Presentan una publicación con las crónicas de Chiquito Sabbatella, uno de los famosos mellizos de Patagones
Se llamaba Angel José Sabbatella, pero fue siempre conocido como Chiquito Sabbatella (y sigue siéndolo, en la memoria de amigos y parientes). Era uno de los dos idénticos gemelos Sabbatella, nacidos el 28 de octubre de 1933 en el hogar de Mario Félix Sabbatella y Anunciada Génova; destacados protagonistas de la vida social y deportiva de Carmen de Patagones y Viedma entre los ’50 y los ’60. Fue jugador de básquet y director técnico en Jorge Newbery, dirigente de ese club y de aquella aventura deportiva e institucional llamada Anavi; más tarde fundador del Deportivo Valle Inferior (Depovi).
Espíritu inquieto por todo lo que fuera deportivo, promovió el golf de la comarca, integró todas las comisiones directivas a las que fue invitado (y fueron muchas); y, como si fuera poco, se dedicó con éxito a la actividad comercial, con su profesión de técnico óptico, también en el rubro de joyería y relojería. Formó una familia con Gladys Mirna Garrafa y tuvo cuatro hijos (dos de ellos varones y gemelos), que le aportaron ocho nietos. En suma, a Chiquito Sabbatella se lo conoció por diferentes facetas de su vida, pero sin embargo sólo algunos pocos (su mujer y sus hijos, los más íntimos allegados) supieron de la vocación de cronista y recopilador de la llamada “historia chica”, que se le despertó en los últimos años de su vida. Una pasión de curiosos y excitantes ribetes que lo movilizaba interiormente; y también le sirvió de terapia y entretenimiento, en algún momento triste como cuando en octubre de 1999 perdió súbitamente a su gemelo Mario Félix (el Gordo).
Fue su propia muerte, el 21 de marzo de 2002, el límite infranqueable de esa afición intensa y afectiva por detalles de la historia de su familia y de su pueblo. Chiquito le confiaba a sus seres queridos los descubrimientos que realizaba, compartía con ellos alguna ligazón insólita de su linaje que de pronto se le aparecía en la charla con un vecino memorioso. Todo lo apuntaba en textos mecanografiados, en parte como si fuese un diario de vida. Las carpetas quedaron guardadas más de seis años. Hasta que en este otoño de 2008 sus hijos Mario y Luis acercaron a este cronista el material escrito por Chiquito. Una síntesis de sus relatos apareció en las páginas dominicales de “Perfiles y Postales” en el diario Noticias de la Costa. Pero… entusiasmados con la posibilidad de darle mayor difusión al trabajo de su padres los hermanos Mario y Luis se acercaron al Museo de Patagones y lograron apoyo institucional para su publicación, bajo el formato de un pequeño libro.
Este viernes 7 de noviembre, a las 20, en el Museo de Patagones se presentará en público esta obra, bajo la realización gráfica de Ediciones La Lámpara y María Cristina Casadei.
Se llamaba Angel José Sabbatella, pero fue siempre conocido como Chiquito Sabbatella (y sigue siéndolo, en la memoria de amigos y parientes). Era uno de los dos idénticos gemelos Sabbatella, nacidos el 28 de octubre de 1933 en el hogar de Mario Félix Sabbatella y Anunciada Génova; destacados protagonistas de la vida social y deportiva de Carmen de Patagones y Viedma entre los ’50 y los ’60. Fue jugador de básquet y director técnico en Jorge Newbery, dirigente de ese club y de aquella aventura deportiva e institucional llamada Anavi; más tarde fundador del Deportivo Valle Inferior (Depovi).
Espíritu inquieto por todo lo que fuera deportivo, promovió el golf de la comarca, integró todas las comisiones directivas a las que fue invitado (y fueron muchas); y, como si fuera poco, se dedicó con éxito a la actividad comercial, con su profesión de técnico óptico, también en el rubro de joyería y relojería. Formó una familia con Gladys Mirna Garrafa y tuvo cuatro hijos (dos de ellos varones y gemelos), que le aportaron ocho nietos. En suma, a Chiquito Sabbatella se lo conoció por diferentes facetas de su vida, pero sin embargo sólo algunos pocos (su mujer y sus hijos, los más íntimos allegados) supieron de la vocación de cronista y recopilador de la llamada “historia chica”, que se le despertó en los últimos años de su vida. Una pasión de curiosos y excitantes ribetes que lo movilizaba interiormente; y también le sirvió de terapia y entretenimiento, en algún momento triste como cuando en octubre de 1999 perdió súbitamente a su gemelo Mario Félix (el Gordo).
Fue su propia muerte, el 21 de marzo de 2002, el límite infranqueable de esa afición intensa y afectiva por detalles de la historia de su familia y de su pueblo. Chiquito le confiaba a sus seres queridos los descubrimientos que realizaba, compartía con ellos alguna ligazón insólita de su linaje que de pronto se le aparecía en la charla con un vecino memorioso. Todo lo apuntaba en textos mecanografiados, en parte como si fuese un diario de vida. Las carpetas quedaron guardadas más de seis años. Hasta que en este otoño de 2008 sus hijos Mario y Luis acercaron a este cronista el material escrito por Chiquito. Una síntesis de sus relatos apareció en las páginas dominicales de “Perfiles y Postales” en el diario Noticias de la Costa. Pero… entusiasmados con la posibilidad de darle mayor difusión al trabajo de su padres los hermanos Mario y Luis se acercaron al Museo de Patagones y lograron apoyo institucional para su publicación, bajo el formato de un pequeño libro.
Este viernes 7 de noviembre, a las 20, en el Museo de Patagones se presentará en público esta obra, bajo la realización gráfica de Ediciones La Lámpara y María Cristina Casadei.