domingo, 7 de noviembre de 2010

Cuando el Vasco de la Carretilla pasó por Carmen de Patagones

 Arriba, el vasco en la única foto de archivo que lo muestra con su curioso vehículo; abajo, el homenaje que le brindó la comunidad de Piedra Buena, en Santa Cruz, desde donde arrancó en 1935.
Hace 75 años, en la primavera de 1935, pasó por Viedma y Carmen de Patagones el Vasco de la Carretilla. Guillermo Larregui, (con “i”) que así se llamaba el famoso vasco, había apostado que era capaz de unir la Patagonia con Buenos Aires, a pie y llevando una carretilla con su campamento móvil. ¡El 25 de mayo de 1936 entró en la Plaza de Mayo y logró su hazaña!




Una crónica del periódico La Nueva Era, con fecha del 14 de septiembre de aquel año, certifica la llegada a Patagones del Vasco trotamundos. La nota contiene una precisa descripción cronológica del itinerario que Larregui había cumplido antes de entrar a la provincia de Buenos Aires. El detalle es el siguiente. El 25 de marzo de 1935 partió desde la localidad de Comandante Luis Piedra Buena, Santa Cruz; y el 3 de abril llegó a Puerto San Julián. El 27 de abril estaba en Puerto Deseado, el 25 de mayo se encontraba ya en territorio del Chubut, en Comodoro Rivadavia, donde descansó hasta el 2 de junio. El 24 de ese mes llegó a Bahía Camarones y después emprendió la que, según su testimonio, sería la etapa más dura por el encontronazo con tormentas de nieve y viento, para arribar el 25 de julio a Trelew. El 1 de agosto el vasco detuvo su carretilla en Rawson y allí, en el hospital de la capital chubutense le curaron sus pies y le habrían salvado un dedo de una segura amputación. El 8 de agosto llegó a Puerto Madryn; y el 25 de ese mes recaló en San Antonio Oeste. La bitácora de ese tramo se cerró en Viedma y Carmen de Patagones, adonde arribó el 8 de septiembre de 1935.

Hay vecinos memoriosos que recuerdan la curiosidad que despertaba aquel caminante incansable, estacionado con su vehículo de una sola rueda en las puertas del municipio, conversando con la gente y, sobre todo, respondiendo a las preguntas inocentes de los más pequeños.

Lamentablemente no fue posible encontrar datos sobre el lugar en donde Larregui armó su campamento en el paso por Patagones, o si tal vez cambió la modesta carpa por una cama confortable en algún alojamiento solidario, como tal vez en el destacamento de Prefectura Naval.

¿Quién era el Vasco?

Un artículo del matutino Ecos Diarios, de Necochea (por donde el caminante pasó en enero de 1936) nos permite reconstruir datos de su vida.

“ El insólito personaje que por una apuesta había partido de la Patagonia rumbo a Buenos Aires, empujando una carretilla, llegó al centro de la ciudad el 20 de enero de 1936, a las 12. Su visita a Necochea fue parte de un viaje de 3.400 kilómetros que culminó en la Capital Federal. Fue la primera de sus aventuras, que terminaron 13 años después, cuando decidió construir su casa en Misiones, en el Parque Nacional de Iguazú.”

“Guillermo Isidoro Larregui Ugarte nació en Pamplona el 27 de noviembre de 1885 en el barrio de la Rochapea y llegó a Buenos Aires con solo quince años en 1900. En los primeros tiempos trabajó como marino hasta que se trasladó a la Patagonia para trabajar como peón en una multinacional petrolera americana en la que estuvo hasta 1935.

Ese año, durante una reunión con amigos hizo una apuesta que le cambió la vida y que lo convirtió en uno de los personajes más excéntricos y famosos de la Argentina.

"Nos hallábamos reunidos con varios amigos, comentado los records deportivos. Yo les decía que no siempre el ruido que se hace en torno de una prueba deportiva guarda relación con el esfuerzo", comentó a Ecos Diarios durante su visita.

"Yo me animaría, les dije, a cruzar toda la Patagonia a pie y a ir hasta Buenos Aires con una carretilla. Lo tomaron a broma y uno de ellos me trajo una carretilla. Luego, cuando vieron que yo me disponía a emprender el viaje y que la cosa iba en serio, se sorprendieron", agregó.

Aquel fue el primero de cuatro viajes y recorrió más de tres mil kilómetros hasta Buenos Aires. Su segundo recorrido fue desde Coronel Pringles hasta la frontera de Bolivia entre 1936 y 1938. La tercera ruta la emprendió en 1940 desde Villa María en la provincia de Córdoba y terminó en Santiago de Chile un año después. La última la inició en 1943 y la terminó en las Cataratas de Iguazú en 1949.

"Cuando salí de Santa Cruz, la gente decía: Ahí va Larregui con su carretilla. ¡Está loco! Lo mismo decían mis compañeros, pero yo les contestaba: No importa, iré yo solo al manicomio".

El libro "El vasco de la carretilla" del periodista bilbaíno Txema Urrutia recoge una frase que resume el espíritu de este legendario raidista: "Nadie me podrá quitar la dicha de ser dueño de mi propio destino".

Sigue el comentario del diario de Necochea, de aquellos tiempos. “El vecindario estaba enterado por Ecos Diarios de la proximidad de la visita del ya famoso Guillermo Larregui, el vasco de la Carretilla. Desde La Dulce se nos hizo saber por teléfono que había salido para Necochea y posteriormente, el señor Galdino Pascual, que viajando en automóvil a 'Dos Hermanitas' encontró en el camino al notable raidista y se detuvo a conversar con este unos instantes, nos dio a conocer la novedad".

Algo más de Patagones

Volvemos al artículo de La Nueva Era, donde el exquisito cronista nos ofrece este comentario.

“Tiene Larregui todas las características de los hombres de su raza –delgado, regular estatura, se vislumbra a través de sus ojos verdosos una dosis de inquebrantable energía-. Lleva recorridos hasta ahora (es decir entre Piedra Buena y Patagones) 2.156 kilómetros, lo que ni deja de ser una proeza teniendo en cuenta las condiciones climatéricas (sic) de la Patagonia austral, los malos caminos y la pesada carga que tiene que arrastrar para ponerse al abrigo de posibles contingencias en un raid como el que viene llevando a cabo.

No ha tenido Larregui hasta ahora el apoyo moral o material que, por lo general, las instituciones deportivas o los hombres de dinero dispensan a los deportistas que realizan arriesgadas pruebas a fuerza de corazón y energía. Ello no es óbice para que el vasco ceda en su empeño. Se propone llegar a Buenos Aires y llegará.”

La crónica terminaba informando que el día 14 de septiembre “si las condiciones del clima lo permiten” el Vasco seguiría camino hacia Bahía Blanca, adonde llegó el 2 de octubre.

Finalmente Plaza de Mayo

Los rastros de Larregui se pueden seguir por los recortes periodísticos. Pasó después por Tres Arroyos y de allí enfiló hacia la costa. Necochea, Lobos, San Miguel del Monte fueron paradas intermedias hasta llegar a Avellaneda, en el conurbano de Buenos Aires, el 25 de mayo a la mañana, y lograr su objetivo: pisar la Plaza de Mayo, ese mediodía, en el marco de los actos por la Fiesta Patria encabezados por el presidente Agustín Pedro Justo.

En la capital Larregui fue mimado por la prensa de la época, que lo acompañó hasta el Museo de Luján en donde dejó como donación su épica carretilla. Pero el Vasco no podía quedarse quieto, pronto compró otra carretilla y arrancó hacia Tucumán, luego a Mendoza, cruzó los Andes y en Santiago de Chile obsequió la carretilla a otro vasco y casi homónimo, don Pedro Arregui. Desde Chile emprendió otro rumbo a Bolivia, siempre a pie, siempre con una carretilla, llegando hasta la tradicional y colonial ciudad de La Paz. Inquieto, vuelve siempre a ésta, su tierra de adopción, y al pasar por Misiones la atrapante belleza de las Cataratas del Iguazú le marcaron su residencia definitiva.

Se estableció allí y durante muchos años fue motivo de curiosidad para los turistas que, enterados de su leyenda, se acercaban para charlar y sacarle fotos, a veces a cambio de algunas monedas.

Ya olvidado, como suele ocurrir con esta rara clase de héroes populares, murió el 9 de junio de 1964. Un suelto del diario La Nación dio la noticia, pero los caminos ya no guardaban recuerdos de su sombra, ni de su carretilla.

El homenaje en Piedra Buena

Larregui es recordado en la bella localidad de Comandante Luis Piedra Buena, recostada sobre el río Santa Cruz, donde se encuentra la Isla Pavón que fue el sitio elegido para establecerse por el héroe naval que le da nombre y es orgullo de Patagones por haber sido su pueblo natal.

Las avenidas centrales de esta población tienen plazoletas con esculturas en bajo relieve y una de ellas muestra la imagen del Vasco de la Carretilla, porque ese lugar fue el punto de arranque de su formidable aventura.

Un marplatense tras sus huellas

Hace dos años y medio, durante los primeros meses de 2008 un raidista marplatense, Daniel López, rindió su propio homenaje a Guillermo Larregui. Armó una carretilla moderna, con rueda de goma y cierto diseño aerodinámico, y se largó también desde Piedra Buena hacia la Plaza de Mayo.

De una entrevista que le realizara este cronista, cuando descansó unos días en el camping municipal de Viedma a principios de marzo de 2008, tomamos estas palabras de López, el émulo del Vasco de la Carretilla.

"No hago el viaje por ninguna promesa, ni para hacer campaña solidaria, simplemente estoy caminando por la memoria de este hombre, porque me gusta", aclaró; y sobre su rutina explicó: "cada mañana arranco con las primeras luces a eso de las siete y camino hasta después de la cinco de la tarde. En ese tiempo puedo hacer hasta unos 60 kilómetros, me alimento con cereales y jugos mientras estoy en la ruta".

En el momento de la pausa, si estaba cerca de una población, Daniel buscaba los fondos de una estación de servicio o un camping o armaba la carpa junto a la ruta, en lo posible debajo de una alcantarilla. Aquí en Viedma distintos medios le hicieron notas, sin embargo cuando arribó al destino final, en la Capital, la repercusión periodística fue reducida. Tal vez porque en el siglo 21 las proezas individuales de carácter pacífico tienen escaso rating, porque en su largo camino no tuvo peleas ni romances, no cantó, ni bailó…. solamente se ocupó de rendir homenaje a aquel ¿loco? Vasco de la Carretilla que dejó sus huellas por aquí hace 75 años.