido nuestro; este libro hace una contribución en ese sentido. Que ojalá sea de utilidad” sostuvo.<br />
Añadió que “cuando uno vive en un lugar se acostumbra al entorno y termina por no valorar lo que lo rodea, como nos pasa con la costanera y el río, que posiblemente no admiramos a diario y sin embargo llena de sorpresa y gozo a quienes nos visitan”.<br />
También se refirió a la importancia de “volver a mirar los detalles de algunas puertas de madera labrada, como las del edificio histórico de la municipalidad de Viedma, que es una obra de arte”; y subrayó que “ese ejercicio lo podemos hacer acompañados por los chicos, como una forma de juego y recreación”. <br />
<strong>El secreto de las casas</strong><br />
Toda una definición del espíritu literario que inspira los relatos de Nancy Pague está implícita en el texto de la página 7, como epígrafe de la foto del frente de una centenaria casona viedmense. “Abuela: ¿por qué las casas antiguas tienen paredes anchas y son tan altas? –Porque en invierno son más cálidas y en verano, más frescas; y porque las personas, desde sus ventanas altas, ven volar los pájaros y sienten que están más cerca del cielo”. Pero, además, como una despedida que aletea sentimiento, el cierre del libro lo constituye un poema de Yolanda Garrafa. “Rumores de miel y almendra secretean por las calles tierra al viento. Olor a pan fresco y a duraznos en las veredas y por los cercos y alamedas hasta el río. En la plaza, el bullicio de los nidos en las ramas”. <br />
<strong>Un ilustrador encantado</strong><br />
Juan Marchesi admitió que “la tarea que me encargó Nancy Pague me encantó, porque me permitió meterme en un mundo pleno de sorpresas y me reencontró con la técnica de la ilustración de libros para niños, que realicé durante mucho tiempo en el principio de los años 70 y hacía mucho que no pacticaba”.<br />
“Me pasé dos meses del último verano encerrado en casa, lo que me vino muy bien por otra parte porque mi piel no resiste mucha exposición al sol, trabajando sobre las fotos que me trajo Nancy para recrear aspectos de la vida cotidiana de Viedma en aquellos tiempos; lo disfruté mucho, hice un montón de apuntes y borradores, y al final quedaron las 18 láminas que están en el libro” describió.<br />
También explicó que “usé la técnica tradicional de la pluma cucharita, con tinta china, que me enseñó el maestro Carlos Casalla, autor de inolvidables historietas como el Cabo Savino, y saqué del desván una vieja mesa de trabajo, con un vidrio iluminado desde abajo, que me permitió concentrarme mejor en cada dibujo. Fueron muchas horas maravillosas y realmente lo disfruté”.<br />
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Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-43234161162791591992011-06-27T11:53:00.000-07:002011-06-27T11:53:00.811-07:00Tato Osorio, aproximación a las memorias de un militante de los 70<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhq_qYhC4GVXAL84vkKduCGP9HzFVqMsCWXdaQzTU6IkjvNSn-JSrDrYyy28VRKRz7g4HfjIsusaH8BQMKXxH82oM4hWBUbjmJw1XawbTMQWFICNm0jIucc1GsOqxEX04E9kA4pLoDeWvLX/s1600/Junto+al+%25C3%25A1rbol+donde+ataba+el+caballo+cuando+iba+a+la+escuela+2+de+Patagones.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" i$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhq_qYhC4GVXAL84vkKduCGP9HzFVqMsCWXdaQzTU6IkjvNSn-JSrDrYyy28VRKRz7g4HfjIsusaH8BQMKXxH82oM4hWBUbjmJw1XawbTMQWFICNm0jIucc1GsOqxEX04E9kA4pLoDeWvLX/s320/Junto+al+%25C3%25A1rbol+donde+ataba+el+caballo+cuando+iba+a+la+escuela+2+de+Patagones.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: center;"> <span style="font-size: x-small;">Junto al árbol de la plaza 7 de Marzo, donde ataba el caballo en los años de la primaria</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGA4tQ54QxPKZTAQ2SkFh3MPHIxBOWojt3dmywx7jdPUlTTRibumKseaHlwIrxDTJYzh4P0b5rPaG_KuLFKQSOayvEOUlbfznioLFJ0qvKHqtcd9hUFEz5B0lahkLD5zZhRhZ00btRclmb/s1600/En+este+edificio+de+la+Escuela+Normal+se+desat%25C3%25B3+la+huelga.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="216" i$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGA4tQ54QxPKZTAQ2SkFh3MPHIxBOWojt3dmywx7jdPUlTTRibumKseaHlwIrxDTJYzh4P0b5rPaG_KuLFKQSOayvEOUlbfznioLFJ0qvKHqtcd9hUFEz5B0lahkLD5zZhRhZ00btRclmb/s320/En+este+edificio+de+la+Escuela+Normal+se+desat%25C3%25B3+la+huelga.JPG" width="320" /></a></div><div style="text-align: center;"> <span style="font-size: x-small;">En este edificio de la Escuela Normal Mixta se inició la famosa huelga estudiantil del '59</span> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYFsCZIXu0WPfQpG4lNndZ20tkjGiI_RhI408HpahV77VR8803INl3707-DKNnOYYPBaroZesp-3RDema1CpnjQ4Ztel6qjAYzDsZHy-CvQSYIbyBIsdlZ72cKDoZfN1eojwCKR56EQBX1/s1600/Grupo+El+Despertador%252C+de+izqu+a+der%252C+Omar+Dominino%252C+Betty+Navarro%252CTato+Osorio%252C+Dolly+Crespo%252C+Omar+Fossati%252CNorma+Garc%25C3%25ADa%252C+Renata+Rial%252C+Velia+Salicioni%252C+Jorge+Armas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="211" i$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYFsCZIXu0WPfQpG4lNndZ20tkjGiI_RhI408HpahV77VR8803INl3707-DKNnOYYPBaroZesp-3RDema1CpnjQ4Ztel6qjAYzDsZHy-CvQSYIbyBIsdlZ72cKDoZfN1eojwCKR56EQBX1/s320/Grupo+El+Despertador%252C+de+izqu+a+der%252C+Omar+Dominino%252C+Betty+Navarro%252CTato+Osorio%252C+Dolly+Crespo%252C+Omar+Fossati%252CNorma+Garc%25C3%25ADa%252C+Renata+Rial%252C+Velia+Salicioni%252C+Jorge+Armas.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"> Tato es el tercero, desde la izquierda, en esta foto del grupo teatral El Despertador</span> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuq942GBYUcuDpdk-wZkBxJT1N3bWgnldUg2Vv4YPzBuWAvpEvfeOvDxEHSa0m-YzLspDyl9xx1_v9pgIxZ8F8D5YW77A8hieJM4ri-hSs75r8nSA0KeECcnovSKq9_WyO8Wv907puneBk/s1600/La+conducci%25C3%25B3n+de+JP+Montoneros%252C+1973.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="180" i$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuq942GBYUcuDpdk-wZkBxJT1N3bWgnldUg2Vv4YPzBuWAvpEvfeOvDxEHSa0m-YzLspDyl9xx1_v9pgIxZ8F8D5YW77A8hieJM4ri-hSs75r8nSA0KeECcnovSKq9_WyO8Wv907puneBk/s320/La+conducci%25C3%25B3n+de+JP+Montoneros%252C+1973.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">La conduccción de la JP Montoneros de 1973, cuando Tato era referente de la Patagonia</span></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: left;"><strong>Hernán “Tato” Osorio (70 años por cumplir, en noviembre) nos ofrece un apretado relato de vida, que el cronista intenta compaginar en una sucesión de escenas, como si fuera un montaje cinematográfico. El resultado parece una película plena de acción y momentos dramáticos. </strong></div><strong></strong><br />
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Tato es un hombre de verbo conciso y taxativo, cuando define a una persona o una situación vivida (¡y tiene muchas situaciones bien vividas!) lo hace convencido; dispara opiniones naturalmente confrontativas, machaca ideas con sonrisa abierta y contagiosa, de ojos achinados y brazos abiertos; ilustra con anécdotas desopilantes, acompaña narraciones con la representación actoral y se divierte cuando -con cierta disimulada premeditación- pierde el hilo del relato en los meandros de su memoria, como si no quisiera recordar datos y fechas precisas, como una forma de resistencia y defensa.<br />
<strong>La sucesión de escenas</strong><br />
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“Cuando yo tenía 11 años vinimos a vivir a Patagones, en una chacra ubicada sobre la costa, abajo del cerro de la Caballada, al lado del chañar histórico. El último año de la escuela primaria lo hice en la número 2, enfrente de la plaza 7 de Marzo, hasta donde llegaba a caballo y ataba el animal en un árbol de la esquina, que todavía está allí a pesar de los muchos años transcurridos. Ya para la secundaria, desde primer año, fui a la Normal de Viedma, que estaba enfrente de la plaza Alsina; y para allá cruzaba caminando por el puente ferrocarretero, y cortaba camino por la costa del río, por adentro de la quinta de los curas. En tiempos de primavera, a veces, la tentación de quedarse pescando en la costa era demasiado grande y con alguno de mis hermanos y otros compañeros nos hacíamos la rata”.<br />
“El 55 me hizo avivar que había algo que se llamaba política, y me empiezo a interesar cuando mi viejo comienza a participar en la Democracia Cristiana. Para fines de 1957, cuando se reunió en Viedma la Convención Constituyente de Río Negro, con otros compañeros de la Normal íbamos al teatro Argentino a presenciar los debates.<br />
Una de la cosas que más contribuyó a mi formación política fue asistir a esas discusiones, me pasaba horas allí, en el palco, escuchando. Aprendíamos de todo, incluso de oratoria, con personalidades como Manuel Salgado o el Buby Rajneri, el viejo Epifanio, Pablo Fermín Oreja y otros. Aprendíamos de historia y recibíamos información de política.<br />
En ese tiempo no tenía todavía ninguna vinculación con el peronismo. Primero estuve en la Democracia Cristiana, de donde me fui después de un debate con un genio, con un hombre brillante como fue Manuel Salgado. En una reunión acá en Viedma yo pedí la palabra –tenía 15 años- al viejo no le gustó lo que yo dije –que ni me acuerdo qué habré dicho- y me contestó: acá los pibes se callan la boca; a lo que yo le contesté: y los viejos me chupan las bolas, me levanté y me fui. Y se acabó la Democracia Cristiana en mi vida”.<br />
“Una tarde estábamos charlando un grupo de pibes, en una confitería de la calle Buenos Aires, cuando salió el tema de las quejas por los malos tratos que recibíamos de algunas profesoras. En la charla estábamos Carlos Luis ‘Guguy’ Fages, Cacho Soler, Miguel Nebiolo, Alberto Nebbia y yo; no había tipo que no hubiera pasado por el Nacional o la Normal que no estuviera atragantado con estas mujeres. Entonces alguno dijo ¿y si pintamos la escuela? Bueno, ¡pintemos la escuela! Pero había que llevar tacho de pintura y pinceles, hacía falta un vehículo. Uno de los muchachos pidió que un pariente lo llevara en el camión, y el que lo manejaba también tenía sus broncas acumuladas por los modales de esas profesoras, y nos llevó a la noche bien tarde por la calle Colón. Allí por Colón, a pocos metros de Buenos Aires, había un paredón que daba a un baldío y se podía pasar al patio interior de la Escuela Normal .<br />
Así con pintura asfáltica pintamos despotricando contra las profesoras en todas las paredes del patio. A la mañana siguiente cuando llegó el portero, que seguramente sería Magnanelli, se encontró con ese panorama y fue corriendo a avisarle a la directora, la señora Elizabeth Barone de Tomaset, y naturalmente la escuela ese día no se pudo abrir”. (En el edificio de la calle Buenos Aires, enfrente de la plaza Alsina, a la mañana funcionaba el ciclo primario del Curso de Aplicación, y a la tarde la secundaria, la Escuela Normal propiamente dicha, nota del cronista)<br />
“Esa tarde nos juntamos todos los estudiantes en la plaza, abajo del aguaribay, y se empezaron a formar los corrillos y nosotros no decíamos que habíamos sido los de la pintada; y se armó la huelga, que arrancó en la Normal y se extendió al Nacional, con las acusaciones de los alumnos que habían sufrido ataques de las profesoras cuestionadas. Todo duró unos 40 días, y creo que en ese tiempo se me despertó el espíritu militante, reflejado en los violentos comunicados que sacábamos a mimeógrafo, y escribíamos con el Negro Livigni.. El ministerio de Educación mandó un inspector sumariante, que resolvió separar provisoriamente de los cargos a las tres profesoras cuestionadas, pero también dispuso que los principales activistas de la huelga nos buscáramos otra escuela, bien lejos de Viedma, para terminar los estudios.”<br />
“Así fue que Carlos Díaz, Osvaldo Gianni y yo enfilamos para General Roca, para terminar nuestra secundaria. Yo particularmente terminé en Cipolletti, porque había repetido un año y me atrasé todavía un tiempo más porque para entonces ya había empezado a trabajar en la delegación del ministerio de Trabajo de la Nación en Cipolletti.”<br />
“En el año 1963 me fui a Córdoba a estudiar Derecho, rendí 6 materias en un año y cuando volví en las vacaciones ya no quise volver A nivel estudiantil había un movimiento muy importante y yo concurría a los debates del Consejo Superior de la Universidad de Córdoba, que eran muy intensos y en donde continué la capacitación política y militante.<br />
Después de las vacaciones apareció un concurso para ingresar a la administración pública y justo ese año, 1964, se abrió el Instituto Superior del Profesorado en Viedma, donde elegí la carrera de Pedagogía, de alguna manera para seguir con la formación que había iniciado en la Escuela Normal.<br />
Allí participé de la fundación del Centro de Estudiantes y tuve como compañeros a un conjunto de personajes: Carlos Oyola, Nilo Fulvi, Wenceslao Arizcuren, Amanda Isidori , Níram Marín, Marne Stábile de Uicich, Dorita Vázquez, Mena Píccolo, Juanita Porro… y tantos otros.<br />
Venían profesores viajeros, entre ellos Raúl Iriarte de Bahía Blanca, pero también hubo otros que se radicaron aquí, como el decano del Instituto, el profesor Daniel Vázquez, un hombre de gran formación pero muy cerrado en sus puntos de vista. Lo tuve en Epistemología y me tragué todo el empirocriticismo de Lenín para rendir el final, pero me quería aplazar, y menos mal que en la mesa estaba también Noemí Sanabria que me defendió y así y todo pude sacar un 4. Pero, bueno, así era la cosa; eran tipos de derecha con los que se podía discutir.”<br />
“Un profesor para recordar: Doader Ioras, rumano, decían que había llegado escapando de Europa tras la caída del nazismo, pero yo nunca le pesqué nada para ese lado. Dictaba psicología educacional y social. Con Ioras y Omar Dominino, compañero y amigo, alquilábamos dos piecitas en el barrio Santa Clara y compartíamos una cocina y el baño. El viejo nunca se levantaba antes del mediodía, pero bien temprano se despertaba y nos pedía que le lleváramos un té y se quedaba en la cama leyendo”<br />
“También en ese tiempo me casé con Marta (Villa) y me metí en el grupo de teatro que dirigía Francisco Javier y descubrí un mundo atractivo, de imaginación y formas distintas. Recuerdo obras como Los 4 aparatos, o Humulus, el mudo, en la biblioteca Mitre; y después Los Invisibles, en el salón de la Legislatura”.<br />
“Por 1970 empecé a tener vínculo con gente que militaba en La Plata en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN) como el mismo Guguy Fagés, Aleardo Coya Laría y otros compañeros: también empecé a vincularme con muchachos de Bariloche, como Juan Jacinto Burgos, después lo conocí a Fernando Jara que era dirigente del PJ en Cipolletti y cada uno armaba en su lugar grupos de PJ, para discutir y proponer ideas. Por esa época yo era una especie de jetón que pega el grito y raja, hablaba en un acto y a las dos horas andaba a 220 kilómetros de allí. Después de la fuga de Trelew me relacioné con Rudy Miele, que había sido apoderado de los presos de Rawson. Llegó la convocatoria de Juan Carlos Dante Gullo, Jorge Obeid y otros que ya tenían sus aparatos organizados de JP, para una asamblea en Santa Fe con el objeto de armar las regionales en todo el país. Los compañeros de distintos puntos de la provincia me empujaron para que fuera yo; allá se constituyó el primer consejo nacional de la PJ y como era el único patagónico presente fui elegido delegado de la regional. Unos días después fuimos a una convocatoria con Roberto Quieto, el Pepe Firmenich, Marcos Osatinsky y otros dirigentes; yo entendía que el delegado patagónico tenía que ser Miele, pero él me dijo: ya tengo 35 años. te toca a vos, y fui confirmado. Ya se venía la campaña en apoyo al Tío Héctor Campora, ese histórico día en la JP se subió a los balcones de la Rosada; pero también faltaba poco para que empezara las presiones y enfrentamientos con el aparato de la derecha, esa fue una época de lucha por la utopía. Yo escribí unos versos que recuerdan a los compañeros de ese tiempo y terminan diciendo: todos peleábamos la misma Patria, franeleábamos con las mismas teorías, jugábamos la misma apuesta dolorosa. Hoy algunos estamos pero no somos; hoy ellos son, nosotros aún estamos siendo”.<br />
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Arranca esta segunda parte del relato cuando Tato Osorio asume la conducción regional de la Juventud Peronista, la que se denominaba como “la de la Tendencia”, brazo político de Montoneros, que era la estructura armada para el proceso de Liberación Nacional, la Utopía de una generación. Estamos en los primeros meses de 1973 y se avecinan las elecciones nacionales sin el peronismo proscripto, con la fórmula Héctor Cámpora-Vicente Solano Lima, bendecida por el general Perón, todavía en España. Aquí en Río Negro el candidato del PJ era Mario Franco.<br />
<strong>Primeros roces con Franco</strong><br />
“Franco abrió la campaña de afiliación y aceptó la ficha del médico Jorge Boland, que había sido ministro del gobierno militar de Requeijo. Así que nosotros, con la JP de Río Negro, le salimos a pegar. Para ese tiempo en Viedma teníamos armado un grupo compacto e interesante, con el flaco Juan Carlos Di Leo, Gato Storti, Jorge Tassara, Jorgito Bustamante, los hermanos Lini y otros pibes. Le sacudimos con un comunicado y Franco armó la filial de la Juventud Peronista de la República Argentina, la de derecha, a la que llamábamos la Jotaperra. Finalmente, después del triunfo del 11 de marzo, pudimos colocar algunos compañeros en cargos técnicos: Julio Alzogaray en el banco provincia, Juan Pablo Jaroslavsky en el IPPV, Juan Carlos Di Leo en Rentas. En el congreso de Lamarque donde se eligieron los candidatos a diputados, nos dejaron meter a Ariel Assuad, abogado de Bariloche, compañero militante que después renunció a la banca y terminó preso.,Yo me ubiqué en la Universidad Nacional del Comahue, en la sede central de Neuquén, como secretario de Extensión: pero para entonces la violencia contra mi persona y mi familia empezaba a manifestarse, con el tiroteo contra mi casa aquí en Viedma.”<br />
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<strong>Una jura original</strong><br />
“Ya estaba instalado con mi mujer (Marta) y mis hijos en Neuquén cuando me vinieron a buscar para jurar el cargo de Extensión, hacía calor y yo estaba en short, rápidamente me alcanzaron una camisa, un traje y una corbata y salimos para la Universidad. Apenas había prestado el solemne juramento cuando un compañero gritó “la próxima vez ponete los zapatos” y recién me di cuenta que me había olvidado de los pies y ¡estaba con ojotas!”.<br />
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<strong>Ezeiza,el desafío</strong><br />
“Un verdadero desafío fue la organización del viaje militante a Buenos Aires, para asistir en la autopista a Ezeiza al acto de llegada definitiva de Perón, el 20 de junio de 1973. De Río Negro salieron dos trenes, uno arrancó de Neuquén y levantó compañeros hasta Río Colorado; el otro venía de Bariloche, parando en todos los pueblos hasta Viedma. Me tocaba ser el responsable de toda la movida, pero me hice cargo de la columna que pasó por acá y dejé a otro cumpa en el tren del Alto Valle. Avanzamos con normalidad hasta Cañuelas, pero allí ya no le daban paso a nuestros trenes, porque estaban los grupos de derecha impidiendo la llegada numerosa de la JP para demostrarle capacidad de organización y presencia al general. Estuvimos un par de horas esperando que nos dieran vía libre y bueno, después de mostrar algunos fierros, nos bajaron las señales.<br />
La organización en Buenos Aires, donde nos dieron de comer y beber en la facultad de Derecho, fue impresionante y desde allí arrancamos caminando para Ezeiza en la madrugada del 20; y llegamos bien hasta unos 400 metros del palco, pero un poco después los compañeros que estaban más adelante traían la noticia de que había tiros contra la gente, y se armó el despelote. Yo tenía dos preocupaciones: que ningún cumpa resultara herido y que nadie se perdiera entre el amontonamiento, fue muy bravo, pero salimos bien del lío, nadie se lastimó y a la tardecita estábamos todos de nuevo en el tren, éramos más de 2.000 y logramos mantenernos unidos”.<br />
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<strong>Hacia la clandestinidad</strong><br />
“Las cosas se fueron complicando con la diferencias con el gobierno y las presiones de la derecha. Para agosto de 1973 estaba en Trelew en un acto recordando el fusilamiento de compañeros en el penal y me detuvieron por portación de armas, estuve un mes en cana y fue esa vez que en la pared del Obispado (aquí en Viedma) pintaron ¡Libertad a Tato Osorio! y el grafiti quedó mucho tiempo.<br />
Un día el rector de la UNC, Roberto Domecq, me llamó y me dijo que ya no podía seguir sosteniéndome en Extensión; me pasó entonces a un cargo de investigación en Roca y allá me fui con la familia. Estábamos allí cuando nos cayó un allanamiento, ya para mitad de 1975. Ese día estábamos reunidos con un representante de la conducción nacional de Montoneros; pero tuvimos tiempo para que los compañeros que estaban en la reunión pudieran escapar. Le dije a Marta: “vamos, rajemos” pero ella no quiso y se quedó sola, para cuidar la casa. Cayó la policía y la metieron presa, se ligó como 6 meses en cana.<br />
Para entonces las cosas estaban muy difíciles y yo clandestino en Bahía Blanca. Había cuestionado la decisión política de la conducción de Montoneros, sobre el pase a la clandestinidad de la totalidad de los cuadros militantes, opinando en cambio que sólo tenían que ocultarse los compañeros más jugados y comprometidos; que había que cuidarse pero seguir en público, para que nos cuidaran la gente, los vecinos y los compañeros; en mi caso los estudiantes de la Universidad. Esta actitud hizo que la orga me degradara, me bajaron de categoría (se refiere a los grados cuasi militares que se asignaban) y me arrestaron en un departamento de Bahía Blanca, adonde mandaban un compañero de Neuquén, el Oso Ruiz, para plantearme la autocrítica. Yo le dije: no tengo que hacerme una mierda de autocrítica, porque estoy diciendo en lo que no estoy de acuerdo. Cayó Daniel Vaca Narvaja, también arrestado; y el Oso Ruiz seguía viniendo para tratar de convencernos, hasta que un día se despachó: ¡estoy de acuerdo con ustedes, yo me quiero volver para estar con mi gente! Por eso el Oso se fue a Neuquén y estuvo allá hasta que lo metieran en cana, en cana pero legal; en cambio si se hubiera quedado en Bahía Blanca, en la clandestinidad, lo hubieran secuestrado y matado.<br />
Estuve arrestado por la orga hasta que Marta salió de la cana, y fui a ver a mi responsable y le plantee: yo así no sigo, me voy, si me quieren fusilar me fusilan, yo me voy a buscar a mi mujer y a mis hijos y nos mandamos a mudar. Me dieron plata para los pasajes y unos pocos pesos más, como para llegar a Buenos Aires y comprar una milanesa; fui a buscar a los chicos que estaban desparramados. Todavía faltaba un poco para el golpe cuando llegamos a Buenos Aires con Marta y los pibes. Primero nos dio una mano Julio Acera, a quien conocía del teatro aquí en Viedma, que nos refugió en su casa unos días. Después una compañera, Beatriz, me consiguió un departamento para escondernos otro tiempo; pero no podíamos seguir así; por eso Marta volvió a Río Negro y vendió la casa de Roca, la malvendió por supuesto, y con esa plata pudimos comprar una casita en Villa Domínico, a pocas cuadras del cementerio de Avellaneda, donde escuchábamos todas las noches los tiros de ametralladora cuando fusilaban gente”.<br />
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<strong>Salvando el pellejo</strong><br />
“En Villa Domínico pusimos un taller de artesanías de cuero y yo salía a vender almohadones y cubre camas. Visitando un negocio me puse a charlar con una mina y me ofreció comprarme la producción, para venderla ella. Se llamaba Mercedes y era de alta sociedad, estaba separada y vivía en un tremendo departamento de Callao y Libertador, adonde yo iba a llevarle los pedidos. Un día, charlando de todo un poco me dijo: vos tenés un discurso intelectual y un nivel cultural que no va con lo de artesano ¿estás clandestino?. Nos sinceramos y resultó que ella estaba en Montoneros, a las órdenes del Negro Roberto Quieto. Era muy raro, pero yo necesitaba vender la mercadería, así que el contacto me convenía. Una tarde fui a hacer una entrega y me atendió la empleada doméstica, asustadísima, porque un rato antes Mercedes había sido secuestrada por una patota militar. Enseguida lo llamé al exmarido, un hombre de apellido Miguens, y le tiré todos los datos. “Mercedes estaba relacionada con Montoneros y yo también, dame 5 minutos y hacé lo que quieras”. Salí del edificio con la seguridad de que había milicos esperándome, crucé la avenida Libertador sin mirar, esquivando los autos y pensando que era preferible morir atropellado a que me agarraran; tomé un colectivo hacia cualquier parte, después otro y otro, hasta que me bajé no sé en donde y ya más tranquilo pregunté cómo podía hacer para volver a Avellaneda”. (Aquella militante clandestina se llamaba Mercedes Oliveira Cézar y había estado casada con Ricardo Miguens, hermano del ex presidente de la Sociedad Rural; desapareció el 22 de agosto de 1976 y nunca se supo más de ella).<br />
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<strong>Hacia Brasil y Bélgica</strong><br />
“Pasó un tiempo y entré en contacto con un compañero, ex militante, que vendía artesanías, y por él supe que existía el ACNUR (organización para ayuda a los refugiados) y la variante de salir a Brasil primero y a Europa después. Así me preparé para rajarme a Brasil para fines del Mundial del 78, cuando iba a producirse mucho movimiento en la frontera.<br />
Hasta ese momento yo me movía con un documento falso, pero ya estaba cansado de esa simulación, así que le pedí a mi hermano Miguel Angel que me prestara su libreta, para tomarme un micro. Hablé con mi viejo, que estaba en Buenos Aires en esa época y había vendido una casa y tenía plata. Yo nunca tuve una buena relación con mi viejo, pero cuando hacía falta siempre estaba. Le dije que tenía que irme; “hace rato que tendrías que haberte ido” me contestó, y me dio la plata para el pasaje. Lo cité en una plaza de Avellaneda, estaba sentado en un banco y cuando me acerqué me dijo: “quedate tranquilo ese mono que está allí es tu primo, que vino para acompañarme”; ¡era un sobrino de mi viejo que era capitán del cuerpo de paracaidistas de Córdoba y fue para custodiar a mi viejo para que no le pasara nada! Me compré un pasaje en colectivo para Río de Janeiro y rajé, yo solo primero. Fue un momento dramático, de mucha tensión, cuando llegamos al control y los milicos requisaron todos los documentos de los pasajeros, y nos dejaron esperando una media hora dentro del micro. ¡Era empezar una nueva vida!<br />
En Brasil a través de Cáritas me daban una asignación mensual para pagar un alquiler y comida; con el muchacho que había conocido en Buenos Aires, apelado “el chiquito” por su tamaño, vivíamos en un pueblito de las afueras de Río de Janeiro, y después alquilamos una casa quinta en una aldea de pescadores. Esperábamos que nos saliera la visa para algún destino europeo, y me salió al mismo tiempo para Bélgica y Suiza. Yo me quería ir a Suiza y Marta a Bélgica, porque allá estaban refugiados Augusto Pérez Lindo, licenciado en filosofía, que había sido director de Planeamiento de la Universidad Nacional del Comahue del 72 al 75, antes del exilio, y Víctor Benamo, abogado, que había sido rector de la Universidad Nacional del Sur en 1973. <br />
Bruselas es una ciudad muy bella y ordenada, donde vivíamos unos 300 refugiados argentinos. Allá me enganche de nuevo con la orga, para la denuncia de las violaciones los derechos humanos, en el marco del Movimiento Peronista Montonero que habíamos armado en el exilio. Hacíamos contacto con representantes de todos los movimientos de liberación de distintos puntos del mundo. Nosotros éramos los que difundíamos la mala imagen del país, je!, esa de la que se quejaba Mirtha Legrand”.<br />
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<strong>El exilio</strong><br />
“Yo nunca desempaqué las valijas, yo llegué a Bélgica y me instalé, pero no hubo un solo día en que no me levantara pensando que tenía que estar acá. Permanentemente había recuerdos y nostalgias de las cosas del país, de la gente, de los lugares. En Bélgica una familia nos recibió y dio alojamiento, después tuvimos capacitación sindical y un seguro de desempleo con el que pudimos alquilar una casa estatal; y la Comuna nos daba subsidio para pagar los servicios públicos. Yo conseguí laburo, en negro, limpiando coches de subte de noche, y Marta limpiando casas. Al tiempo ella y yo nos separamos, y me fui a Lovaina, en cuya universidad gané una beca y me anoté en la carrera de Análisis Político de Países en Vías de Desarrollo. Me pusieron de apodo “Cordobazo” porque tuve que hacer un trabajo de investigación para una conferencia magistral en francés sobre los hechos de mayo de 1969, fue duro pero creo que salí airoso. Ya me había ido de Montoneros, enojado por la famosa operatoria de la contraofensiva, y estaba en Montoneros 17 de Octubre. Terminé ese diploma entre 1980 y 1981, volví a Bruselas, me enganché con Laura, una compañera ex presa de Río Gallegos. En esa etapa me integré a la Comisión Argentina de Derechos Humanos CADHU que trabajaba en simultáneo entre Madrid, París y Bruselas, donde estaba yo. Hacíamos denuncias, le metimos mucho ruido en Europa. Fue un tiempo de emoción compartida y de mucho estudio también. Terminada la dictadura fui al consulado para gestionar mi pasaporte, y el cónsul me avisó que no podía volver porque en cuanto llegara a Ezeiza me metían en cana por 6 pedidos de captura. Marta ya se había vuelto y me consiguió un abogado, Carlos Gadano, para que me limpiara las causas. Fueron dos años de espera, hasta 1985, cuando al fin tuve todo en orden para volver. Todo ese tiempo me quedé con mi hija Juliana, que estaba en la escuela secundaria.”<br />
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<strong>Atontado en Buenos Aires</strong><br />
“Cuando llegué a Buenos Aires creo que me atonté, primero me puse a dar clases particulares de francés, yo sabía que acá estaba la oportunidad de la reincorporación y todo eso, pero no reaccionaba, tenía miedo de volver. Me fui a lo de mis tías y un día me lo encuentro a Pipo Lini, que me dejó una casa en Villa Martelli y también me ofreció asociarme en un kiosco en Constitución, así que durante un año me la pasé viajando una hora en colectivo desde Martelli a Constitución. ¡Una locura! La esperaba a Laura, que se había quedado en Bélgica terminando una carrera de traductora, pero un día me llegó una carta avisando que se había enamorado de otro ¡y se me acabó el mundo!.<br />
Finalmente me vine de vuelta a Viedma, y con el flaco Di Leo me acomodé en la chacra que tenía en el IDEVI; empecé a buscar laburo y en la escuela Isla Malvinas de Patagones estaba como directora Rosario Dellagnolo que había sido mi maestra en la escuela 2, cuando ataba el caballo en la puerta. Me recibió con los brazos abiertos “yo pensé que estabas muerto, negrito” y me dio un montón de horas cátedra. Pero no fue fácil, hubo comentarios y mala onda, al principio algunos me daban vuelta la cara, más tarde empecé a encontrarme con los compañeros que abrían el corazón y sentí que había vuelto a casa, adonde había empezado a soñar con la Utopía”.<br />
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Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-50399924099845658922011-05-21T19:08:00.000-07:002011-05-21T19:08:09.288-07:00Edalberto Ferrari, noches de danza y festivales<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYKbGDdjMcrC7kIEJ3KPbTOl8c-_QHZrEYm1FwG09A0nn9m1MbsJDbtkb_75UVF2mDie0l7uw45kWGEs427xpkcVuVKMi_ps_I8fjxTgV2UB1uxClKd1xbyfzw0atu8YoxwNGcehco3cyz/s1600/Ecos+de+Nochedanza+en+la+prensa+de+la+%25C3%25A9poca.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="280" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYKbGDdjMcrC7kIEJ3KPbTOl8c-_QHZrEYm1FwG09A0nn9m1MbsJDbtkb_75UVF2mDie0l7uw45kWGEs427xpkcVuVKMi_ps_I8fjxTgV2UB1uxClKd1xbyfzw0atu8YoxwNGcehco3cyz/s320/Ecos+de+Nochedanza+en+la+prensa+de+la+%25C3%25A9poca.jpg" width="320" /></a></div> Arriba: ecos de Nochedanza en la prensa local; abajo Edalberto en la Fiesta de la nieve, 1970<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhy90CjypkvNWAwri7LDsEDISLCW3VxIfambng62ckFCp0xnjY38R_aGIFGztrLHigbFAjEEkhIUW-tXpJxtXRdmHLQw5YM81kAZAcg-kDnuv0DtqiKfM5EYUsEKarccbhhhLf41r0EN9RR/s1600/En+la+Fiesta+de+la+Nieve%252C+1970.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhy90CjypkvNWAwri7LDsEDISLCW3VxIfambng62ckFCp0xnjY38R_aGIFGztrLHigbFAjEEkhIUW-tXpJxtXRdmHLQw5YM81kAZAcg-kDnuv0DtqiKfM5EYUsEKarccbhhhLf41r0EN9RR/s320/En+la+Fiesta+de+la+Nieve%252C+1970.jpg" width="257" /></a></div><strong>Edalberto Ferrari, Cuki para los amigos, periodista, locutor, conductor radial y televisivo, se tomó un año sabático para descansar y reponerse de algún trance de salud; pero abre para Noticias sus recuerdos sobre festivales, audiciones y actos protocolares que lo tuvieron de protagonista en los años 70.</strong><br />
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“Llegué a Viedma, en septiembre de 1970, para reclamar el pago de la mitad del cachet como maestro de ceremonias de la Fiesta Nacional de la Nieve, que se había realizado en Bariloche en agosto de ese mismo año; no me imaginaba que las circunstancias administrativas y un primer éxito artístico, apenas unos meses después, me iban a vincular activamente en la Comarca de Viedma y Carmen de Patagones, donde me quedé por espacio de 15 años y pude disfrutar del enorme afecto de la gente” comenzó su recordación..<br />
“Yo quería cobrar y pedí hablar con el gobernador, el general Roberto Requeijo, que me había visto en el escenario de la Fiesta. Me recibió con su acostumbrada amabilidad y me dijo que no se había hecho el contrato y era imposible pagarme; pero me ofreció una alternativa, para que no dejarme a la intemperie: tomarme como empleado jornalizado” siguió narrando.<br />
Agregó que “las primeras semanas no me dieron ninguna tarea específica, estaba en la Legislatura, por entonces sin actividad, matando el tiempo con palabras cruzadas y lectura de revistas, al igual que los taquígrafos Campos Gutiérrez y Osán. Algunas semanas más tarde me llamó el propio Requeijo y me dijo: en diciembre vamos a hacer en Viedma un congreso de intendentes y quiero que usted arme un espectáculo”.<br />
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<strong>La Nochedanza</strong><br />
Ferrari asumió la tarea con la responsabilidad que le conocemos, preocupándose por todos los detalles imaginables; pero tenía que vencer como primera dificultad la falta de conocimiento del ambiente artístico de la zona. Comenzó por la elaboración del libreto “inspirándome en unos versos del poeta Armando Tejada Gómez, al que había conocido unos años antes en Mendoza, tomé una palabra inventada por él, nochedanza, y se me ocurrió el título: nochedanza rionegrina con el canto de Argentina.” ¿En qué consistiría el espectáculo? Un paisano rionegrino salía de Viedma y recorría todos los departamentos del interior de la provincia, tomando contacto con la gente y conociendo las características folclóricas de cada lugar, lo que daba lugar a la presentación de una serie de cuadros.<br />
¡Para llevarlo a la práctica necesitaba bailarines, cantores y músicos, y entonces se vinculó con las peñas existentes en las dos ciudades y empezó a conocer jóvenes y talentosos valores que fue reclutando!<br />
Para el rol del gaucho que recorría la provincia le pareció que la estampa apropiada era la de un joven de 17 años llamado Angel Hechenleitner; después se vinculó dos hermanos que cantaban y bailaban: Julio y Horacio Goncalvez; también encontró dos chicas que bailaban folclore: María del Carmen Chaer y Rina Balda. ”Y así fui armando todo el elenco de Nochedanza, bajo la dirección coreográfica de Liliana Insegna, una bailarina que también había venido conmigo desde Bariloche” apuntó Edalberto.<br />
La primera parte de la puesta se tituló “Desde y para Río Negro, venga y cántele a la Patria”, con una cinta grabada, en los estudios de LU 15 Radio Viedma en la calle Rivadavia con la participación de tres grandes locutores de esa época: Jorge Savino (Zoilo Kucich, su verdadero nombre), Mario Goldberg y Osvaldo “Cacho” Ferreira, acompañando al propio Edalberto Ferrari.<br />
Todo el montaje se realizó en el gimnasio cubierto del club Sol de Mayo, donde fue necesario armar un importante tablado con practicables del escenario de la Fiesta de la Manzana, traídos especialmente desde General Roca. La cantina del club fue convertida en una pulpería y para la instalación de las luces se armó un mangrullo de troncos, en el medio del salón, transformado integralmente en un decorado de ambientación gauchesca. <br />
“Como ya dije el espectáculo fue el broche final de un encuentro de intendentes, así que la totalidad de ellos asistieron esa noche; en el intervalo entre la primera y la segunda parte Requeijo me llamó y me sugirió: invítelo a recitar al intendente de Ingeniero Jacobacci, que tiene una sorpresa. Y en efecto, Elías Chucair, que era en esa época el intendente de su pueblo, subió al escenario para recitar unos poemas y después le dio paso a su esposa Elsa Chamelli, a quien presentó como la Calandria, acompañada por el guitarrista Rocha, que nos deleitó con varias canciones”. <br />
Para el final estaba previsto que se reunieran todos los artistas sobre el escenario, mientras la voz de Goldberg decía “y no hay Alto Valle, ni Valle Medio o Inferior, hay un solo Río Negro, el que está unido, el que marcha hacia el progreso, por la voluntad y el esfuerzo de sus hijos” y unos 30 bailarines hacían un gran pericón nacional.<br />
“Fue un suceso, Requeijo quedó muy contento y toda la gente que yo había convocado con una gran entusiasmo, lo que me permitió reunir a gran parte de ellos en la peña Prun Ruca (Casa del Baile) que armé después, con quienes volvimos a representar Nochedanza en otras oportunidades” recordó Ferrari.<br />
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<strong>Todo el elenco</strong><br />
La nómina completa de los jóvenes participantes en aquella “Nochedanza Rionegrina” de noviembre de 1970 es la siguiente: Rina Balda, María del Carmen Chaer, Jorge Malaspina, Angel Hechenleitner, Andrés Cascallares, Elizabeth Alloggia, Susana Cóppola, Carlos Porro, Julio y Mary Goncalvez; Horacio Goncalvez, Ada Ranucci, Julio César Acuña, Hugo Linares, Roberto Palma, Martha Otermin, Alberto Yañez, Edith y Rodolfo Magnanelli, Lidia Herrero, María Inés Jovanovich, Norma Capetta, Silvia Michelis, Juan José Lattanzi.<br />
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<strong>Radio y TV</strong><br />
Para entonces Edalberto Ferrari no sólo había cumplido en tiempo y forma con el exigente mandato del general Requeijo; había logrado relacionarse con buena parte de la sociedad viedmense a la que, como se dice comúnmente, “se la metió en el bolsillo”.<br />
Sus apariciones en el canal de televisión local de cable, Televiedma en su casona de la calle Mitre 919, muy pronto se hicieron muy populares en distintos papeles, de conductor, actor y payaso. “Yo vivía a la vuelta, por la calle Güemes, y me iba ya maquillado para el canal, a veces con la caracterización de un compadrito porteño, otras como el yosapa Popo que fue otra creación mía… y la gente que pasaba por la calle se quedaba sorprendida” recordó también.<br />
Desde 1971 Ferrari instaló en los micrófonos de LU 15 un micro radial, puntualmente a las 10 y 55, que hizo historia y fue su “caballito de batalla” durante muchos años. Sobre este momento de su carrera relató: “en Mendoza, en LV10, un veterano periodista realizaba un micro titulado ‘Ocurrió y es importante’, y más o menos por 1965 decidió dejar de hacerlo, porque ya estaba cansado y quería retirarse. Ese hombre, un verdadero maestro de periodistas, se llamaba Fabián Calle y me dijo, entonces, mirá pibe, yo no voy a hacer más el micro y si vos querés te dejo el nombre para que lo usés vos; así que yo empecé entonces presentando ‘Ocurrió y es Importante’, una creación de Fabián Calle, radiopreparada por Edalberto Ferrari…” Pasaron los años y Ferrari hizo de ese título una especie de sello de su quehacer radial, la mayoría de las veces con formato mínimo (como lo hizo durante 4 temporadas en radio Noticias) y también como programa de larga duración. Fabián Calle falleció hace más de dos décadas y su nombre preside en la actualidad, en la ciudad de Mendoza, un importante instituto privado de formación de locutores y periodistas.<br />
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<strong>Fiestas y protocolo</strong><br />
“Casi al mismo tiempo (años 1971 al 73) me empezaron a llamar para la animación de las principales fiestas de la provincia: de la Manzana, en Roca; de la Vendimia, en Villa Regina; del Mar y del Acampante, en el balneario El Cóndor; además de festivales especiales en otras localidades” recordó también.<br />
Para la conmemoración del 9 de julio de 1971 el general Requeijo estaba en el pináculo de su popularidad en Viedma por las obras que impulsaba en la capital provincial; y ordenó la construcción de una réplica de la casa histórica de Tucumán sobre el frente de una antigua vivienda de la calle Buenos Aires, entre Belgrano y Saavedra. “Entonces hice alquilar en Buenos Aires una docena de trajes de época para varones y mujeres y armamos 12 parejas, con los integrantes de la peña, que salimos desde la casa de Gobierno y recorrimos varias calles hasta la casita de Tucumán de la calle Buenos Aires en medio de la sorpresa del público” añade Edalberto, siempre exacto con sus evocaciones. <br />
Durante los años 1971 y 1972 Ferrari realizó decenas de locuciones formales en las presentaciones de actos oficiales encabezados por Requeijo. De una de ellas tiene una anécdota particular y la contó así. “Desde Viedma se largaba la carrera de autos de la Vuelta de la Manzana y el general Requeijo tenía que dar el banderillazo inicial, en la ruta para la oca enfrente de la Sociedad Rural, que era donde estaba el parque cerrado. Con la gente de Ceremonial pasamos a buscarlo por la residencia y estaba con su vestimenta habitual: traje cruzado, camisa y corbatas impecables. Yo lo miré y le dije: me parece Gobernador que esa no es la ropa adecuada para ir a un acto de estas características. Entonces le sugerí que se pusiera un blazer azul con un pantalón gris, con camisa sport de cuello abierto, y para rematarle el arreglo le até al cuello un pañuelo amarillo chico de esos que se llaman gatitos porque el moño queda con dos orejitas. Al día siguiente, en el diario Río Negro el comentario era que ‘el gobernador Requeijo con un atuendo elegante muy apropiado para las circunstancias dio la largada del gran premio de la Vuelta de la Manzana’, y el general chocho por supuesto…”<br />
El último párrafo de la charla está referido, precisamente, al carácter de aquel hombre que marcó durante varios años la agenda política rionegrina. “Requeijo era un hombre de especial magnetismo, seductor y gran conversador, pero sobre todo un hombre de acción: el primero en llegar a la Casa de Gobierno a las 6 y media de la mañana, y el último en irse a las 10 de la noche”.Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-40177618997704733342011-05-17T17:38:00.000-07:002011-05-17T17:38:40.498-07:00Pocho Lehner, recuerdos de surtidor, ciudad estudiantil, viajes y gobierno peronista<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCDurOUQG6L1WpKe5dm9SHMM92PC8jTXgvhY1EhBhKnRqB6NYj6KtzrxvUwZMLPtzi27oJS3I8IitMl2yEemsXAWISdhYTBuk2i-rARHLk06yjN_04QodLkNTt8PQQfw5_E2sNVfAQ-iRx/s1600/Con+la+juventud+peronista+de+1953%252C+al+centro+entre+los+hermanos+Ramos.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="196" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCDurOUQG6L1WpKe5dm9SHMM92PC8jTXgvhY1EhBhKnRqB6NYj6KtzrxvUwZMLPtzi27oJS3I8IitMl2yEemsXAWISdhYTBuk2i-rARHLk06yjN_04QodLkNTt8PQQfw5_E2sNVfAQ-iRx/s320/Con+la+juventud+peronista+de+1953%252C+al+centro+entre+los+hermanos+Ramos.JPG" width="320" /></a></div> Arriba, en la Unidad Básica del PJ en Viedma; abajo, crónica sobre la Ciudad Estudiantil.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_WWJMOJdY8iOlH-ogC_sf1ZV3Q4-IJyAQwH8xzITz9udc55L5VSeSuGEQjcsGIWswpeMduuud_APPgN9p3KhoZSabXPWpIbj_7JlBObcNE5_qet2Nl8WD7-srruhUqpQnKG9BaHm9Wz_c/s1600/Pocho+en+la+ciudad+estudiantil.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_WWJMOJdY8iOlH-ogC_sf1ZV3Q4-IJyAQwH8xzITz9udc55L5VSeSuGEQjcsGIWswpeMduuud_APPgN9p3KhoZSabXPWpIbj_7JlBObcNE5_qet2Nl8WD7-srruhUqpQnKG9BaHm9Wz_c/s320/Pocho+en+la+ciudad+estudiantil.jpg" width="244" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidHz8wIMaF4dmvLzbwH6-LDaWdyIdg72fPf92m3OFmjvbCBcTysGy4rLmnUKSyZzvR69Y85vOr-VTUxhyQIIghRzmxhGtCEbjltxnk_ZnQSW4wnYmYW3otod4qArqz7ENla2OILfX-ngRw/s1600/En+Holanda%252C+durante+el+viaje+como+conscripto+naval.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidHz8wIMaF4dmvLzbwH6-LDaWdyIdg72fPf92m3OFmjvbCBcTysGy4rLmnUKSyZzvR69Y85vOr-VTUxhyQIIghRzmxhGtCEbjltxnk_ZnQSW4wnYmYW3otod4qArqz7ENla2OILfX-ngRw/s320/En+Holanda%252C+durante+el+viaje+como+conscripto+naval.JPG" width="199" /></a></div> Arriba, en Holanda durante su viaje como conscripto naval; abajo, con Franco, cuando fue ministro<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNJg2xZi090hMPoiVUN_OXAPsRbuHP8hhQHqwELWd4TTUVuUvCX06D_efWQtCuu62AB_L27Y7fbnnY14uEhuTITfWQs0ThyQI-N8sUx1uUJJJMMhyphenhyphenJVJRPYCrA3aLiAIJvaqeMc9p4Kjc2/s1600/Con+Mario+Franco%252C+en+el+despacho+del+gobernador.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="166" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNJg2xZi090hMPoiVUN_OXAPsRbuHP8hhQHqwELWd4TTUVuUvCX06D_efWQtCuu62AB_L27Y7fbnnY14uEhuTITfWQs0ThyQI-N8sUx1uUJJJMMhyphenhyphenJVJRPYCrA3aLiAIJvaqeMc9p4Kjc2/s320/Con+Mario+Franco%252C+en+el+despacho+del+gobernador.JPG" width="320" /></a></div><strong>Omar “Pocho” Lehner, 73 años, cumplidos el pasado 11 de diciembre, es un vecino de Viedma muy conocido por su trayectoria política y profesional, en el ambiente de los contadores públicos. Es un hombre con visión crítica de la realidad, que se permite también una mirada cálida y nostálgica sobre su infancia y juventud.</strong> <br />
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“Mis bisabuelos llegaron de Suiza; venían con 3 hijos y acá tuvieron otros 6 más, entre ellos mi abuelo Luis Alberto Lehner, que se radicó en Viedma hacia 1890; y aquí se casó con una descendiente de daneses: Sofia Magdalena Jensen. <br />
Mi abuelo Luis instaló en Viedma una barraca de compra y venta de lo que se llamaban ‘frutos del país´, es decir lanas, cueros y pieles. Estaba ubicada en la esquina de las actuales calles Moreno y San Martín, y la propiedad se extendía por toda esa cuadra hasta la calle Garrone, con depósitos, gallinero, la quinta y la casa familiar, sobre la otra esquina.<br />
En mis recuerdos de la infancia está el olor fuerte de la lana sucia, acopiada en la barraca. Esa actividad continuó hasta fines de los años 40, y mi abuelo murió en 1952. Mi padre ya se había independizado, y se empleó con don Felipe Marqueti, que tenía negocio de venta de repuestos de auto en la esquina de Buenos Aires y Belgrano. Estuvo unos años allí y ya casado con mi mamá, Ana María Gianni, alquilaba una casa familiar sobre la calle Buenos Aires; allí nací yo y me acuerdo que yo recorría toda esa vereda en triciclo.<br />
Después mi papá se traslada y pone su negocio propio en la esquina de Garrone y 25 de Mayo, así que de chico yo tenía un mundo familiar comprendido entre la casa de Garrone y Moreno, donde vivían mis abuelos Luis y Sofia; y Garrone con Belgrano, donde estaba la casa y comercio de mis otros abuelos: los Gianni, con almacén, despacho de bebidas y, fundamentalmente, la fábrica de chacinados. <br />
Yo le daba trabajo a mi tío Gildo, que le decíamos Chilín, porque durante algún tiempo por una cuestión de salud de mi hermana mis padres viajaban seguido a Buenos Aires y yo me quedaba con mis abuelos, y me metía allí en la fábrica de chacinados para hacer lío. Se iba a la tablada de Viedma a buscar el chancho para hacer las facturas, y yo agarraba una cuchilla y cortaba pedazos de tocino y, también, de vez en cuando, un pedazo de algún dedo mío, en donde todavía tengo las cicatrices.<br />
Tuve infancia y adolescencia con muchas ocupaciones diversas: por un lado ayudaba a hacer chorizos y por el otro, con mi viejo, despachaba nafta en el surtidor del taller mecánico y gomería de la esquina de Garrone y 25 de Mayo, donde hay actualmente una librería. Lo de mi papá era un complejo de distintas cosas para el auto: gomas, vulcanización, repuestos, aceites y combustible, que se extendía por esa vereda de la 25 de Mayo para el lado de Alsina, hasta llegar a lo de Marcelo Bagli y su imprenta.<br />
También ayudaba en la confitería de de la sociedad conformada por Felipe Salinas y mi tío Chilín Gianni, que entre ellos eran cuñados, que tuvo la primera fábrica de helados de calidad en Viedma, sobre la calle Buenos Aires entre Belgrano y Saavedra. Allí yo ayudaba a lavar los platos y las copas de la confitería, y aprovechaba para servirme a gusto las papas fritas y los maníes de los copetines.<br />
En el comercio de papá teníamos una máquina de vulcanizar, y con mi viejo aprendieron el oficio varios gomeros que siguieron trabajando durante muchos años. El trabajo era impresionante, recuerdo a mi padre cuando llevaba rodando los tambores de 200 litros de nafta para volcarlos en el tanque del surtidor.<br />
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<strong>La ciudad estudiantil</strong><br />
La escuela primaria la hice en el curso de Aplicación de la Escuela Normal y la secundaria en el Colegio Nacional, salvo el segundo año, que lo hice en el Nacional Manuel Belgrano de la calle Ecuador de Buenos Aires, mientras vivía en la Ciudad Estudiantil creada por Eva Perón y el general Perón.<br />
Fue una experiencia impresionante, era un lugar de mucho confort, con gimnasio, pileta de natación y todo lo necesario para pasarla muy bien. Estuve un año, todo el 1952, con emociones muy fuertes como haber conocido personalmente a Evita y el propio Perón. El grupo que viajó de Río Negro, donde estaba con Magdaleno Ramos, Juan Carlos Joelson, Pancho Larrosa y otros, llegó un poco tarde cuando ya estaban ocupadas casi todas las instalaciones. Por eso nos mandaron a las habitaciones de un sector que no estaba todavía totalmente equipado, y yo tengo el recuerdo de Evita discutiendo con la gente de la mueblería Maple y con los responsables del equipamiento porque les exigía la rápida terminación de todo.<br />
Pasaron unos meses y se produjo la muerte de Evita, a fines de julio de ese año 1952; a los alumnos de la Ciudad Estudiantil nos tocó hacer guardia de honor en el Congreso de la Nación en la capilla ardiente donde se velaban los restos de Evita.<br />
Mi padre era peronista, era concejal y cuando se produjo la desaparición de Javier Echarren, que se perdió en el mar con su avión, le tocó pasar a ocupar la presidencia del Concejo que era equivalente al cargo de intendente.<br />
Precisamente enfrente del taller, en donde está la farmacia Cévoli, funcionaba la Unidad Básica del peronismo, y yo concurría para colaborar en las tareas de doblar boletas. <br />
En la Ciudad Estudiantil tuve también la oportunidad de conocer al general Perón. Había un túnel que comunicaba sus instalaciones con la Ciudad Infantil por debajo de una calle; un día Perón llegó de visita primero al hogar para los chicos y después pasó por el túnel. Yo me enteré que llegaba y salí corriendo para verlo llegar, bajé apurado las escaleras y tropecé, y me caí justo a los pies de Perón, que me dijo “Epa pibe!!!” y me ayudó a levantarme, mientras yo estaba rojo de vergüenza por el papelón que había hecho justo adelante del presidente.<br />
En el Colegio Nacional de Viedma me recibí de bachiller en 1955; y para estudiar la carrera de Contador Público me fui a Bahía Blanca y estando allá me tocó el servicio militar, precisamente en la Marina. En la base yo estaba como oficinista y allí llegaban los pedidos de inscripción de los soldados conscriptos para entrar como marineros en el buque Bahía Thetis, en el viaje de egresados de la Escuela Naval Militar dando la vuelta al mundo. Así fue que me pusieron primero en la lista y tuve un viaje espléndido de alrededor de 5 meses, durante la presidencia de Arturo Frondizi, que fue a despedirnos al puerto. Cuando estábamos sobre la costa de Estados Unidos sobre el Pacífico el ministro de Economía, que era Alvaro Alsogaray, ordenó recortar los gastos y en vez de subir hasta el Canadá emprendimos el regreso.<br />
La experiencia del viaje fue extraordinaria, porque me permitió conocer los principales puertos de Europa y América del Norte y también llegar a importantes ciudades como París y Nueva York.<br />
Estuvimos de vuelta en 1959, retomé los estudios y me recibí en 1962. Apenas recibido volví a Viedma y enseguida ingresé a la dirección de Rentas, porque en Bahía Blanca mientras estudiaba ya había trabajado en la Dirección General Impositiva (DGI). En el año 1970 decidí renunciar al empleo público. No había contadores públicos afuera de la administración pública y creo que yo fui uno de los primeros en volcarse exclusivamente a la tarea privada; aunque tenía un contrato con el Poder Judicial para llevar sus cuentas, pero sin relación de dependencia.<br />
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<strong>El básquet</strong><br />
Jugué al básquet desde chico en Villa Congreso gracias a Yayo López que es el hombre que más ha hecho por el básquet de Villa. Empezamos saltando en el Rancho Grande, de Belgrano y Buenos Aires, y un día vino Yayo y nos fichó a todos y quedamos anotados; seguí jugando y así a los 16 años estaba integrando el seleccionado provincial que fue a jugar el Campeonato Argentino en Córdoba. El equipo lo integraban Elosegui, Cévoli, Piedra Buena, Sitanor, los Catellani. En Bahía jugué en Olimpo, en tercera de ascenso, y también practiqué rugby y algo de softbol.<br />
En Viedma seguí jugando al básquet en Villa hasta principios de los años 70. Formé parte del equipo que salió campeón 4 años consecutivos, con el Chato Taraborelli, Pato Linares, Piqui Rossi, Spigariol, Alonso y Pesado, dirigidos por Jorge Stábile..<br />
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<strong>Con Franco</strong><br />
En 1973 me presenté como candidato a intendente de Viedma por el PJ y perdimos, este fue uno de los pocos lugares de la provincia en donde el peronismo no pudo ganar, ante el Partido Provincial Rionegrino, por la fuerte influencia del general (Roberto) Requeijo sobre la sociedad viedmense.<br />
En esas mismas elecciones del 11 de marzo de 1973 fue elegido gobernador Mario Franco por el peronismo y pocos días después me ofreció el ministerio de Economía. Acepté y me puse a trabajar con muchas ganas, porque Franco fue un hombre que supo manejarse muy bien en el conflicto interno del peronismo, porque venía de la derecha pero no le negó participación a los otros sectores, como en mi caso, que venía de la Juventud Peronista de la Tendencia . Yo trabajé con absoluta libertad, era ministro de Economía y al mismo tiempo presidente del Banco de la Provincia, y no faltaban quienes iban a pedirle a Franco un préstamo y él me los remitía, pero sin presionarme, y yo resolvía según la real capacidad del solicitante, y cuando decía que un crédito no se podía otorgar jamás tuve un problema.<br />
Hicimos cosas que dejaron una huella, como fue el apoyo presupuestario para el Plan de Salud sin restricciones, contando con el apoyo de toda la Legislatura en su momento.<br />
En 1983 Osvaldo Alvarez Guererro me ofreció el ministerio de Economía, pero yo no quise aceptar porque había algunas diferencias de enfoques entre la UCR y el PJ. Lo respeté mucho y seguimos teniendo una muy buena relación hasta su muerte, incluso en algún tiempo compartimos el espacio político del Frente Grande”.<br />
Este texto es la síntesis de la amena charla de Omar Lehner con el cronista, en una rápida recorrida por el territorio de sus recuerdos, que revela un perfil diferente del político.<br />
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.Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-83806531838830548622011-04-03T16:47:00.000-07:002011-04-03T16:47:16.382-07:00Hugo Martínez, un músico francés con trompa de elefante que toca por las calles de Patagones y Viedma<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioE_1zHlrGlHbKKcpWIiSeQkwFnqqGm2ugrJ7PSn27jKU46y1QRCEr-HA0yYlKc3Dci0HaIj7ZBb6wOD5LXx1MBjwSQlBUPdFnarPC-XT2w058-8fLXUlv6fgwpDywQryff10GWVeCl85x/s1600/Desplegando+su+c%25C3%25A1lida+comunicaci%25C3%25B3n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioE_1zHlrGlHbKKcpWIiSeQkwFnqqGm2ugrJ7PSn27jKU46y1QRCEr-HA0yYlKc3Dci0HaIj7ZBb6wOD5LXx1MBjwSQlBUPdFnarPC-XT2w058-8fLXUlv6fgwpDywQryff10GWVeCl85x/s320/Desplegando+su+c%25C3%25A1lida+comunicaci%25C3%25B3n.jpg" width="320" /></a></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuMa3GO-fP3NF7Ojh5ZfeLPMhqqJHgVRAPNoSPHbWHhFNNhJpy4H9zIv3wsELUe00Pf55FP-LJOXrflobFk9y_qRiPplz5cyjr35tIxrjXHlNGKcJm5ea3muIZYaH9wbdi4loaZjpeS2GZ/s1600/Un+m%25C3%25BAsico+callejero+incorporado+al+paisaje+urbano.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="214" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuMa3GO-fP3NF7Ojh5ZfeLPMhqqJHgVRAPNoSPHbWHhFNNhJpy4H9zIv3wsELUe00Pf55FP-LJOXrflobFk9y_qRiPplz5cyjr35tIxrjXHlNGKcJm5ea3muIZYaH9wbdi4loaZjpeS2GZ/s320/Un+m%25C3%25BAsico+callejero+incorporado+al+paisaje+urbano.jpg" width="320" /></a></div><strong>¿Quién no se ha percatado de la presencia de ese muchacho flaco y desgarbado, con gorra de visera y aparatosa trompa de elefante que toca el acordeón en algunos sitios callejeros de Patagones y Viedma? </strong><br />
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Se llama Hugo Martínez y es francés, andaba recorriendo el país y se quedó aquí, por amor a una muchacha de Patagones; toca 5 horas diarias con disciplina y responsabilidad, porque ese es su trabajo, lo que le permite vivir y mantener a su familia<br />
Nació el 10 de septiembre de 1978 en Saint Etienne, una ciudad del centro de Francia a 60 kilómetros de Lyon; cuando tenía14 años quería aprender a tocar la guitarra, pero unos años más tarde, ya con 24, estando de paseo por la República Checa, en la ciudad de Praga, un acordeón cayó en sus manos. “Muy pronto me pude entender con él, me colgué la correa y empecé a tocar un ritmo mientras caminaba por la calle”, recuerda, con naturalidad <br />
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<strong>De trotamundos</strong><br />
Hugo tuvo infancia y adolescencia muy andariegas –“mi padre trabajaba en la educación y los tres meses de vacaciones estábamos siempre de viaje” apunta- y quizás por eso mismo, ya con el acordeón y la trompa de elefante como compañeros inseparables, tomó la decisión de salir a conocer el mundo, hace 6 años.<br />
“No conocía América del Sur, y tenía atracción por conocer Chile, me daba curiosidad la forma en el mapa, de un país alargado, con climas cambiantes. Sin hablar nada de castellano llegué a Santiago de Chile, pero enseguida viajé a Valparaíso porque no me gustan las capitales de los países, ni las grandes ciudades, y me puse a tocar en el Paseo Yugoslavia. Era muy caro todo y lo que juntaba apenas me alcanzaba para el hotel y la comida; así que me fui a Bolivia, estuve un poco en La Paz y después en Oruro, justo para el carnaval” relata, sin entrar mucho en detalles sobre esa época de su vida.<br />
Subraya que “pienso que las principales expresiones culturales de un país no siempre están en las capitales, sino que a veces se encuentran mejor en las ciudades más chicas y apartadas”.<br />
“En Oruro me encontré con un músico canadiense que toca el charango, pasamos juntos a Potosí y de allí a la Argentina, con el plan de hacer el viaje de León Gieco, pero al revés: de La Quiaca a Ushuaia, siempre a dedo. El canadiense sabía hablar bien en castellano y me manejaba con él, así fuimos pasando por Córdoba y La Pampa, entramos a la ruta 3 en Bahía Blanca, pero no recuerdo si pasamos por aquí, solamente que una noche un camión nos dejó en San Antonio Oeste” continúa.<br />
La etapa siguiente fue Comodoro Rivadavia, la gran ciudad chubutense, donde el destino del francesito del acordeón comenzaría a cambiar. Porque allí se encontró con Laura Calfín, actriz, clown, malabarista, que desde Carmen de Patagones había llegado a la cuna del petróleo argentino para desarrollar una experiencia de teatro social callejero.<br />
Para Hugo aquel encuentro significó también el descubrimiento definitivo de la intimidad del país y su gente, fue la zambullida necesaria en la argentinidad. “En la casa donde Lau vivía con otros dos chicos me senté y me puse a tomar mate, empecé a practicar un poco mi español y al rato ya me preguntaron si era de Ríver o de Boca, empecé a conocer gente común, que trabaja y va al supermercado, porque fue el primer encuentro donde sentí que estaba con argentinos”.<br />
El viaje siguió con el itinerario proyectado. “Llegué a Ushuaia porque quería darme el gusto de estar en el fin del mundo y me sentí muy emocionado porque como músico de la calle tocaba en el fin de mundo. Pero la ciudad no me atraía y quería volver a Comodoro para encontrarme con Lau” avanza en su recuerdo.<br />
Durante los dos años siguientes se quedó en Comodoro Rivadavia, tocando en la calle por supuesto. Para fines del 2007 la pareja hizo su primer acercamiento a la Comarca.<br />
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<strong>Navidad en la cooperativa</strong><br />
La fecha la tiene anotada Laura (que aporta datos mientras el cronista entrevista a Hugo) y es exactamente la del 24 de diciembre de 2007, la tarde en la que por primera vez el flaco francés con nariz de elefante se plantó ante la gente de Carmen de Patagones, en las puertas del supermercado cooperativo de la calle España. “Me fue muy bien, la gente escuchaba y dejaba sus monedas y sus billetes, junté una buena platita” apunta Hugo.<br />
Después de las fiestas de fin de año regresaron algunas semanas a Chubut y para los primeros meses del 2008 ya estaban en Carmen de Patagones. Comenzó entonces la instalación paulatina del acordeonista en las calles de las dos ciudades hermanas. Fue el momento de determinar sitios y rutinas.<br />
De la experiencia acumulada Hugo Martínez extrae aprendizajes, y los vuelca en una serie de reflexiones. “Hace 8 años que hago esto (sumando los tiempos en Europa, Chile, Bolivia y nuestro país) y uso la disciplina de trabajo que aprendí en Francia de parte de unos músicos callejeros gitanos, que me decían: hay que salir, hay que ir a los lugares en donde a uno lo esperan. Así, por ejemplo, yo tengo la obligación de ir todos los sábados a la mañana a la feria municipal de Viedma. Voy a tocar, cuidando que los temas que elijo estén de acuerdo con el clima de la gente, y con el estado el tiempo. Si es una mañana de sol puede venir bien una polca, y si hay viento mejor algo con un poco de swing; pero capaz que estoy tocando algo de jazz y veo que viene un gaucho, entonces cambio a un valsecito criollo. Si estoy en la esquina de la plaza Alsina (en la vereda de un conocido negocio multi rubros) cuando viene cruzando una señora mayor arranco con ‘Desde el alma’ y ahí tengo la moneda.”<br />
“Toco entre 2 y tres horas a la mañana y otro tanto a la tarde, los lugares son más o menos fijos, porque no es fácil ni conveniente cambiar de escenario. Según mi estudio de marketing de músico de la calle el lugar que más me conviene es la esquina de plaza Alsina, (Buenos Aires y Colón, de Viedma, ochava este) porque hay gente que está acostumbrada a verme todas las mañanas y siempre me da un billete de 2 pesos. Después por la tarde voy por las puertas de un supermercado cooperativo de Patagones, y otro de la calle San Martín; y a veces a la tardecita al muelle de lanchas, que es un lugar por donde no pasa mucha gente pero es muy bello, porque es muy lindo tocar en la costa del río”.<br />
Otras reflexiones de Hugo. “Tuve que adaptarme también a la realidad de estar radicado en un lugar, porque yo estuve muchos años tocando mientras viajaba de un lugar a otro, y si por allí me mandaba una macana (se ríe) no tenía mucha importancia porque total nadie me conocía y después seguía viaje, pero ahora al haber formado una familia y ser conocido en el lugar tengo que cuidarme más”.<br />
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<strong>Un trabajo al aire libre</strong><br />
Hugo reconoce que a veces las condiciones del tiempo le juegan una mala pasada, un día de lluvia, los fríos del invierno, los vientos fuertes, son enemigos del músico callejero. Pero persiste, con regularidad y disciplina. <br />
Sostiene que “cuando me ven tocando en la calle muchos piensan que no lo hago como un trabajo, que es un pasatiempo o una diversión. Pero yo toco para mantener una familia, durante todo el primer año de vida de León (el hijo de la pareja) como Lau no tenía trabajo los gastos de la casa, del alquiler, de los pañales, salían del acordeón. Claro que antes, cuando yo andaba como músico viajero, la fórmula era la de juntar plata para puchos, cerveza y un sándwich, y con eso alcanzaba. Ahora tengo una familia.<br />
Hay gente que siente que soy parte de la calle, que estoy en el paisaje de la ciudad; pero si va caminando por donde yo toco se fija si estoy; hay otros que van a la feria para verme, porque hay una relación muy linda de la trompa de elefante con los niños. Además trato de no ser agresivo con el pedido de plata, porque hay gente que trabaja en la calle y molesta cuando pide. Por eso yo siempre estoy callado, sólo tocando; si la gente me mira, escucha y no pone nada en la gorra, es lo mismo; si una persona me pone diez centavos y otro deja diez pesos la palabra gracias que sale de mi boca es igual para todos”.<br />
En las noches de los fines de semana Hugo también hace su recorrido por lugares de comida, arranca en lo de Danilo, en Carmen de Patagones; después cruza el río, al hotel de la avenida Costanera, también pasa por un restaurante que se asoma al río y termina la gira noctámbula por un restobar de la avenida 25 de Mayo, una confitería de calle Buenos Aires y una pizzería de calle Belgrano.<br />
Opina que “el público de esos lugares es distinto, yo toco cuatro o cinco temas, y nunca sé que cual será el repertorio, lo improviso en el lugar. Los temas míos no los toco mucho, trato de terminar siempre con una cumbia, para alegrar a la gente. No falta nunca un valsecito criollo y una canción en francés, si hay pocos comensales toco alguna cosa tranquila, pero en lo de Danilo si está lleno hay que tocar algo fuerte. En general la fórmula del éxito la conforman ‘Bajo los cielos de Paris’ y ‘La boheme’, piezas que están siempre esperando en mi acordeón”.<br />
Este es el Hugo que pocos conocen, que no tiene ninguna explicación en particular sobre la trompa de elefante que lo caracteriza “no sé, tal vez para que a la noche un niño le diga a su padre: hoy ví un elefante que tocaba el acordeón”; que tiene proyectos en carpeta y a la espera de una oportunidad, como hacer una gira interprovincial tocando en los geriátricos “porque me gusta comunicarme con los mayores y hago esa experiencia todos los fines de semana aquí en Patagones”; o poder montar un espectáculo conjunto con Laura, a quien admira “por todo lo que sabe hacer como artista y porque es súper solidaria, en su dedicación al trabajo social”.<br />
Este el francesito que salió a recorrer el mundo y recaló en la Patagonia. Que reflexiona en voz alta: “me parece mentira, lo que yo hago es viento, aprieto teclas y vivo de esto, hay otros músicos mejores que yo y no logran vivir de la música; creo que el único mérito mío es la cantidad de horas que le dedico; la calle es mi lugar de expresión, me pongo la trompa de elefante y hago música, nada más”.Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-62627424897397019232011-03-27T11:33:00.000-07:002011-03-27T11:33:27.189-07:00Cuando la dictadura secuestró personas, prohibió libros y discos, y censuró el pensamiento<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggTu8-v7nXiCNjniy9V83BhIDeDoWdOmMGGeSRayx5qgRsP0kjfDzLhWMj2xsIC4OoI8SWQAOTyji6lJoATpJEywtz-RF6nc3POrza9nCinzKR_kcevS8h1LoQBOqeJzsCGQnKVRVODK13/s1600/Miles+de+libros+prohibidos+fueron+quemados+por+orden+militar.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggTu8-v7nXiCNjniy9V83BhIDeDoWdOmMGGeSRayx5qgRsP0kjfDzLhWMj2xsIC4OoI8SWQAOTyji6lJoATpJEywtz-RF6nc3POrza9nCinzKR_kcevS8h1LoQBOqeJzsCGQnKVRVODK13/s320/Miles+de+libros+prohibidos+fueron+quemados+por+orden+militar.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: center;"><em><span style="font-size: x-small;"> Arriba: la muestra "Prohibido prohibir" recuerda las piras donde se quemaron miles de libors; abajo: "Aca están", exposición de fotos, objetos y textos en homenaje a los desaparecidos de Viedma y la zona.</span></em></div><div style="text-align: center;"><img border="0" height="240" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5i1rr5QI7SYe9xOnTWIdIEd6vbgZl7ST1jzPpgL2Bx1RayqsaY18Z0Z36RWe6dvbQQ66WrRDQngGnJrSfudPCVS9PxBZpX704fJr01ydeyJYKl_TTTnN5n6Ov_LiUmoUXm2Jl5VoeBzk8/s320/Homenaje+imprescindible+y+emotivo%252C+en+la+casona+recuperada.jpg" width="320" /></div><br />
La dictadura cívico militar, de cuyo inicio formal se conmemoran 35 años en estos días, tuvo manifestaciones represivas en el campo de la cultura, no sólo a través de la persecución de artistas y creadores de todas las disciplinas, sino también con la prohibición para la circulación de discos y libros.<br />
No cabe ninguna duda de que los efectos más graves y dolorosos del terrorismo de Estado los sufrieron los miles de detenidos-desaparecidos-torturados-encarcelados-asesinados. Pero quienes no padecimos esas atrocidades también fuimos víctimas de una acción deliberada y sistemática, consistente en la intimidación y el acoso permanente. Pensar diferente era peligroso y podía ser castigado con la muerte. Escuchar un disco prohibido era peligroso. Leer un libro o una revista censurados era peligroso.<br />
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<strong>Acá están</strong><br />
El imprescindible homenaje para con los desaparecidos-asesinados se cumple en estos días en la ciudad de Viedma, en la muestra de fotografías, textos y objetos denominada “Acá están”, que bajo la organización de la Asociación de Víctimas y Familiares del Terrorismo de Estado se ofrece en la Casona de los Derechos Humanos Eduardo Bachi Chironi; recientemente inaugurada en el mismo predio ocupado, hasta 1984, por una dependencia del Batallón de Inteligencia del Quinto Cuerpo de Ejército.<br />
Las imágenes fotográficas (con un delicado tratamiento estético) y los recuerdos de aquellos que dejaron huecos en la historia familiar y social constituyen un conjunto emotivo y muy fuerte, motivador de reflexiones necesarias. Es muy acertado el título: “Acá están”. Porque la presencia imborrable de los desaparecidos de la región se siente, se palpita.<br />
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<strong>Huellas de la hoguera</strong><br />
En otro ámbito de la capital rionegrina, los altos de la Manzana Histórica donde se ubica la sala de usos múltiples del Museo del Agua y del Suelo, está montada la exposición “Prohibido prohibir”, destinada a rememorar los mecanismos y efectos de la prohibición de libros y discos, entre 1976 y 1984. <br />
En varios paneles muy ilustrativos se recuerdan algunas de los bandos militares dirigidos específicamente a la censura. Concretamente este comunicado número 19, del 24 de marzo de 1976, que firmaba el trío criminal (expresión que este cronista se permite utilizar porque la comisión de crímenes ha sido probada y condenada por la Justicia Federal en diversos fallos) compuesto por Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti.<br />
“Se comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare comunicados o imágenes provenientes o atribuidas a asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o al terrorismo. Será reprimido con reclusión de hasta diez años, el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes, con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales.”<br />
Para el estricto cumplimiento de esta directiva se formaron ‘comités de inteligencia y análisis de contenidos’, con la participación de civiles provenientes de los sectores más conservadores (laicos de estrecha vinculación con el Episcopado, en muchos casos) que determinaban qué se podía leer y qué no, qué se podía escuchar y qué no.<br />
La siguiente información, tomada del intervenido diario “La Opinión” el 30 de abril de 1976, refleja ese tipo de “razzias culturales”, con la barbarie de la hoguera.<br />
“El 29 de abril de 1976, Luciano Benjamín Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército con asiento en Córdoba, ordenó una quema colectiva de libros, entre los que se hallaban obras de Proust, García Márquez, Cortázar, Neruda, Vargas Llosa, Saint-Exupéry, Galeano.. Dijo que lo hacía "a fin de que no quede ninguna parte de estos libros, folletos, revistas... para que con este material no se siga engañando a nuestros hijos". Y agregó: "De la misma manera que destruimos por el fuego la documentación perniciosa que afecta al intelecto y nuestra manera de ser cristiana, serán destruidos los enemigos del alma argentina". <br />
Las listas de libros prohibidos contenían a todos los autores imaginables de la izquierda nacional e internacional, desde el inocente Marx en adelante; la narrativa latinoamericana de los últimos 30 años (Mario Vargas Llosa estaba interdicto, también, aunque hoy sea reverenciado por la derecha) y la totalidad de los pensadores europeos surgidos después del mayo francés. Entre los cientos de obras prohibidas hubo casos que, aún a pesar del terror dominante, movían a risa. Por ejemplo se recuerda que en el marco de una Feria del Libro fue secuestrada una obra de estudio para física, en la facultad de Ingeniería, titulada “La cuba electrolítica” referida ya no al país socialista sino al recipiente en donde se introducen electrodos.<br />
La presión y las amenazas llegaron, naturalmente, a las bibliotecas públicas y populares; donde sus bibliotecarios se vieron obligados a ocultar –en sótanos y altillos, a veces en las casas de particulares- los libros que estaban prohibidos. <br />
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<strong>Los oídos clausurados</strong><br />
Así como se prohibían libros también se impedía que determinados cantautores e intérpretes pudieran expresarse. Esta censura se manifestaba, en forma explícita, en las largas listas que el desaparecido Comité Federal de Radiodifusión (Comfer) enviaba a las emisoras de radio, indicando taxativamente que no se autorizaba la difusión de enorme cantidad de discos.<br />
En esas horribles “listas negras” tenían el dudoso privilegio de figurar intérpretes de talento y carisma popular como Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Alfredo Zitarrosa, y Horacio Guarani. Pero también, con el objetivo de preservar “el buen gusto”, eran cercenados cantantes como Coco Díaz, por el simple hecho de provocar la risa de la gente. Una de las canciones que “se consideraban no aptas para ser difundidas por los servicios de radiodifusión” era “Juana Azurduy” con música de Ariel Ramírez y letra del historiador-poeta Félix Luna, que desde 1972 popularizara la Negra Sosa. ¡Y, claro, cómo no iban a impedir los milicos y su corte civil los versos que dicen “Truena el cañón, préstame tu fusil, que la revolución viene oliendo a jazmín. Tierra en armas que se hace mujer, amazona de la libertad”!<br />
Algunos de estos temas antes prohibidos, emblemas de la resistencia cultural, se pueden escuchar allí en la muestra del Museo del Agua, en discos de vinilo reproducidos en un tocadiscos Winco (que funciona a la perfección) y maneja con mucho cuidado la museóloga Itatí Valle. <br />
El movimiento del rock nacional, que desde fines de la década del 60 soplaba con el viento de ideas renovadoras despeinando los largos pelos de la juventud, también fue objeto de persecución. Sobre este aspecto, así como el resurgir posterior a la guerra de Malvinas, ofreció una ilustrativa charla el estudioso del rock (además de médico siquiatra) Guillermo Cabella en la Biblioteca de la Legislatura.<br />
<strong>Censura contra Televiedma</strong><br />
Hubo un episodio, ocurrido aquí en Viedma, muy ilustrativo sobre el grado de violencia de los militares en este tópico de la represión de las ideas. El 15 de junio de 1976 era una tarde más de aquel invierno y en la casona de la calle Mitre 919, en donde funcionaban los estudios de Televiedma Canal 2, los empleados encargados de iniciar la transmisión se aprestaban para la rutina cotidiana. A las 17,30 se ponía en pantalla lo que se daba en llamar “señal de ajuste”, con la difusión de una selección musical, acompañada por imágenes de tapas de discos. Sobre una pared del estudio de programación en vivo se adherían los cartones de las referidas tapas (de aquellos LP que ya pasaron a la historia) y la telecámara quedaba enfocada, generalmente fija, sobre las fotos con los rostros de artistas y modelos que ilustraban esas fundas discográficas.<br />
Algunas de esas tapas correspondían a vinilos que se conservaban en la discoteca del canal, en otros casos se trataba de material de difusión publicitaria. Esa tarde, allí pegada sobre la pared del estudio “del vivo”, esa tarde había un cartón que tenía ya alguna antigüedad, con las caras de Ernesto “Che” Guevara y Fidel Castro, de un disco tipo “voces del siglo XX”. Fue así que la cámara se posó unos segundos sobre esas imágenes, mientras se escuchaba el tema musical “La serenata del soñador”, del norteamericano Neil Diamond. <br />
La emisión de los rostros de los máximos responsables de la revolución cubana duró apenas unos segundos, porque la cámara hacía un paneo sobre las tapas. No habían transcurrido más de 15 minutos cuando llegó a la sede de Televiedma un patrullero de la delegación local de la Policía Federal. La orden de los uniformados era imperativa, los empleados de transmisión y los directivos del canal debían ser trasladados a la sede del Distrito Militar, sobre la calle Colón, esquina Roca (hoy Aguas Rionegrinas).<br />
Rolando Baravino y Carlos Salazar eran los directivos del canal en ese entonces, el primero como gerente general y el segundo como director de programación. Ellos acompañaron a los empleados Emilio León y Raúl Torres a la dependencia militar. Todos pensaban que la circunstancia sería fácilmente aclarada, que se podría explicar que los rostros de los dirigentes marxistas habían aparecido en pantalla por pura casualidad y que la canción emitida no guardaba ninguna relación con Fidel y el Che. No podían imaginarse, dentro de su buena fe, que serían trasladados al Quinto Cuerpo, en Bahía Blanca, donde los tuvieron detenidos 15 días, bajo permanente presión psicológica, acusados de haber violado el comunicado 19 de la Junta Militar. Tras ese injusto e ilegal castigo fueron dejados en libertad, pero quedaron procesados en el fuero Federal y recién en 1985 -¡nueve años después!- lograron el necesario y merecido sobreseimiento definitivo.<br />
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Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7862737621221589884.post-12684684838889812222011-03-13T19:40:00.000-07:002011-03-13T19:40:53.936-07:00Don Zatti, presente en el afecto popular 60 años después de su muerte<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWeS4bPyFKafM7j0VMOb9axQNOLnRsM6-ggXASTo6VCNfwHv7V7HIWk9kFBq-vqWCKowN1qmTXOB1i5ZC293YAt8HgmFOgO7LyifTeyVQQkLHUdCqCjuZKIs1Inwsjam24MqoxqcH6bBZS/s1600/La+sonrisa+que+calmaba+el+dolor.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" q6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWeS4bPyFKafM7j0VMOb9axQNOLnRsM6-ggXASTo6VCNfwHv7V7HIWk9kFBq-vqWCKowN1qmTXOB1i5ZC293YAt8HgmFOgO7LyifTeyVQQkLHUdCqCjuZKIs1Inwsjam24MqoxqcH6bBZS/s320/La+sonrisa+que+calmaba+el+dolor.jpg" width="239" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_e2w0EcfJ6vHWEk2RrVm2VIXmRhD3yAVZVE0pl1x7SiSb05ez_vo0oVxtBikXp5bW4JXemGs2TQo0ozku3q1I2meTWhXZXyrTB9q2yx_H-lPuA_VSfP11F00nBwQ3dBh2l8ssAzSXaB5E/s1600/El+carnet+oficial+de+enfermero+de+Don+Zatti.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="227" q6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_e2w0EcfJ6vHWEk2RrVm2VIXmRhD3yAVZVE0pl1x7SiSb05ez_vo0oVxtBikXp5bW4JXemGs2TQo0ozku3q1I2meTWhXZXyrTB9q2yx_H-lPuA_VSfP11F00nBwQ3dBh2l8ssAzSXaB5E/s320/El+carnet+oficial+de+enfermero+de+Don+Zatti.jpg" width="320" /></a></div><br />
<strong>El venidero martes 15 de marzo se cumplirán 60 años de la muerte de Artémides Joaquín Desiderio María Zatti, más conocido como Don Zatti; bautizado popularmente como “el enfermero santo”, declarado formalmente como beato de la Iglesia Católica por el Papa Juan Pablo II el 14 de abril de 2002.</strong><br />
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Cuentan las viejas crónicas que una nube negra de dolor cubrió a Viedma aquel 15 de marzo de 1951, cuando se supo que había expirado el querido coadjutor salesiano, tras varios días de agonía como consecuencia de un tumor hepático. Pero la muerte física fue superada por el afecto y el reconocimiento de la gente que lo trató, a lo largo del medio siglo que ejerció como enfermero y responsable del modesto hospital salesiano.<br />
La acción solidaria de Zatti, atravesando guadales de los barrios en medio de las más fieras tormentas, sus acertadas curaciones en el hospital San José que sostuvo sobre sus hombros durante más de 40 años, su predilección por los más pobres y despojados de todo bien material, su fortaleza física y espiritual, los cientos de anécdotas que reflejan su proverbial humor ante la adversidad… en fin: todo un conjunto de datos que pertenecen al imaginario colectivo de Viedma. Hechos que cobraron identidad en el recuerdo afectivo de muchas familias, que se prolongan en el tiempo ante el testimonio permanente de personas que han logrado superar complejos trances de salud invocando su protección y elevándole oraciones.<br />
Hay amor y reconocimiento hacia Zatti, porque se lo siente cercano y presente. Seguramente por ello es que nunca falta un ramo de flores en la base del principal monumento que lo recuerda, en la esquina de las avenidas Guido y Rivadavia, en uno de los ángulos del solar ocupado por el importante hospital público de Viedma, que acertadamente lleva su nombre.<br />
En el interior del centro de salud su nombre es pronunciado continuamente, tanto en los labios de los pacientes como de los profesionales. Hace 6 años, cuando un jovencito de Patagones ganó una dura batalla contra la muerte, por las balas recibidas en su cuerpo por la demencial agresión de un compañero suyo de escuela, este cronista le escuchó decir a uno de los médicos de terapia intensiva que “Zatti pasó por aquí y P…. pudo reponerse, porque fue casi un milagro”.<br />
Es difícil de entender, por ello mismo, que el actual director del hospital viedmense le ponga trabas a la iniciativa de la Asociación Amigos de Don Zatti, una entidad civil que sólo busca la recordación del beato, en el sentido de construir –dentro del predio del nosocomio- una pequeña capilla en donde los creyentes católicos puedan elevar sus prédicas religiosas. “Tenemos el plano, los materiales donados, el compromiso de un organismo para pagar la mano de obra, sólo nos falta la autorización del director, que tiene la carpeta en el último cajón del escritorio…” se lamentó uno de los directivos de la referida entidad.<br />
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<strong>Dos monumentos y un vitral</strong><br />
Las imágenes que recuerdan a Zatti son muchas, tanto en registros fotográficos como dibujos en lápiz y cuadros al óleo. Aquí en Viedma, en el sitio que el samaritano italiano eligió para su vida y su muerte, existen tres expresiones importantes realizadas en distintos tiempos por diferentes artistas y con técnicas disímiles.<br />
El primer caso (para este cronista el más importante) es el monumento en bronce inaugurado en mayo de 1956, en la referida intersección de Guido y Rivadavia, que fue financiado por suscripción popular y se le encargo al calificado escultor Luis Perlotti (1890-1969). La obra tiene tres partes: el busto que muestra al enfermero con su beatífica sonrisa, sosteniendo un crucifijo en la mano izquierda y extendiendo la derecha en actitud de dar; acompañado por dos bajos relieves, que lo muestran en actitudes comunes de su vida, la atención de un paciente y la recorrida por un barrio, con su infaltable bicicleta.<br />
El segundo caso es una escultura en cemento armado, que se inauguró en abril de 2002 en los jardines de la parroquia Don Bosco, sobre el boulevard Ituzaingó, con motivo de la beatificación. La obra, de dos metros de altura, representa a Zatti en un gesto de protección y solidaridad; está arrodillado sobre su pierna derecha y sostiene con sus brazos –al mismo tiempo apoyado sobre su muslo izquierdo- a un niño que descansa relajado y feliz, como aliviado de todo mal. Fue realizada por el arquitecto y artista plástico Alejandro Santana, por especial pedido del padre Lucio Sabatti, por entonces párroco de Don Bosco en esta capital. Cabe agregar que Santana es también el autor de las esculturas del gigantesco Vía Crucis de Junín de los Andes, en Neuquén.<br />
El tercer caso, del año 2008, es el vitral colocado en el atrio de la misma parroquia de Don Bosco, santuario de los venerados restos de Zatti, que fue creado y realizado por el plástico Victor Hugo Davis, como una donación a la comunidad de Viedma. En el vidrio se representa el rostro sonriente del beato y también aparecen dos escenas de su vida.<br />
El monumento ubicado en la esquina del hospital padece un cierto olvido municipal (dado que le corresponde al Municipio el mantenimiento de los espacios públicos) y se observan grietas en el revoque del basamento, roturas en la base, pintadas y manchas.<br />
Susana Pazos, de la Asociación de Amigos, adelantó que este lunes un pintor contratado por la institución se encargará de darle “una lavada de cara” para el acto del día 15. Pero está haciendo falta una intervención urbana que ponga en valor el conjunto escultórico, disponga iluminación ornamental y otras mejoras. Don Zatti fue una figura destacada de la vida social de Viedma y merece ese reconocimiento. Es responsabilidad de la autoridad de la ciudad contribuir a venerar y respetar la obra de aquel hombre ejemplar, que nos protege desde algún rincón del espacio sideral. <br />
Y algo más: tampoco tiene todo el cuidado correspondiente el monumento situado en puertas de la parroquia Don Bosco, y el presunto jardín que lo rodea es hoy solamente un yuyal. ¿Los salesianos también se habrán olvidado de Zatti? <br />
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<strong>Los recuerdos vivos</strong><br />
El ineluctable paso de los años aleja del mundo de los seres vivos a quienes tuvieron la dicha de conocer y tratar a Artémides Zatti. Por ello la Asociación de Amigos pone énfasis, en las previsiones para la conmemoración de este martes, (a partir de las 18,45) en el momento de los testimonios expresados de viva voz por los presentes. La finalidad es el rescate de historias personales y familiares que acerquen en el tiempo, seis décadas después, la querida figura del llamado “pariente de todos los pobres”.<br />
En esta ocasión, una vez más, se percibirá la ausencia del maestro Juan Carlos Tassara (fallecido en agosto del 2007 a los 92 años) quien habitualmente relataba, con suma gracia y detalle, momentos de la vida de Don Zatti.<br />
Por ejemplo aquella anécdota que transcurrió en la sala de operaciones del hospital San José. “Una vez, al entrar al quirófano dejó la puerta mal cerrada. El médico (el doctor Harosteguy) lle gritó, entonces, ¡Zatti por Dios la puerta!, él la cerró y volvió riéndose. Entonces el médico le preguntó, enojado ‘¿y ahora por qué se ríe?’. Y Zatti contestó, siempre sonriente, ‘porque al dejar la puerta abierta logré que se acordara de Dios, doctor”. <br />
Tampoco estará el sacerdote Emilio Barasich, muerto hace un par de años, que alguna vez recordó esta preciosa estampa. “En diciembre de 1946 en Fortín Mercedes yo terminaba sexto grado, y una mañana estaba con otros dos compañeros llevando una tapa de hormigón armado, ellos aflojaron y no alcancé a aguantar el peso, entonces la tapa se me vino encima y me aplastó la mano izquierda. Enseguida se me hizo un hematoma y se puso toda morada, me llevaron entonces a la enfermería del colegio. Allí estaba de paso Don Zatti, ordenando un poco los medicamentos, me sonrió y me dijo “Oh, qué te pasa hijito” y me colocó una pomadita, me vendó y pareció que me estaba curando más con la palabra que con el remedio, y así a los pocos días ya estaba sano. Y esa mano, cuando pasaron los años, fue consagrada para poder levantar la hostia. Ese es mi recuerdo de Don Zatti, que se hizo presente con su gesto de cercanía, para curarme”.<br />
El mismo padre Barasich (muy estimado por su labor como párroco de Carmen de Patagones entre 1999 y 2005) que sería uno de los principales testigos en el “juicio de beatificación” de Don Zatti, porque acompañó todo el tiempo al joven seminarista Carlos Bossio cuando entre febrero y abril de 1980 cayó enfermo con peritonitis y un cuadro de infección generalizada y se sanó por milagro por intercesión del enfermero coadjutor.<br />
Quedan, por suerte, las historias transmitidas de boca en boca; muchas de las cuales fueron recogidas por María Cristina Casadei en su bello libro “Crónica de un ángel a pedal”.<br />
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<strong>Estar presentes</strong><br />
Este cronista se reunió, hace pocos días, con varios de los miembros de la Asociación de Amigos de Don Zatti, allí donde se levanta el monumento de homenaje tallado por Perlotti. Hugo Porro, presidente; Susana Pazos, secretaria; Olga Bocchi, tesorera; y las vocales Ana María De Rege y Patricia Simonini. Repasaron los aspectos principales de los actos del día 15, con la recordación de las 18,45 y después, a las 20, en la parroquia Don Bosco la celebración de la Santa Misa y Unción de los enfermos.<br />
Para este puñado de viedmenses lo importante es estar presentes, no renegar de la memoria, no ceder ante el olvido y seguir bregando por el permanente reconocimiento al hombre que fue reconocido como beato, en los protocolos, y es santo en el corazón del pueblo.Carlos Espinosahttp://www.blogger.com/profile/01961709170179740063noreply@blogger.com