domingo, 6 de junio de 2010

Tres momentos de la prensa gráfica de Patagones y Viedma en el siglo 20

La publicación salesiana apareció entre 1903 y 1947, con fuerte contenido religioso y embates contra otros periódicos locales
La Nueva Era no disimuló, en cierta etapa, su adhesión al partido Conservador y sus figuras. (arriba). Voz Rionegrina tenía un extraño estilo gráfico para la época, como consecuencia de estar impreso con un sistema gráfico offset todavía experimental en esos años. (abajo)


Desde la aparición del semanario “El Río Negro” de los hermanos Julio y Bernardo Guimaraens, el 15 de junio de 1879, la actividad del periodismo gráfico ha sido muy prolífica en la ciudades hermanas de Carmen de Patagones y Viedma. En vísperas de la celebración del Día del Periodista se recuerdan, en esta crónica, tres publicaciones que marcaron la historia.

“Flores del Campo”, vocero no disimulado del pensamiento clerical y herramienta de propaganda de la orden salesiana; “La Nueva Era” expresión liberal, claramente embanderada con los gobiernos conservadores, en un tiempo, y al servicio de la Unión Cívica Radical de Pueblo más tarde; y “Voz Rionegrina”, arriesgado emprendimiento bajo la forma de cotidiano, en defensa de los intereses del Valle Inferior, son los tres casos que se ponen bajo la lupa, en apretado comentario.
Flores de parroquia
El 17 de mayo de 1903 salió el primer número de “Flores del Campo”.Los historiadores Jorge Entraigas y Héctor Rey, decían hace más de una década en la revista “La Galera que “no caben dudas que Flores del Campo nació a modo de respuesta de los ataques permanentes que la Iglesia soportaba desde otros periódicos locales”.
“No en vano en su primer número afirma enfáticamente que hay que combatir la mala prensa que es la que ataca la moral, la religión y la fama del prójimo tachando a quienes niegan a Cristo de herejes, apóstatas, incrédulos e impíos, expresión de la corrupción del corazón, del odio satánico, interés y espíritu sectario”, agrega la nota.
Debe destacarse, en este punto, que el periódico salesiano cumplió con creces el propósito manifiesto, con artículos bien escritos, de prosa elegante y cuidado vocabulario. Eran tiempos en que la Iglesia hacía ferviente campaña de captación de adeptos entre los sectores más humildes y miraba con interés a la clase trabajadora, para competir con el creciente y revoltoso movimiento sindical anarco-socialista. Así, en paralelo a la creación de los Círculos Católicos de Obreros (que hoy subsisten en Viedma y Patagones sólo como lugares de esparcimiento y copas) desde las páginas de “Flores del Campo” se difundía la doctrina social del catolicismo.
Pero no se descuidaban los reflejos del vasto accionar de la misión salesiana y de la intensa vida social-cultural de la época, en los colegios curas y monjas, en los salones municipales y las bibliotecas; por lo cual se constituyó durante los 44 años continuados de aparición semanal en un punto de referencia obligado.
Por otra parte la imprenta montada en el colegio San Francisco de Sales, para editar “Flores del Campo”, cartillas evangélicas y libros de misa, fue la escuela tipográfica más importante de la región, de la que saldrían decenas de trabajadores gráficos muy bien capacitados.
Lamentablemente en el Archivo Histórico Provincial sólo se pueden encontrar algunos números sueltos de las más de 2.000 ediciones consecutivas de “Flores del Campo”, que con 800 ejemplares de distribución local y regional constituía en aquellos tiempos un verdadero récord periodístico.
Era de varias décadas
Muy habitualmente recurrimos a las amarillentas páginas de ejemplares del periódico “La Nueva Era” que aún después de haber dejado de aparecer hace muchos años sigue reteniendo el prestigio de haber sido el medio de la prensa escrita de la Comarca de Patagones y Viedma de mayor duración en el tiempo, con cambios en su dirección, propiedad y orientación. Apareció el 24 de diciembre de 1903, dirigido por Mario Mateucci y Enrique Mosquera; y tuvo publicación semanal regular hasta la década del 60. Bajo el comando de su último editor-director, el recordado Reinaldo Altamirano, registró apariciones esporádicas hasta 1987 en relación con hechos de gran trascendencia local como lo fueron, por caso, el festejo del bicentenario de la fundación de Patagones y Viedma.
En sus tiempos de esplendor, entre los años 20 al 40, “La Nueva Era” se jugó en defensa y proselitismo de los gobiernos conservadores, tal como lo muestra la reproducción de la portada que acompaña esta nota. En los años 60, bajo la dirección de Zarhuel P. de Rodríguez, giró hacia el radicalismo y mantuvo esa línea, ya en manos de Altamirano; que antes había editado, en la misma orientación, el semanario “El Tiempo” de corta duración.
Este órgano de la prensa local nunca tuvo talleres gráficos propios, y se imprimió durante el mayor lapso de su existencia en la imprenta Martínez y Rodríguez de Bahía Blanca.
Gran parte de la colección de los primeros 60 años de “La Nueva Era”, fuente inagotable de investigación para historiadores y cronistas, se puede encontrar en la biblioteca del Museo Histórico Regional Emma Nozzi de Carmen de Patagones, y en el ya referido Archivo Histórico Provincial.
Una voz del valle inferior
El 14 de febrero de 1964 apareció en Viedma el primer diario del Valle Inferior, titulado “Voz Rionegrina”, como un emprendimiento de la familia De Rege, con participación minoritaria de conocidos vecinos de la capital de la provincia de Río Negro.
Cuando ganó la calle el primer ejemplar de “Voz Rionegrina” hacía apenas nueve meses que había comenzado sus emisiones la emisora radial LU 15 radio Viedma. El periodista que se puso al frente de la novel publicación era Estanislao Dedobrinzky, y provenía de la ciudad de Buenos Aires, en donde había ejercido la profesión en diversos medios.
La redacción y talleres propios de “Voz Rionegrina” se instalaron en un amplio edificio de la esquina de la avenida 25 de Mayo con Garrone, que actualmente y después de haber pertenecido al desaparecido Banco de la Provincia de Río Negro alberga al Consejo Provincial de la Función Pública.
En la planta periodística inicial figuraban Galo Martínez (conocido periodista local, fallecido a fines del año 2009), María del Pilar Vila (hoy destacada docente universitaria), Edgardo Cardone (abogado y profesor de historia radicado en Buenos Aires), Raquel Borobia (también docente) y Ana María De Rege (retirada de la Municipalidad de Viedma) quien se encargaba de la muy leída sección de notas sociales. En la administración del diario “Voz Rionegrina” estaban Jacobo Alberto Abrameto (más tarde concejal radical municipal) y Amleto Fossati, retirado de la policía rionegrina. Tras el alejamiento de Dedobrinzky la dirección la ejerció, entre 1966 y 1968, Omar Nelson Livigni –quien para entonces ya era informativista de LU 15 Radio Viedma- y después la ocuparon, en distintos períodos, Luis Jaroslavsky, un joven inquieto de interesantes iniciativas culturales, hijo del juez civil Abraham Jaroslavsky; Abel Julio Cuenca y Edgardo Cardone, hasta el cierre de la publicación en 1975.
“Voz Rionegrina” fue el segundo diario del país que se imprimía en sistema offset, una técnica de armado en la que se dejaba de lado el plomo y se la reemplazaba por láminas fotográficas.
En el primer número la nota editorial puntualiza “Voz Rionegrina ya está en la calle, nacida como un pregón austral al servicio de la región y del país, solo le resta demostrar que su vocación de lealtad a estos ideales es insobornable. Ni política partidista, ni política menuda, únicamente independencia de criterio para ver con claridad donde está la verdad y donde la mentira, donde el acierto y donde el error, para señalarlo todo como un espejo fiel, sin dejarse empañar por la adulación interesada….”
En sus páginas se reflejan temas del progreso de Viedma y su región, con una nota de gran despliegue, bajo la firma del ingeniero Juan Vicente Vía, sobre el Instituto de Desarrollo del Valle Inferior que recién se ponía en marcha; y también se le da amplio espacio a la actividad cultural, con una crónica sobre el grupo teatral “El Despertador” que dirigía Francisco Javier en la biblioteca Mitre.
En un recuadro se detallan los integrantes del directorio de la Sociedad Anónima Patagónica Editorial e Impresora de “Voz Rionegrina”. Presidente: Roberto De Rege; vicepresidente, Néstor Diego Miguel; directores titulares Estanislao Dedobrinzky, Pascual Atilio Guidi, Armando Guillermo Viotti, Rolando Riobó, Cándido Campano; suplentes Herminio Cévoli, Andrés Iribarren. Síndico titular: Lino Tollo; suplente. Jorge Murad.
Los problemas técnicos, en mayor medida como consecuencia de la falta de ajuste de aquella maquinaria casi experimental en el país; y la falta de apoyo comercial, fueron socavando el emprendimiento, hasta su desaparición, en 1972.
Algunos ejemplares dispersos de “Voz Rionegrina” se hallan en el Archivo Histórico Provincial; pero una colección completa, en impecable estado, fue guardada por Galo Martínez en su biblioteca personal y ahora se conserva, como legado póstumo suyo, en la Asociación Amigos de lo Nuestro, en donde se tomaron las reproducciones que ilustran esta nota.