En la foto superior la flamante ampliación del Museo Histórico Regional "Emma Nozzi" de Carmen de Patagones, abajo esa misma construcción en 1905, antes de sucesivos retoques y de la ruina posterior, de la que acaba de ser rescatada. En la crónica que sigue están todos los detalles de esta historia adentro de la misma historia.
Se renueva el orgullo de Carmen de Patagones. Desde 1988 el Museo Histórico Regional funciona en una casona enteramente reciclada por el Banco de la Provincia de Buenos Aires; y ahora acaba de inaugurarse una ampliación, en otra antigua vivienda y casa de comercio totalmente reconstruida, con la fachada similar al aspecto que presentaba hace más de 100 años.
No existe otro lugar, en nuestro país, donde la acción del Estado, a través de la conjunción de intereses de los gobiernos municipal y provincial, haya producido un hecho de esta importancia. El Museo Histórico Regional de Carmen de Patagones cuenta con una infraestructura edilicia de carácter singular, donde confluyeron adecuados criterios de preservación y conservación del patrimonio arquitectónico, y una visión actualizada sobre la proyección cultural para una entidad de esa naturaleza.
Todo esto merced a una entidad financiera, el Banco de la Provincia de Buenos Aires, que en respuesta a los lineamientos de su gobierno provincial invierte en cultura, y apuesta al futuro con el rescate de la identidad del pueblo de Patagones.
En una esquina toda la historia
En estas mismas páginas de Noticias de la Costa el domingo 16 de noviembre de 2008 se publicó el artículo titulado “En una esquina del puerto de Patagones, donde se cruzaron todos los destinos, hoy funciona el museo Emma Nozzi”.
Este cronista escribió, aquella vez, que “Hoy es la intersección de las calles Juan José Biedma y Pasaje del Muelle, y allí encontramos la sede del Museo Histórico Regional “Emma Nozzi”, de Carmen de Patagones. Pero los archivos delatan otros usos anteriores: capilla, colegio religioso, sucursal bancaria, carpintería, bar, almacén, escritorio de una firma saladera y pensión. Todos los destinos se cruzan en esa esquina.
Toda la historia de Patagones, la síntesis de sus etapas de bonanza y decadencia económica y por lo tanto social, los vestigios de las primeras acciones evangelizadoras hacia la Patagonia, y seguramente cientos de episodios de la vida cotidiana, que sería imposible clasificar, han ocurrido en esa esquina. El sitio es, desde el año 1988 la casa del museo de Patagones y fue allí donde la querida e inolvidable Emma Nozzi, su fundadora, transcurrió los últimos 12 años de su vida en fructífera labor.”
Ha pasado poco más de un año. El memorable acto del día 2 de diciembre da lugar a una nota de contenido similar, agregando ahora las referencias sobre la denominada “Casa Cagliero”, que corresponde a la ampliación que acaba de anexarse al museo Nozzi. Los datos fueron tomados de la alocución del profesor Jorge Bustos, director de la entidad histórica; de un folleto editado por la misma institución; y de testimonios de dos memorioso vecinos, descendientes de itálicos inmigrantes que ocuparon hace un siglo esas construcciones recuperadas actualmente.
Lazaristas, salesianos y el banco
La casa de la esquina, que había pertenecido a la firma comercial naviera y agrícola Aguirre y Murga, y la otra contigua, fueron compradas en 1877 por el sacerdote Emilio Savino, misionero de los Lazaristas, quien con el respaldo de arzobispo de Buenos Aires, monseñor Federico Aneiros, intentó organizar un colegio religioso e iniciar la evangelización de los indígenas. Tras el fracaso de este proyecto las dos propiedades pasaron a los sacerdotes salesianos, encabezados por monseñor José Fagnano.
En 1884 llegó a Carmen de Patagones un enviado del Banco de la Provincia de Buenos Aires, don Martiniano Sánchez.
“Era un momento en el que Patagones explotaba económicamente, con una amplia zona de producción a su servicio. Fue entonces cuando el Banco vio que Patagones precisaba una sucursal, porque había que viajar hasta Bahía Blanca en La Galera de Mora, durante tres días, para poder ir a hacer un depósito bancario; y por iniciativa de don Pedro Luro se creó la sucursal. Pero no se conseguía casa, porque era un momento de fuerte demanda y especulación inmobiliaria en la población. Entonces don José Fagnano, que era rápido para los negocios, dijo :saco todas mis cosas de acá y le alquilamos esta casa al Banco; porque sabía que Patagones no se podía quedar sin sucursal bancaria”; sostuvo Bustos, al hablar en el acto de inauguración de la ampliación.
Entre 1884 y 1889 el Banco de la provincia funcionó en la casa de la esquina de las calles Roca y Dr. Baraja (hoy Biedma y Pasaje del Muelle); mientras que la contigua fue vendida a don Francisco Arró (el fundador de las aguas corrientes en Patagones) y poco más tarde, nuevamente en poder de los salesianos a partir de 1885, fue morada para el obispo Juan Cagliero, que acababa de llegar para fundar la obra de Don Bosco en la Patagonia.
En 1889 la misión salesiana se mudó a Viedma y en esa casona se instaló el almacén de ramos generales del inmigrante italiano Belisario Lavorartuonovo, que recién llegaba a Patagones. En la esquina, tras el cierre de la sucursal del Banco Provincia, consecuencia de la crisis de 1894, se instaló el Banco de la Nación Argentina, hasta la inundación de 1899. La crecida de las aguas arrasó con las dos construcciones que estamos observando a través del paso de los tiempos.
Nuevo siglo, pleno impulso
Los dos locales fueron reconstruidos y la intensa vida portuaria de los primeros años del siglo 20 favoreció las actividades mercantiles. En la esquina abrió su taller la carpintería de José Melluso, que había llegado en 1899, dejando en Italia a su esposa, Francisca Parisi, y un pequeño hijo. Estuvo allí hasta 1928, y en el ínterin también se instalaron en otros espacios del salón, la sastrería de Juan Patané, y la oficina de fletes (en carro a caballo, por supuesto) de Catellani.
En la casa de al lado Lavoratornuovo progresaba con su local, hasta que la muerte lo sorprendió en 1905. Al frente del negocio, que entre otros rubros importantes tenía la representación de la cerveza Pilsen, siguió su segunda esposa Emilia Ferrari con sus hijos. En 1930 el fracaso de un emprendimiento agrícola por parte de uno de sus vástagos, Alfredo, llevó a la firma comercial a la ruina, y sobrevino más tarde el remate judicial del inmueble. Lo compró Argentino Di Luca e instaló una fonda.
En la esquina, en tanto, después que Melluso se mudó a la calle Paraguay (donde hoy está el gimnasio de María Auxiliadora) comenzó una sucesión de comercios de corta duración, almacenes y despachos de bebidas, de distintas firmas.
El abandono, desde los 50
“El puerto de Patagones comenzó a declinar en los años 40, primero con la clausura de los embarques de ultramar y después con la suspensión de la flota que navegaba aguas arriba, hubo una breve época de recuperación con la industria del cazón a fines de esa década, y finalmente el abandono se apropió del sitio” reseñó Bustos.
Durante tres décadas la zona del puerto de Patagones sólo cobijó inquilinatos y conventillos, los muelles se deterioraron, los locales comerciales otrora bulliciosos en una especie de torre de Babel donde se hablaban varios idiomas quedaron en el silencio de la frustración.
Fue a partir de 1986 cuando el perfil de la zona empezó a cambiar, con la recuperación de la casona de la esquina y la posterior mudanza del Museo Histórico Regional, que hasta entonces pertenecía a la Municipalidad y funcionaba en un la planta baja de la sede comunal, sobre calle 7 de Marzo.
Las obras de recuperación de la costa, por cuenta de la Municipalidad y la AIC; la pavimentación e iluminación con pintorescas farolas en tiempos del intendente Magdaleno
Ramos; y el impulso a la revalorización del patrimonio histórico en la gestión iniciada por Ricardo Curetti hace 10 años le cambiaron el perfil a la zona.El camino iniciado por Emma Nozzi (Bustos recordó que llegó a pagar con sus ahorros el alquiler de la Casa Cagliero, mientras se esperaba que el Banco la comprara) se abonó también con el apoyo del arquitecto Alberto De Paula, desde de la dirección del Archivo y Museo Arturo Jauretche del Banco Provincia primero, y en la presidencia de la Comisión de Lugares y Monumentos Históricos después. Fue el logro de su gestión, en el 2003, la declaratoria de Monumentos y Sitios Históricos para varios lugares del Casco Antiguo de Carmen de Patagones.
El orgullo, ahora
Como decía al principio este cronista. La reciente inauguración de las instalaciones recicladas de la casa contigua a la sede principal del Museo Emma Nozzi renueva el orgullo que todos los habitantes de la zona debemos sentir por esta institución y su magnífico edificio. Se cumplirán, dentro de pocos días, diez años de la desaparición física de la inolvidable Emma Nozzi. Esta obra tiene la huella de su estilo.
(Para esta nota prestaron su amable colaboración Edgardo “Petty” Melluso y Alfredo Lavoratornuovo, nietos de José y Belisario, aquellos inmigrantes que tanto trabajo y pasión pusieron en la calle Roca, hace más de un siglo.)
No existe otro lugar, en nuestro país, donde la acción del Estado, a través de la conjunción de intereses de los gobiernos municipal y provincial, haya producido un hecho de esta importancia. El Museo Histórico Regional de Carmen de Patagones cuenta con una infraestructura edilicia de carácter singular, donde confluyeron adecuados criterios de preservación y conservación del patrimonio arquitectónico, y una visión actualizada sobre la proyección cultural para una entidad de esa naturaleza.
Todo esto merced a una entidad financiera, el Banco de la Provincia de Buenos Aires, que en respuesta a los lineamientos de su gobierno provincial invierte en cultura, y apuesta al futuro con el rescate de la identidad del pueblo de Patagones.
En una esquina toda la historia
En estas mismas páginas de Noticias de la Costa el domingo 16 de noviembre de 2008 se publicó el artículo titulado “En una esquina del puerto de Patagones, donde se cruzaron todos los destinos, hoy funciona el museo Emma Nozzi”.
Este cronista escribió, aquella vez, que “Hoy es la intersección de las calles Juan José Biedma y Pasaje del Muelle, y allí encontramos la sede del Museo Histórico Regional “Emma Nozzi”, de Carmen de Patagones. Pero los archivos delatan otros usos anteriores: capilla, colegio religioso, sucursal bancaria, carpintería, bar, almacén, escritorio de una firma saladera y pensión. Todos los destinos se cruzan en esa esquina.
Toda la historia de Patagones, la síntesis de sus etapas de bonanza y decadencia económica y por lo tanto social, los vestigios de las primeras acciones evangelizadoras hacia la Patagonia, y seguramente cientos de episodios de la vida cotidiana, que sería imposible clasificar, han ocurrido en esa esquina. El sitio es, desde el año 1988 la casa del museo de Patagones y fue allí donde la querida e inolvidable Emma Nozzi, su fundadora, transcurrió los últimos 12 años de su vida en fructífera labor.”
Ha pasado poco más de un año. El memorable acto del día 2 de diciembre da lugar a una nota de contenido similar, agregando ahora las referencias sobre la denominada “Casa Cagliero”, que corresponde a la ampliación que acaba de anexarse al museo Nozzi. Los datos fueron tomados de la alocución del profesor Jorge Bustos, director de la entidad histórica; de un folleto editado por la misma institución; y de testimonios de dos memorioso vecinos, descendientes de itálicos inmigrantes que ocuparon hace un siglo esas construcciones recuperadas actualmente.
Lazaristas, salesianos y el banco
La casa de la esquina, que había pertenecido a la firma comercial naviera y agrícola Aguirre y Murga, y la otra contigua, fueron compradas en 1877 por el sacerdote Emilio Savino, misionero de los Lazaristas, quien con el respaldo de arzobispo de Buenos Aires, monseñor Federico Aneiros, intentó organizar un colegio religioso e iniciar la evangelización de los indígenas. Tras el fracaso de este proyecto las dos propiedades pasaron a los sacerdotes salesianos, encabezados por monseñor José Fagnano.
En 1884 llegó a Carmen de Patagones un enviado del Banco de la Provincia de Buenos Aires, don Martiniano Sánchez.
“Era un momento en el que Patagones explotaba económicamente, con una amplia zona de producción a su servicio. Fue entonces cuando el Banco vio que Patagones precisaba una sucursal, porque había que viajar hasta Bahía Blanca en La Galera de Mora, durante tres días, para poder ir a hacer un depósito bancario; y por iniciativa de don Pedro Luro se creó la sucursal. Pero no se conseguía casa, porque era un momento de fuerte demanda y especulación inmobiliaria en la población. Entonces don José Fagnano, que era rápido para los negocios, dijo :saco todas mis cosas de acá y le alquilamos esta casa al Banco; porque sabía que Patagones no se podía quedar sin sucursal bancaria”; sostuvo Bustos, al hablar en el acto de inauguración de la ampliación.
Entre 1884 y 1889 el Banco de la provincia funcionó en la casa de la esquina de las calles Roca y Dr. Baraja (hoy Biedma y Pasaje del Muelle); mientras que la contigua fue vendida a don Francisco Arró (el fundador de las aguas corrientes en Patagones) y poco más tarde, nuevamente en poder de los salesianos a partir de 1885, fue morada para el obispo Juan Cagliero, que acababa de llegar para fundar la obra de Don Bosco en la Patagonia.
En 1889 la misión salesiana se mudó a Viedma y en esa casona se instaló el almacén de ramos generales del inmigrante italiano Belisario Lavorartuonovo, que recién llegaba a Patagones. En la esquina, tras el cierre de la sucursal del Banco Provincia, consecuencia de la crisis de 1894, se instaló el Banco de la Nación Argentina, hasta la inundación de 1899. La crecida de las aguas arrasó con las dos construcciones que estamos observando a través del paso de los tiempos.
Nuevo siglo, pleno impulso
Los dos locales fueron reconstruidos y la intensa vida portuaria de los primeros años del siglo 20 favoreció las actividades mercantiles. En la esquina abrió su taller la carpintería de José Melluso, que había llegado en 1899, dejando en Italia a su esposa, Francisca Parisi, y un pequeño hijo. Estuvo allí hasta 1928, y en el ínterin también se instalaron en otros espacios del salón, la sastrería de Juan Patané, y la oficina de fletes (en carro a caballo, por supuesto) de Catellani.
En la casa de al lado Lavoratornuovo progresaba con su local, hasta que la muerte lo sorprendió en 1905. Al frente del negocio, que entre otros rubros importantes tenía la representación de la cerveza Pilsen, siguió su segunda esposa Emilia Ferrari con sus hijos. En 1930 el fracaso de un emprendimiento agrícola por parte de uno de sus vástagos, Alfredo, llevó a la firma comercial a la ruina, y sobrevino más tarde el remate judicial del inmueble. Lo compró Argentino Di Luca e instaló una fonda.
En la esquina, en tanto, después que Melluso se mudó a la calle Paraguay (donde hoy está el gimnasio de María Auxiliadora) comenzó una sucesión de comercios de corta duración, almacenes y despachos de bebidas, de distintas firmas.
El abandono, desde los 50
“El puerto de Patagones comenzó a declinar en los años 40, primero con la clausura de los embarques de ultramar y después con la suspensión de la flota que navegaba aguas arriba, hubo una breve época de recuperación con la industria del cazón a fines de esa década, y finalmente el abandono se apropió del sitio” reseñó Bustos.
Durante tres décadas la zona del puerto de Patagones sólo cobijó inquilinatos y conventillos, los muelles se deterioraron, los locales comerciales otrora bulliciosos en una especie de torre de Babel donde se hablaban varios idiomas quedaron en el silencio de la frustración.
Fue a partir de 1986 cuando el perfil de la zona empezó a cambiar, con la recuperación de la casona de la esquina y la posterior mudanza del Museo Histórico Regional, que hasta entonces pertenecía a la Municipalidad y funcionaba en un la planta baja de la sede comunal, sobre calle 7 de Marzo.
Las obras de recuperación de la costa, por cuenta de la Municipalidad y la AIC; la pavimentación e iluminación con pintorescas farolas en tiempos del intendente Magdaleno
Ramos; y el impulso a la revalorización del patrimonio histórico en la gestión iniciada por Ricardo Curetti hace 10 años le cambiaron el perfil a la zona.El camino iniciado por Emma Nozzi (Bustos recordó que llegó a pagar con sus ahorros el alquiler de la Casa Cagliero, mientras se esperaba que el Banco la comprara) se abonó también con el apoyo del arquitecto Alberto De Paula, desde de la dirección del Archivo y Museo Arturo Jauretche del Banco Provincia primero, y en la presidencia de la Comisión de Lugares y Monumentos Históricos después. Fue el logro de su gestión, en el 2003, la declaratoria de Monumentos y Sitios Históricos para varios lugares del Casco Antiguo de Carmen de Patagones.
El orgullo, ahora
Como decía al principio este cronista. La reciente inauguración de las instalaciones recicladas de la casa contigua a la sede principal del Museo Emma Nozzi renueva el orgullo que todos los habitantes de la zona debemos sentir por esta institución y su magnífico edificio. Se cumplirán, dentro de pocos días, diez años de la desaparición física de la inolvidable Emma Nozzi. Esta obra tiene la huella de su estilo.
(Para esta nota prestaron su amable colaboración Edgardo “Petty” Melluso y Alfredo Lavoratornuovo, nietos de José y Belisario, aquellos inmigrantes que tanto trabajo y pasión pusieron en la calle Roca, hace más de un siglo.)