En los pueblos de fuerte tradición (Carmen de Patagones lo es, sin ninguna duda) las historias de las familias se entrelazan con el devenir de toda la comunidad. Por eso, cuando el abogado Carlos Larrañaga se lanzó a la tarea de armar el árbol genealógico de los Casadei-Larrañaga estaba, de alguna manera, metiéndose en la historia de su pueblo natal.
Más de dos años le llevó el emprendimiento y a principios de 2009 sintió la urgencia de darlo a conocer, bajo forma de libro. Apareció así el trabajo titulado “Familias de la Patagonia norte, árbol genealógico Casadei-Larrañaga” que reúne variada y muy completa información.
“Se trata de un libro que tiene que ver, básicamente, con la familia, con nuestros antecesores, fundamentalmente con aquellos que pusieron los primeros ladrillos y con sus propias manos, los que colocaron las primeras semillas para que nosotros estuviéramos aquí sentados” expresó el autor en la presentación, un par de semanas atrás en la casa de la Cultura en Carmen de Patagones.
Agregó que el objetivo de la obra es “rescatar y homenajear a través de mis antepasados a otras tantas familias que al igual que las nuestras nos fueron marcando el itinerario en la Comarca. Me refiero a aquellos hacedores de un pasado, no muy lejano, de apenas cien años atrás o algo menos. Ellos a su manera, de una u otra forma, también tuvieron que derribar paredes, volver a levantarlas, pasar por lugares no andados, buscando su bienestar y el de sus hijos, en definitiva: el de su familia”.
Larrañaga afirmó también que “me gustaría ampliar el libro con el aporte de ustedes (de los presentes y todos los que se interesen en ello) a través de otros testimonios, documentos o fotografías”. Se refirió después a que “en el libro aparecen muchísimos nombres de familias emparentadas, de fuerte raigambre en nuestra zona, con sus propias historias”. Aún a pesar del riesgo de cometer algún olvido mencionó después algunos de los apellidos que aparecen en la recopilación (además de Casadei y Larrañaga, por cierto): Percaz, Malpelli, Pisandelli, Lauriente, Bergandi, Iriarte, Guido, Anfossi, Scavo, Pérez Esteban, Vezzoso, Benítez, Costa, Furfaro, Proserpi, Oyola, Jalabert, Buckland, De Rege, Gorriti, Wild, Serra, Malaspina, Biagetti, Klein, Asaroff, Jaureguiberry, García Campano y García Prieto.
Hacia el final de su emotiva disertación sostuvo que “la familia no es un mito y es algo real y concreto, es donde nos criamos y educamos. Pero hoy en día todo ha cambiado y, es más, tengo la sensación de que en estos tiempos las cosas suceden muy rápido. Los medios de comunicación nos nutren de información, a veces con datos superfluos, y lo más grave aún es que vamos perdiendo memoria y los recuerdos, y al perder la memoria vamos indefectiblemente dejando en el olvido nuestra identidad”.
Las raíces
La investigación de Carlos Larrañaga arranca con la identificación de lo que bien llama “el punto de partida”, es decir sus abuelos.
Por la parte materna aparece Atilio Casadei Ciacci, un italiano nacido en Montescudo el 2 de noviembre de 1881, llegado a las costas de Viedma y Patagones hacia 1899; casado aquí el 11 de enero de 1908 con Alejandra Ester Blanca Malpeli, nacida en la República de San Marino el 5 de junio de 1889 y llegada a la comarca pocos años antes de su matrimonio.
Por la parte paterna figuran el español (vasco, para más datos) Agapito María Larrañaga de Alberdi, nacido en Villa de Azpeitía el 18 de agosto de 1857 y radicado en Bahía Blanca hacia 1890, en donde el 14 de octubre de 1892 casó con su compatriota Rosario Estellarte Sainz, nacida en San Sebastián en 1869.
La combinación de las sangres de origen italiano y español, con todo lo que ello implica, contribuye a la caracterización de la familia Casadei-Larrañaga, en un todo identificada con las tradiciones de Carmen de Patagones y Viedma.
El autor hizo una breve caracterización de sus abuelos, en sus oficios y otras actividades, lo que nos permite saber que Atilio Casadei fue uno de los pioneros fundadores del balneario en la Boca del río y gran amigo de Jacinto Massini (cuyo nombre identificó durante muchos años a la villa marítima), con quien compartía la pasión por el mar, seguramente con un resabio nostálgico de la tierra natal de ambos.
Pero don Atilio fue, además, muy conocido en Viedma y Patagones por sus emprendimientos gastronómicos y hoteleros. Fue propietario de una fonda ubicada en la esquina de las calles Colón y Tucumán, de la capital rionegrina; y del Hotel Siglo XX, situado en Carmen de Patagones en la intersección de Comodoro Rivadavia y Alsina. No faltan vecinos memoriosos que recuerdan, por si mismos o a través del relato familiar, las excelentes comidas preparadas en aquellos restaurantes, bajo la mirada vigilante de Atilio Casadei.
El otro abuelo, Agapito María Larrañaga, llegó de Bahía Blanca dedicado al transporte de pasajeros y comercio, pero también instaló un hotel, que llevaba su nombre, en la esquina de las actuales Yrigoyen y Bynon, de Patagones; que más tarde sería el Hotel Italia, de los Gianni.
El matrimonio Casadei-Malpeli tuvo seis hijos: Teresa (1910); Estera Velia (1913); Oscar Elio (1916); Arturo Hércules (1918); Norma Noelia (1927); y Norberto Atilio (1928).
Los esposos Larrañaga-Estellarte tuvieron cinco vástagos: Benita (1895); Rosario (1897); Victorina Lucía (1899); Agapito (1901); y José (1903).
Los padres
Teresa Casadei y Agapito Larrañaga, maragata ella y viedmense él, se casaron el 5 de febrero de 1933 (ver foto, en el hotel Larrañaga). Ellos fueron los padres de Carlos Alberto Larrañaga Casadei (1955), el menor de la prole de cinco hijos, abogado, divorciado, autor de la obra que nos ocupa.
La mayor es Teresa Nelly Larrañaga Casadei (1934) religiosa de María Auxiliadora; y le siguen Mabel Ethel Larrañaga Casadei (1935), docente, casada en Viedma con Juan Carlos Pisandelli; Atilio Agapito Larrañaga Casadei (1941), ingeniero civil, casado en Bahía Blanca con Marta Ofelia Ciccioli; Juan Antonio Larrañaga Casadei (1943), contador público, fue intendente de Patagones (1982-83), casó en Bahía Blanca y vive en Patagones con María Haydee Lasalle.
Agapito Larrañaga, progenitor del historiador familiar, se dedicó a diversas actividades del comercio, fue tasador de los bancos de la Nación Argentina y Provincia de Buenos Aires; representante de calificadas firmas comerciales; comprador y acopiador de frutos del país. Militó desde joven en las filas de la Unión Cívica Radical y, según consta en la crónica fúnebre del periódico La Nueva Era, en 1965, “fue fiel soldado del radicalismo que no quiso nunca aceptar cargos políticos”.
La madre de Carlos, Teresa Casadei, maestra normal nacional recibida en la Escuela Normal de Bahía Blanca en 1927, desarrolló su tarea docente durante 32 años, la mayor parte de ese lapso en la escuela número 2 ‘Juan de la Piedra’ de Viedma, en donde se jubiló en 1970 . En su cuaderno de actuación docente (que su hijo conserva como un verdadero tesoro) este cronista pudo leer los conceptuosos comentarios de los directores de la escuela 2 y de los inspectores de enseñanza, dependientes del Consejo Nacional de Educación.
“La señora Teresa C. de Larrañaga es una maestra que se supera en su afán de quedar bien. Busca todos los requisitos técnicos-didácticos-educativos para hacer amena la enseñanza a la par que provechosa de sus pequeñuelos, los que, por una de esas casualidades inintencionadas constituyen un grupo de niños desvalidos y huérfanos de la buena suerte” apuntó allí el recordado maestro Demetrio Fernández.
Todas las ramas
Pero la riqueza descriptiva del trabajo que comentamos alcanza a otras ramas de la genealogía Casadei-Larrañaga; y por ello mismo la rica colección de fotos de archivo que integra el volumen también incorporó la iconografía de algunos de los tíos del autor, primos y sobrinos.
En total fueron relevadas 67 familias y 340 personas, contabilizando hasta los nacimientos registrados a fines del 2008.
El detalle comprende, en una especie de primer plano, las familias generadas a partir de los matrimonios de todos los hijos de Atilio Casadei y Alejandra Malpeli; y los de Agapito María Larrañaga y Rosario Estellarte Sainz.
La familia como red
En la presentación de la publicación habló la docente Leda Garrafa, que utilizó palabras muy exactas para referirse a la importancia de la familia como red. Dijo que “todos quienes de alguna manera sentimos algún tipo de afinidad tejemos, sin saberlo, naturalmente, dejándola ser, la trama de afinidades que viene a superponerse con esa trama, tan particular, que es la red familiar. Una red cuya malla se va modificando con el tiempo, con la cultura, con nuestras resignificaciones.”
“Estas redes, ambas necesarias, nos van construyendo desde antes de nacer y nos hacen ser quienes somos, en un hecho vivo, dinámico, que se modifica a cada instante. La red familiar es la que Carlos (Larrañaga) vuelca en el papel a partir de los testimonios de los muchos que han sabido guardar una porción de esa tradición oral” agregó.
La trama visible de esa red, que es la estructura de parentescos y descendencias, está presentada como en una especie de mapa en el trabajo que hemos comentado para nuestros lectores.
Más de dos años le llevó el emprendimiento y a principios de 2009 sintió la urgencia de darlo a conocer, bajo forma de libro. Apareció así el trabajo titulado “Familias de la Patagonia norte, árbol genealógico Casadei-Larrañaga” que reúne variada y muy completa información.
“Se trata de un libro que tiene que ver, básicamente, con la familia, con nuestros antecesores, fundamentalmente con aquellos que pusieron los primeros ladrillos y con sus propias manos, los que colocaron las primeras semillas para que nosotros estuviéramos aquí sentados” expresó el autor en la presentación, un par de semanas atrás en la casa de la Cultura en Carmen de Patagones.
Agregó que el objetivo de la obra es “rescatar y homenajear a través de mis antepasados a otras tantas familias que al igual que las nuestras nos fueron marcando el itinerario en la Comarca. Me refiero a aquellos hacedores de un pasado, no muy lejano, de apenas cien años atrás o algo menos. Ellos a su manera, de una u otra forma, también tuvieron que derribar paredes, volver a levantarlas, pasar por lugares no andados, buscando su bienestar y el de sus hijos, en definitiva: el de su familia”.
Larrañaga afirmó también que “me gustaría ampliar el libro con el aporte de ustedes (de los presentes y todos los que se interesen en ello) a través de otros testimonios, documentos o fotografías”. Se refirió después a que “en el libro aparecen muchísimos nombres de familias emparentadas, de fuerte raigambre en nuestra zona, con sus propias historias”. Aún a pesar del riesgo de cometer algún olvido mencionó después algunos de los apellidos que aparecen en la recopilación (además de Casadei y Larrañaga, por cierto): Percaz, Malpelli, Pisandelli, Lauriente, Bergandi, Iriarte, Guido, Anfossi, Scavo, Pérez Esteban, Vezzoso, Benítez, Costa, Furfaro, Proserpi, Oyola, Jalabert, Buckland, De Rege, Gorriti, Wild, Serra, Malaspina, Biagetti, Klein, Asaroff, Jaureguiberry, García Campano y García Prieto.
Hacia el final de su emotiva disertación sostuvo que “la familia no es un mito y es algo real y concreto, es donde nos criamos y educamos. Pero hoy en día todo ha cambiado y, es más, tengo la sensación de que en estos tiempos las cosas suceden muy rápido. Los medios de comunicación nos nutren de información, a veces con datos superfluos, y lo más grave aún es que vamos perdiendo memoria y los recuerdos, y al perder la memoria vamos indefectiblemente dejando en el olvido nuestra identidad”.
Las raíces
La investigación de Carlos Larrañaga arranca con la identificación de lo que bien llama “el punto de partida”, es decir sus abuelos.
Por la parte materna aparece Atilio Casadei Ciacci, un italiano nacido en Montescudo el 2 de noviembre de 1881, llegado a las costas de Viedma y Patagones hacia 1899; casado aquí el 11 de enero de 1908 con Alejandra Ester Blanca Malpeli, nacida en la República de San Marino el 5 de junio de 1889 y llegada a la comarca pocos años antes de su matrimonio.
Por la parte paterna figuran el español (vasco, para más datos) Agapito María Larrañaga de Alberdi, nacido en Villa de Azpeitía el 18 de agosto de 1857 y radicado en Bahía Blanca hacia 1890, en donde el 14 de octubre de 1892 casó con su compatriota Rosario Estellarte Sainz, nacida en San Sebastián en 1869.
La combinación de las sangres de origen italiano y español, con todo lo que ello implica, contribuye a la caracterización de la familia Casadei-Larrañaga, en un todo identificada con las tradiciones de Carmen de Patagones y Viedma.
El autor hizo una breve caracterización de sus abuelos, en sus oficios y otras actividades, lo que nos permite saber que Atilio Casadei fue uno de los pioneros fundadores del balneario en la Boca del río y gran amigo de Jacinto Massini (cuyo nombre identificó durante muchos años a la villa marítima), con quien compartía la pasión por el mar, seguramente con un resabio nostálgico de la tierra natal de ambos.
Pero don Atilio fue, además, muy conocido en Viedma y Patagones por sus emprendimientos gastronómicos y hoteleros. Fue propietario de una fonda ubicada en la esquina de las calles Colón y Tucumán, de la capital rionegrina; y del Hotel Siglo XX, situado en Carmen de Patagones en la intersección de Comodoro Rivadavia y Alsina. No faltan vecinos memoriosos que recuerdan, por si mismos o a través del relato familiar, las excelentes comidas preparadas en aquellos restaurantes, bajo la mirada vigilante de Atilio Casadei.
El otro abuelo, Agapito María Larrañaga, llegó de Bahía Blanca dedicado al transporte de pasajeros y comercio, pero también instaló un hotel, que llevaba su nombre, en la esquina de las actuales Yrigoyen y Bynon, de Patagones; que más tarde sería el Hotel Italia, de los Gianni.
El matrimonio Casadei-Malpeli tuvo seis hijos: Teresa (1910); Estera Velia (1913); Oscar Elio (1916); Arturo Hércules (1918); Norma Noelia (1927); y Norberto Atilio (1928).
Los esposos Larrañaga-Estellarte tuvieron cinco vástagos: Benita (1895); Rosario (1897); Victorina Lucía (1899); Agapito (1901); y José (1903).
Los padres
Teresa Casadei y Agapito Larrañaga, maragata ella y viedmense él, se casaron el 5 de febrero de 1933 (ver foto, en el hotel Larrañaga). Ellos fueron los padres de Carlos Alberto Larrañaga Casadei (1955), el menor de la prole de cinco hijos, abogado, divorciado, autor de la obra que nos ocupa.
La mayor es Teresa Nelly Larrañaga Casadei (1934) religiosa de María Auxiliadora; y le siguen Mabel Ethel Larrañaga Casadei (1935), docente, casada en Viedma con Juan Carlos Pisandelli; Atilio Agapito Larrañaga Casadei (1941), ingeniero civil, casado en Bahía Blanca con Marta Ofelia Ciccioli; Juan Antonio Larrañaga Casadei (1943), contador público, fue intendente de Patagones (1982-83), casó en Bahía Blanca y vive en Patagones con María Haydee Lasalle.
Agapito Larrañaga, progenitor del historiador familiar, se dedicó a diversas actividades del comercio, fue tasador de los bancos de la Nación Argentina y Provincia de Buenos Aires; representante de calificadas firmas comerciales; comprador y acopiador de frutos del país. Militó desde joven en las filas de la Unión Cívica Radical y, según consta en la crónica fúnebre del periódico La Nueva Era, en 1965, “fue fiel soldado del radicalismo que no quiso nunca aceptar cargos políticos”.
La madre de Carlos, Teresa Casadei, maestra normal nacional recibida en la Escuela Normal de Bahía Blanca en 1927, desarrolló su tarea docente durante 32 años, la mayor parte de ese lapso en la escuela número 2 ‘Juan de la Piedra’ de Viedma, en donde se jubiló en 1970 . En su cuaderno de actuación docente (que su hijo conserva como un verdadero tesoro) este cronista pudo leer los conceptuosos comentarios de los directores de la escuela 2 y de los inspectores de enseñanza, dependientes del Consejo Nacional de Educación.
“La señora Teresa C. de Larrañaga es una maestra que se supera en su afán de quedar bien. Busca todos los requisitos técnicos-didácticos-educativos para hacer amena la enseñanza a la par que provechosa de sus pequeñuelos, los que, por una de esas casualidades inintencionadas constituyen un grupo de niños desvalidos y huérfanos de la buena suerte” apuntó allí el recordado maestro Demetrio Fernández.
Todas las ramas
Pero la riqueza descriptiva del trabajo que comentamos alcanza a otras ramas de la genealogía Casadei-Larrañaga; y por ello mismo la rica colección de fotos de archivo que integra el volumen también incorporó la iconografía de algunos de los tíos del autor, primos y sobrinos.
En total fueron relevadas 67 familias y 340 personas, contabilizando hasta los nacimientos registrados a fines del 2008.
El detalle comprende, en una especie de primer plano, las familias generadas a partir de los matrimonios de todos los hijos de Atilio Casadei y Alejandra Malpeli; y los de Agapito María Larrañaga y Rosario Estellarte Sainz.
La familia como red
En la presentación de la publicación habló la docente Leda Garrafa, que utilizó palabras muy exactas para referirse a la importancia de la familia como red. Dijo que “todos quienes de alguna manera sentimos algún tipo de afinidad tejemos, sin saberlo, naturalmente, dejándola ser, la trama de afinidades que viene a superponerse con esa trama, tan particular, que es la red familiar. Una red cuya malla se va modificando con el tiempo, con la cultura, con nuestras resignificaciones.”
“Estas redes, ambas necesarias, nos van construyendo desde antes de nacer y nos hacen ser quienes somos, en un hecho vivo, dinámico, que se modifica a cada instante. La red familiar es la que Carlos (Larrañaga) vuelca en el papel a partir de los testimonios de los muchos que han sabido guardar una porción de esa tradición oral” agregó.
La trama visible de esa red, que es la estructura de parentescos y descendencias, está presentada como en una especie de mapa en el trabajo que hemos comentado para nuestros lectores.